La anestesia epidural es uno de los mayores cambios que se han realizado en el parto. Y es que esta inyección disminuye el dolor de las contracciones de la dilatación y de la expulsión.
Su uso y su fama ha llegado a extenderse tanto que la mayoría de las mujeres la utilizan a la hora del parto. Pero en los últimos años se ha podido conocer más información sobre la anestesia epidural y muchas mujeres han decidido decantarse por un parto más natural.
¿Qué es la anestesia epidural?
La anestesia epidural es un medicamento bloqueador del dolor que se administra directamente en la columna vertebral de la madre en el momento en el que comienzan las contracciones más fuertes. Su efecto es local, por lo que solamente actúan en una zona del cuerpo. En el caso del parto, la cintura y las piernas.
Según los médicos, este es el método más efectivo para disminuir el dolor del parto sin afectar de manera grave al sistema nervioso.
Pero muchos estudios recientes han constatado que la anestesia epidural no solo produce efectos sobre la madre, sino que también produce efectos en el desarrollo del parto y en el bienestar del bebé.
Efectos de la anestesia epidural en el parto
La epidural interfiere de forma significativa con algunas de las principales hormonas que intervienen en el parto, como la oxitocina.
La oxitocina, conocida como la hormona del amor, es la que permite las contracciones uterinas durante el parto, por lo que su producción es mayor en ese momento. De hecho, la producción de oxitocina alcanza su pico más alto durante el parto. Si suministramos la anestesia epidural a la madre, se interrumpe la producción de oxitocina en su cuerpo.
Las mujeres que tienen un parto con epidural pueden experimentar dificultades a la hora de expulsar el bebé, ya que su producción de oxitocina es menor. Esto puede hacer que lo que en principio era un parto natural, acabe convirtiéndose en un parto instrumental.
La anestesia epidural hace que el parto sea más lento, no solo por la reducción de los niveles de oxitocina sino por su poder para esconder los dolores del parto. Esto provoca que en algunas ocasiones las contracciones se ralenticen o paren. Y es que, al adormecer los músculos del suelo pélvico hace más difícil para el bebé su salida. Y en algunos casos, se ha tenido que administrar oxitocina a la madre para que le provocaran las contracciones que se habían perdido al ponerle la anestesia epidural.
Las madres tienen el peligro de padecer una bajada de presión sanguínea después de administrarle la epidural. Casi la mitad de las mujeres tienen este efecto secundario. La bajada de presión sanguínea puede ser peligrosa para la llegada de la sangre y el oxígeno al bebé, que también puede ver su frecuencia cardíaca alterada.
Otro de los efectos secundarios que puede tener la madre es la subida de la temperatura con el peligro de tener fiebre, sobre todo cuando nos encontramos ante una madre primeriza.
Y la epidural no solo tiene efectos secundarios en el momento en el que se la administra, sino que también tiene peligros a largo plazo. La debilidad, el entumecimiento de las extremidades o las naúseas pueden comenzar a manifestarse después del parto.
Entonces, ¿es peligrosa la anestesia epidural?
Según un estudio realizado en la Universidad de Granada, en la que analizaron 2609 partos entre 2010 y 2013, la anestesia epidural puede afectar al bebé que se encuentra en el útero.
Al comparar a los bebés que habían nacido después de suministrarle a sus madres la anestesia epidural comprobaron que al realizar a los bebés el test de Apgar al minuto daba una puntuación más alta que al realizarla a los cinco minutos de nacer. Además, comprobaron que a los bebés nacidos después de un parto con anestesia epidural era más frecuente la necesidad de una reanimación y de ingresos en la UCI.
También la lactancia materna se retrasaba más en los bebés que habían nacido con anestesia epidural que los que no.
Según el estudio, la anestesia epidural no solo produce un efecto en la madre, sino que este se transfiere al bebé a través de la placenta o como consecuencia de los cambios que esta anestesia provoca en la madre. De esta manera, la anestesia epidural puede afectar al estado de consciencia del bebé.
El parto no debe ser un proceso pasivo, sino que es un proceso activo en el que se necesita que la madre y el bebé estén en plenas condiciones para poder trabajar juntos. Todo esto, con la epidural, se pierde, ya que elimina las sensaciones que hacen que la madre ponga toda su energía en el proceso.
Aun así, la anestesia epidural no supone un peligro grave para la salud de la madre ni del niño, pero conviene conocer las condiciones de cada parto para poder decidir si afectaría esta anestesia o no. De ahí, la importancia de que los médicos y las matronas informen a las madres de los perjuicios que puede tener esta anestesia en el bebé, ya que los beneficios son conocidos por todos, para que de esta manera las madres sean más conscientes a la hora de tomar la decisión de elegir un parto natural o no.
Alternativas a la anestesia epidural
Existen otras alternativas que pueden ayudar a disminuir el dolor del parto. La más conocida es el parto bajo el agua. El ambiente cálido del agua facilita la dilatación y ayuda a paliar el dolor. Permitir el movimiento de la madre, que ella pueda sentirse cómoda en todo momento para poder centrarse en el parto también puede facilitar mucho las cosas.
Actualmente también existen otras alternativas como el parto con pelotas de ejercicio, que facilitan a la madre el movimiento y la apertura del canal del parto, y la acupuntura que elimine el dolor que causa las contracciones del parto.