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Adele disfraza a su hijo de princesa Anna y deberíamos tomar su ejemplo
Adele disfraza a su hijo de princesa Anna y deberíamos tomar su ejemplo

IGUALDAD

Adele disfraza a su hijo de princesa Anna y deberíamos tomar su ejemplo

Adele ha revolucionado las redes sociales y la prensa al mostrar a su hijo disfrazado de princesa Anna, de 'Frozen' por Disneyland.

niño abrazando una muñecaLos estereotipos de género restringen los gustos y creatividad de los niños

Adele revolucionaba estos días las redes sociales y los medios de comunicación con el bonito gesto que tuvo con su hijo. Por toda la red se extendieron unas fotos en las que se veía a la cantante británica de viaje en Disneyland junto a su marido y su hijo, este último vestido de la princesa Anna, de la película 'Frozen'. En general, hay mucho niños a los que les gusta disfrazarse siempre que pueden, y no es la primera vez que se ve a Adele junto a su niño disfrazado, en otra ocasión iba de Spiderman, pero ahora le apeteció el de Anna y, simplemente, su madre le vistió así.

Por fortuna, las numerosas reacciones a este gesto no han sido negativas, sino todo lo contrario. Aunque en la sociedad no está bien visto que los niños hagan "cosas de niña" (y al revés también, pero no nos extrañaría tanto ver a una niña disfrazada de un superhéroe masculino), es cuando se rompen esas reglas cuando nos damos cuenta de lo dañinas que son. En alguna ocasión en la que Adele habló sobre su hijo, dejaba claro que no le importaba su futura orientación sexual y que le apoyaría en todo lo que hiciera, más allá de este tema.

Desde que empiezan a tener contacto con el mundo, los niños pequeños están expuestos constantemente a las reglas sociales, unas mejores que otras. Por ejemplo, viendo cómo hablamos los adultos y cómo nos dirigimos a ellos, aprenden que en una conversación hay una sucesión de turnos. Pues también aprenden, en cómo nos dirigimos a ellos y en cómo se comportan los otros niños o los adultos, les vamos enseñando lo que "es de niño" y lo que "es de niña": cómo deben vestir, a qué deben de jugar, cómo deben de interactuar con los demás o qué colores deben gustarles. Son las reglas que tenemos asumidas como normales, y si no reflexionamos sobre ellas y lo de acuerdo o no que estemos con las mismas, no nos plantearemos que nuestro hijo varón pueda ir vestido de princesa si le apetece.

Los juguetes de niño o niña

Cada vez vemos más casos, y nos llaman enormemente la atención, de padres y madres que compran a sus hijos varones juguetes de niña que les piden, como una Barbie. Les vemos como personas que rompen los prejuicios y el miedo al "qué dirán" y transmiten a sus hijos confianza, apoyo y seguridad en sí mismos. Un niño puede recibir malos comentarios de otros niños, pero si sus padres le enseñan que lo que hace o lo que le gusta no es ningún defecto, su autoestima no se verá dañada. Les enseñan a decir: creo en ello, creo en mí y estoy orgulloso.

Pero las normas sociales implícitas no lo ponen fácil: hay un pasillo de juguetes para niños y otro para niñas. Si vas al pasillo que no corresponde, eres alguien extraño. Eso a los niños les genera angustia, y ésta se agrava si sus padres no le apoyan en sus gustos, o si ven que tienen que esconderse de cómo son y se sienten.

Miedo en los padres transformado en vergüenza en los hijos

El origen de esta inmovilidad de género en los juguetes, la ropa, los colores, las emociones, el comportamiento, etc., tiene su origen en dos grandes palabras: el patriarcado y la homofobia, que van de la mano en un gran porcentaje de casos. El patriarcado dictamina que los niños han de ser fuertes, dominantes, valientes, etc. Por eso son superhéroes, viven grandes aventuras, conducen grandes coches, llevan pistolas, o reparan objetos con su caja de herramientas, como papá. Las niñas son dulces, son princesas, débiles, se encargan de cuidar a los demás e imitar a mamá simulando el mantenimiento del hogar. Juegan con muñecas, cocinitas, unicornios, planchas, fregonas, etc.

niña disfrazado de niñoAdoptar papeles de otro sexo en el juego no tiene relación con la orientación sexual

La idea que se transmite es que si una niña hace cosas de niño, es un marimacho, o simplemente quiere imitar a otros niños. Si un niño hace cosas de niña, automáticamente predecimos que de adulto será gay. La pregunta es: ¿si un niño juega con jueguetes de niña, se pinta como las niñas o se viste como las niñas será homosexual de mayor? La respuesta es: ¿importa eso?

Si un niño o niña tiene conductas propias del género contrario cuando es pequeño o pequeña, no se puede saber si será homosexual, heterosexual o bisexual, porque los gustos de los niños y de las niñas no son causa ni consecuencia de su orientación sexual. Sin embargo, si un niño de pequeño tiene que esconder sus emociones, deseos y gustos de sus propios padres porque tiene miedo a que se rían de él o le rechacen, sí que va a tener un desarrollo emocional más pobre y menos autoestima y confianza en sí mismo.

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