Los 6 meses suponen un gran cambio para un bebé, puesto que es el momento idóneo para comenzar a implementar en su alimentación sus primeras comidas solidas. Además, los 6 meses son también importantes por otros motivos. Es el momento en el que los bebés deben duplicar su peso con respecto a su nacimiento; además, comenzarán a permanecer sentados, e intentarán interactuar mucho más con todo su entorno. Querrán probar a coger con sus manos todo lo que encuentren a su alcance, y no tendrán miedo ninguno a la hora de comenzar a investigar todo lo que vayan viendo a su alrededor.
Pero, sin duda, el cambio más drástico será en la alimentación. Hasta este momento, el bebé se habrá alimentado de leche materna o de leche de sustitución, dependiendo del caso. Mas ahora comenzará a probar sus primeras comidas, mucho más nutritivas y diversas que las que había probado hasta ese momento.
Este cambio en la alimentación puede suponer para los padres algo muy drástico; ya no bastará con leche, sino que tendrán que comenzar a pensar qué comidas deben ir introduciendo en la dieta del bebé de forma diaria. Además, comenzarán a comprobar por sí mismos que no a todos los niños les gusta lo mismo, y que el hecho de que a un sobrino le haya funcionado eso de comenzar a tomar puré a los seis meses no implica, necesariamente, que con su hijo vaya a funcionar. Esto es un poco cuestión de ir probando, e investigar qué es lo que recomiendan los especialistas. No es tan difícil como parece, ¡pero puede ser bastante complicado!
Cuáles deben ser las primeras comidas con 6 meses
Antes de comenzar, debéis saber que estos 6 meses deben estar marcados por una regla de oro: las cosas no deben hacerse con prisa. La primera cucharada de puré puede costar horas, o puede ser algo instantáneo, y tanto lo primero como lo segundo está bien; depende mucho del bebé, de la situación, del contexto... No hay que forzar al pequeño, porque eso solo podría traer consecuencias negativas. Dejad que vaya probando por su propia cuenta, que vaya descubriendo sabores nuevos, porque seguramente que eso le encantará.
Lo primero que hay que comenzar a introducir, conforme el bebé cumpla los 6 meses, es la verdura y la fruta. Lo recomendable es comenzar con la verdura que tenga un sabor más azucarado, como podrían ser zanahorias o puerros; además, es mejor ir probando las verduras de una en una, puesto que en el caso de que un bebé fuera alérgico a una verdura en concreto, podría no detectarse de la forma adecuada. Si alguno de los padres es alérgico a algún alimento en concreto, lo mejor es evitar tanto los huevos como el pescado o cualquier fruta exótica, así como frutos secos, hasta que el bebé cumpla un año. Sus primeras comidas no deben ser potenciales alérgenos, puesto que podría acabar trayendo consecuencias negativas. Esto si los padres tienen alergias; de cualquier otro modo, podéis comenzar a probar, siempre con prudencia.
El hecho de que un bebé comience a probar la verdura, la carne y la fruta no implica que deba abandonar la leche, ni mucho menos. Es bueno continuar con la leche, ya sea esta materna o de sustitución, dándola por ejemplo en el desayuno o tras la cena; incluso se podría tomar como merienda, en caso de que el niño lo pidiera, acompañado de algo de fruta.
Empezar con cereales
Los especialistas suelen recomendar que se comience con los cereales, ofreciendo primero aquellos que no tienen gluten y pasando posteriormente a los que sí lo contienen. Además, se pueden hacer papillas caseras de cereales, con lo cual no es requisito indispensable comprarlo todo en un supermercado. Junto con los cereales, deben venirlas frutas y verdura. En el caso de la fruta, se recomienda empezar con la pera, porque es muy jugosa; el líquido que tiene, y su sabor azucarado, permitirá que los niños disfruten mucho más este plato. Y no debemos olvidar que la alimentación también requiere disfrutar, no solo nutrirse. Además de peras, se pueden ir introduciendo manzanas, naranjas, plátanos... Los bebés deben ir probando poco a poco todas las frutas posibles.
No nos podemos olvidar del pollo, del pescado y del huevo, puesto que contienen altas dosis de hierro. Se pueden hacer múltiples purés, que harán que el bebé pueda comer de todo sin necesidad de masticar; o también se puede optar por una alimentación baby led-weaning, mucho más natural. Los bebés no deben tomar más de veinte gramos de carne, puesto que se considera que, de otro modo, las proteínas serían demasiadas para sus riñones. Lo mismo sucede con el pescado y con el huevo. ¡Y así comenzarán a probar de todo!