La ciencia puede ser tan sorprendente como un truco de magia, explicando hechos que en principio parecen estar fuera de toda razón. La experimentación y la observación es la base de la ciencia, permitiendo interpretar y dar respuesta a fenómenos naturales, sociales y artificiales. Si quieres que tu hijo empiece a entusiasmarse con la ciencia de forma sencilla y divertida, aquí tienes la solución: una serie de juegos que podrán realizar en casa los más pequeños con resultados sorprendentes que les alucinará tanto a ellos como a ti.
1. Observad los píxeles de la pantalla de un móvil
Este es uno de los juegos de ciencias más sencillos para niños y consiste en crear pequeñas gotas de agua sobre la pantalla de un teléfono móvil o de una tablet que se comportarán como pequeñas lentes que permitirán observar de cerca los píxeles de la pantalla. ¿Y qué son los píxeles? Son pequeños emisores de luz que conforman todo tipo de pantallas: móviles, televisiones, ordenadores... Para comenzar el experimento tendrás que echar un poco de agua sobre la pantalla del dispositivo que vayas a utilizar. Te recomendamos que utilices un pulverizador de agua para que ésta caiga en pequeñas cantidades y no estropee el dispositivo electrónico. Además, la pantalla tendrá que estar desbloqueada. Luego tu hijo podrá observar que en cada gotita se pueden apreciar los colores verde, azul y rojo -colores que conforman el sistema RGB, el utilizado en los sistemas que forman imágenes a través de rayos de luz-. Si no conseguís apreciarlo puede deberse a que las gotas son demasiado grandes. Corrígelo moviendo la pantalla de forma horizontal mientras soplas sobre ella.
2. Fabricad vuestro espectroscopio casero
Un espectroscopio es un instrumento que se utiliza para descomponer la luz en su espectro para así poder analizar diferentes propiedades como como su intensidad luminosa o medir el estado de polarización. Con este espectroscopio casero, los niños podrán juegos a descomponer la luz blanca en los diferentes colores que la componen. Lo primero que necesitaréis será una caja de cartón rectangular o cuadrada como una caja de cereales o de zapatos que deberéis cerrar completamente con un poco de cinta adhesiva, de forma que no queden huecos por los que pueda entrar luz. Luego realiza dos cortes de unos 5 centímetros en cada una de las caras laterales de la caja, más o menos con un ángulo de unos 60 º con respecto a la vertical.
Usa una regla para marcar con lápiz las zonas que deberás recortar y en las líneas oblicuas que has trazado coloca un CD o DVD viejo con la cara reflectante colocada hacia arriba; es decir, mirando hacia el lado corto de la caja. A continuación, recortad un pequeño agujero con forma de cuadrado en el lado contrario de la caja para que puedas ver a través de él el disco. Por último, haced una pequeña ranura en el lado largo de la caja a la misma altura que el CD para que la luz entre a través de ella e incida sobre el disco. Ahora sólo queda mirar a través de la mirilla y alucinar en colores con lo que puede hacer las ciencias.
3. Cristales de colores en forma de piruletas para niños
Este es uno de los juegos de ciencias que puede disfrutarse tanto haciéndolo como luego comiéndolo. Cuando el agua se junta con el azúcar se forman pequeños cristales con los que se puede hacer un delicioso rock candy casero. Para comenzar este experimento tendréis que mezclar 1 taza de azúcar con otra taza de agua en una olla y ponerla a calentar a fuego medio-alto hasta que el azúcar se disuelva por completo. Luego vuelve a agregar otra taza de azúcar hasta que compruebes que el azúcar ya no se disuelve -para ello quizá tengas que agregar una segunda taza de azúcar adicional-. Cuando la mezcla esté lista, repartidla en diferentes tarros y añadir colorante alimentario de diferentes tonos en cada uno de ellos. Si queréis también podéis añadir un poco de saborizante. Por último, meted varios palitos de helado o de brocheta en cada uno de los tarros y poned una pinza en la parte superior para que haga peso y evite que los palos floten.
Poco a poco veréis cómo se empiezan a formar cristales en los palitos, un proceso que lleva días. Por ello es mejor que dejéis los tarros en un sitio con poca luz y que no los mováis durante aproximadamente una semana y media. Así que, niños, tendréis que armaros de paciencia. Pero, ¿por qué se forman estos cristales? Este proceso se conoce como nucleación. Algunas sustancias como el azúcar están formadas por pequeños granos o cristales que se forman durante el proceso de solidificación; es decir, cuando pasan de un estado líquido a un estado sólido.
4. Agujerea una bolsa de agua
Para realizar este experimento con éxito es necesario utilizar bolsas de zip-up, ya que están hechas de polímeros -moléculas flexibles que aportan elasticidad a la bolsa de plástico-. Llenad una de las bolsas con agua hasta la mitad y luego cerradla. A continuación, coged un lápiz circular y muy afilado y poco a poco ir introduciendo el lápiz a través del plástico de la bolsa -lo mejor es que lo hagáis manteniendo el lápiz lo más recto posible para que al agujero no sea demasiado grande- y comprobaréis como no se sale ni una gota de agua. Eso sí, es mejor que tengáis cuidado cuando saquéis el lápiz u os empaparéis. La explicación es muy sencilla. El plástico de la bolsa llena de agua está sometido a cierta presión, por lo que si en esas circunstancias se hace un agujero sobre él el polímero tratará de volver a crear su cadena de monómeros alrededor del agujero. De esta forma se mantendrá la tensión superficial entre los distintos puntos y a penas dejará espacio entre el plástico y el lápiz, por lo que el agua no se puede escapar.
5. Cambiad el color de las flores
¿Queréis teñir los pétalos de las flores de los colores que más os gustan? Llenad un par de tarros vacíos con agua y echad en cada uno de ellos unas gotas de colorante vegetal -el resultado será mejor si utilizáis distintos colores-. Luego introducid varias flores con tallo en cada uno de los botes y en algunas horas veréis como sus pétalos empiezan a teñirse. ¿Ciencias o magia? Este cambio se color se produce porque las plantas transportan el agua hasta las hojas y pétalos a través del tallo.