La llegada de las vacaciones de verano supone muchos cambios en una familia. Los horarios se modifican por completo al no haber clase, hay más libertad para decidir cuando hacer determinadas cosas y las comidas también se ven influenciadas por los estos cambios y por el calor que hace.
Al no tener que cumplirse con un horario estricto, como ocurre durante el curso escolar, los padres tienden a ser más permisivos, especialmente si estamos de vacaciones. Esto puede ocasionar que nos relajemos con los menús que damos a nuestros hijos. Además, al estar más tiempo en la calle hay más posibilidades de acabar cayendo ante la tentación de comprarles chuches o helados para sustituir lo que fueran a merendar.
Beber agua es fundamental
Hazlo en casa
Las tentaciones culinarias son muchas cuando se está fuera de casa y cuando pensamos en la hora de merendar lo más apetecible es un helado, un bollo o una bolsa de patatas fritas. Se trata de comida que a los niños les encanta, incluso a los padres, y que tenemos a mano cuando vamos a la piscina. Basta acercarse al bar y encontraremos un variados surtido de comida preparada capaz de hacer las delicias de cualquiera. Se lo tomarían para merendar sin rechistar.
Sin embargo no son saludables. Por lo general ninguna comida empaquetada que se pueda encontrar en la piscina es la mejor opción para los hijos, pero sí la más rápida. Por ello los padres pueden caer en la tentación de comprársela y solucionar de este modo la hora de merendar.
Para evitarlo lo mejor es llevar la comida para los hijos de casa. Al tiempo que los padres les preparan la mochila con la ropa seca, la toalla y la protección para el sol pueden resolver algo para merendar. Apenas les llevará un par de minutos, no hace falta perderse en complicadas elaboraciones.
Lo más importante es que se trate de una comida que les aporte energía, porque la van a necesitar si pasan la tarde en la piscina. También ha de ser capaz de mantenerse en buenas condiciones a pesar del calor y no ha de ser pesada al estómago, porque los niños no van a aguantar mucho tiempo quietos en la toalla después de haber merendado. Y es interesante que también les proteja del calor y del sol, es decir que les hidrate.
Los yogures líquidos pueden ser una buena opción
La fruta es un acompañante perfecto para un bocadillo o sandwich. A la hora de plantear llevar este tipo de comida a la piscina hay que elegir con acierto los ingredientes por el calor que va a hacer. Lo más recomendable son productos que no vayan a derretirse. Jamón serrano, chorizo o queso son algunos de los rellenos que mejor soportan las altas temperaturas. Por lo general también lo hace mejor el pan de barra que el de sandwich.
Si un bocadillo resulta demasiado cargante se puede optar por los derivados lácteos por excelencia: los yogures. Tener que llevar la cuchara para comerlos puede ser un engorro y acabarán por perder el cubierto. Para las meriendas fuera de casa resultan muy prácticos los yogures líquidos, que se presentan en dosis individuales y que los niños pueden desechar una vez consumidos.
Comida no recomendada
A la hora de plantear un menú saludable para merendar en la piscina puede resultar más práctico decir aquella comida que no se recomienda. Ya desechamos anteriormente la bollería industrial, los chuches y las patatas fritas. Un helado de vez en cuando no hace daño, pero no es bueno tomarlo como merienda habitual porque están cargados de azúcar.
Tampoco el chocolate. Tiene un gran aporte calórico pero se derrite en cuanto hace un poco de calor así que no resulta fácil de consumir. A la hora de mantener los alimentos en buenas condiciones lo mejor es transportarlos en fiambreras. Optar por las de plástico porque las de cristal pueden romperse y provocar un accidente indeseado. Las bolsas con cierre hermético son también muy prácticas y no hace falta preocuparse de si volverán a traerlas a casa porque son de un sólo uso.
Hidratarse ante el sol y el calor
La comida es importante, pero cuando los hijos acuden a la piscina, ya sea solos o acompañados, una de las principales preocupaciones de sus padres son el calor y el sol. Para reducir sus efectos lo mejor es estar hidratado y eso se consigue bebiendo mucho, especialmente agua.
Los alimentos con azúcar, casi prohibidos
Es importante que la bebida que vayan a consumir los niños esté fresca pero no excesivamente frío porque al contraste con el calor que puede hacer puede llegar a provocar cortes de digestión. Lo mismo ocurre con la comida que se tome para merendar. Los niños han de esperar a hacer la digestión antes de volver a lanzarse al agua de la piscina. Dado que los alimentos no son tan contundentes como los de la comida la espera será menor y rondará la hora.