La vida social activa es algo que todos los adolescentes quieren en sus vidas, pero esto puede que a la larga no sea saludable para ellos. Todos los padres también quieren que sus hijos tengan buena relación con los demás, esto parece que es favorable y que les ayudará a desarrollar habilidades sociales. Pero cuando un adolescente es popular, parece que tiene que estar siempre conectado con los demás, esto le causará ansiedad y problemas emocionales que no sabrán cómo gestionar si no es con tu ayuda.
Un adolescente popular puede perderse a sí mismo, es aún un niño pequeño y no está preparado para una vida social tan activa. Necesita aún estar en casa con sus padres, en familia, y potenciar otros valores necesarios para su buen desarrollo integral.
Felicidad engañosa
Quizá pienses que tu hijo está feliz porque así lo muestra con las fiestas, las actividades con amigos, las reuniones frecuentes, los mensajes de texto, cuando chatea con sus amigos y parece que no hay nada malo... Pero con el paso del tiempo, tu hijo comenzará a estar más ansioso y deprimido. Es posible que pase de ser un chico tranquilo y despreocupado a ser un desastre. Puede que comience a tener una actitud llena de estrés y angustia... Y esto será un indicador de que algo va mal, ¿te sientes con estrés cuando estás cerca de tu hijo? Es otro indicador de que hay que actuar ya.
Es posible que tu teléfono suene con los mensajes de otras madres que quieren planificar las próximas reuniones... Al principio pensarás que eso es saludable, porque es interactuar con otros. Pero un nivel demasiado elevado de actividad no es saludable porque puede causar ansiedad y estrés a tu hijo, y a la familia en general.
Aunque tu hijo sea una persona divertida y brillante, no permitas que esté en un tiovivo social del que no puede bajar, porque sentirá que gira fuera de control, aunque no sea capaz de decírtelo porque no sabe lo que le pasa. Todo parece genial, pero en realidad hay un lado oscuro.
Lo que parece genial: viajes, actividades con amigos, visitas, cafeterías, fiestas de cumpleaños, fiestas con amigos, excursiones con otros padres y los niños... Puede alegrarte que tu hijo tenga estas experiencias con sus amigos y compañeros, pero esa no es la vida real. El futuro no será así siempre.
Frena el tiovivo de la popularidad de tu hijo poniendo límites en el uso del teléfono, en las horas de la salida y en las quedadas sociales. Potencia las salidas familiares, entre vosotros... Y verás, como tu hijo, se sentirá aliviado y poco a poco, reducirá ese estrés social que tiene y que le hace sentir mal realmente.
Mantener el equilibrio y calmar el alma
Habla con tu hijo sobre el ritmo de vida social que tiene, no es saludable que con 12 años tenga una vida social más activa que una persona de 40. Aunque tu hijo quiera a sus amigos y disfrute de las actividades, no debe perderse a sí mismo, ¡aun es un niño pequeño! No está preparado para todo eso. Necesita equilibrar su interior y su vida, y sobre todo, potenciar la conexión con la familia, que eso es lo que realmente importa ahora y en el futuro.
Los niños necesitan un tiempo de inactividad en lugar de correr constantemente tratando de encontrar el atuendo adecuado para asistir a la próxima fiesta. El simple hecho de no hacer nada calma el alma, ya sea que tenga 40 o 12 años.
No significa apartarle de sus amigos, ni mucho menos. Puede seguir teniendo su grupo especial de amigos, sabiendo que es mejor la calidad que la cantidad. Los amigos verdaderos son los que merecen la pena... Si hay menos actividad social también habrá menos estrés y más equilibrio interno y externo. Podréis pasar más tiempo juntos y disfrutar de la vida realmente. Las interacciones sociales están bien, pero sin pasarse demasiado. Es necesario enseñar a los niños el valor de las relaciones verdaderas.