Comienza la cuenta atrás para la temporada estival. En apenas unos días los colegios darán vacaciones a los niños y habrá que empezar a pensar qué hacer con ellos durante todo el verano. Las opciones para conciliar vida familiar y laboral están a la orden del día, por suerte, porque las vacaciones convencionales no duran tanto como las escolares.
En la mayor parte de ciudades existen escuelas de verano, talleres de diversas temáticas o actividades deportivas a las que apuntar a los más pequeños de la casa. Acabarán por tener un horario lleno de cosas que hacer, tal como si estuvieran en la temporada lectiva, sólo que en vez de ir a clases se dedicarán principalmente a practicar juegos y a estar con sus amigos.
Sin embargo esta propuesta está bien para unos días, pero dado que son vacaciones ellos también se merecen descansar libres de despertadores, horarios e idas y venidas de unos a otros sitios. Ya están suficientemente estresados durante el curso como para seguir marcándoles tan de cerca en verano.
Los abuelos en verano
Si no podemos pasar las 24 horas del día por cuestiones de trabajo hay un recurso del probablemente hayamos echado mano en anteriores ocasiones: los abuelos. A nadie se le escapa que los abuelos son la salvación de muchos padres que trabajan. Lo son durante el curso, porque si tienen libertad de horarios pueden compenetrarse mejor con el calendario de los niños y lo son también en verano.
¿Los abuelos tienen una casa en el pueblo? Si es así no dudéis, si es que aceptan, en mandar a los pequeños una temporada con ellos. No se trata de librarse de los hijos durante los dos meses de verano y "empaquetárselos" a los abuelos. Hay que tener en cuenta además que pueden juntarse con varios niños pequeños al cargo si tenéis hermanos y todos pensáis igual. Para los hijos es una propuesta estupenda pasar las vacaciones con sus primos, aunque puede resultar agotadora para los abuelos.
Lo cierto es que un verano en el pueblo es más saludable, educativo y está lleno de juegos y diversión, mucho más que la ciudad. Todos los que hemos pasado las vacaciones en el pueblo cuando éramos pequeños recordamos esos momentos con gran alegría. A nuestros hijos les sucederá lo mismo.
Tus hijos pasarán menos horas jugando en el ordenador o viendo la televisión
En un pueblo todo el mundo acaba conociéndose, incluso aunque seas forastero. Y todos los niños acaban por convertirse en compañeros de juegos, aunque nunca se hubieran visto antes. Lo habitual es que los abuelos puedan despreocuparse de los menores -siempre y cuando tengan cierta edad- durante horas porque saben que estarán jugando en un lugar cercano y que, en caso de que ocurriera algo, podrían ser auxiliado por cualquier vecino.
Beneficios para los niños
Para los padres enviar a los hijos al pueblo puede suponer un alivio que no es una carga demasiado fuerte para los abuelos, pero sobre todo hay que tener en cuenta lo beneficioso que resulta para los pequeños pasar las vacaciones de verano allí. Con independencia de cual sea el pueblo todos ellos tienen en común que ofrecen multitud de posibilidades de diversión sin acudir a tiendas ni a gastos excesivos.
Una temporada en el pueblo es una lección de vida para cualquier niño. Puede aprender que las mejores cosas de la vida no cuestan dinero. Ir de picnic al bosque o improvisar una carrera con las bicicletas son experiencias totalmente novedosas y satisfactorias para los niños que están acostumbrados a pasar las tardes delante de un ordenador o de la televisión. Además, los juegos en el campo no son los mismos que en la ciudad. Unas vacaciones en el pueblo son la excusa perfecta para hacer una pequeña desintoxicación de videoconsolas, ordenadores e, incluso de teléfonos móviles, porque en determinadas zonas la cobertura ni siquiera es buena.
Estando en la casa del pueblo a los hijos se les da mucha más libertad que cuando viven constreñidos en un piso de la ciudad. Pueden entrar y salir más fácilmente y se ganan cierta autonomía que les vendrá muy bien para prepararse para el futuro y ser autosuficientes. Aprenderán a hacer cosas por si solos, que aunque resulten insignificantes serán muy satisfactorias.
Tendrán más libertad y aprenderán ser independientes
En realidad esto puede llegar a convertirse en un problema, al igual que lo puede ser de primeras decirles que se van al pueblo. Rápidamente los menores se darán cuenta de que la vuelta a la ciudad supone el fin de la libertad y de la diversión que han venido disfrutando durante semanas. Hay que hablar con ellos y explicarles que tienen unos deberes con los que cumplir, en su caso acudir a la escuela y estudiar. Las vacaciones de verano son un premio al curso escolar por lo que no pueden eternizarse. Además, para poder volver a disfrutarlas al año siguiente han de volver a clase primero.
No perder el vínculo con ellos en verano
Enviar a los hijos a la casa del pueblo durante el verano no tiene que ser visto como un modo de entregárselos a sus abuelos durante dos meses y olvidarse de ellos. Esto podría ser duro, especialmente para los padres por verse alejados de los pequeños. Hay que ver todas las opciones y planteárselo entonces como un nuevo modo de disfrutar de las vacaciones por parte de toda la familia.
Para que esa distancia sea más llevadera una solución más adecuada es que los padres visiten a los niños y los abuelos durante los fines de semana. De este modo ellos también disfrutan [a/]https://www.bekiapareja.com/amor/consejos-mantener-familia-unida/">de las vacaciones en el pueblo y durante unos días pueden dar más libertad a los abuelos. También se puede aprovechar en esos días para organizar grandes reuniones familiares.
Unas vacaciones en el campo se pueden convertir en un modo diferente de pasar el verano y bastante más económico que los viajes a la playa o al extranjero a los que estamos acostumbrados. También sirve para que padres e hijos descubran nuevas facetas y juegos y se afiance la relación entre ellos y con el resto de la familia.