Cuando un niño está enfermo de la garganta, por ejemplo, eso suele conllevar que sus ganas de comer se reduzcan considerablemente. La dieta que hasta ese momento haya llevado el niño tendrá que cambiar bastante, porque habrá alimentos que se vea incapaz de tragar; por ejemplo, el pan (a menos que sea de molde) probablemente se le atore en la garganta, le haga sentir incómodo, y le provoque dolor. Dependiendo de la edad del niño, será él el que pueda indicarnos más o menos qué es lo que le apetece comer; no obstante, hay ocasiones en las que esto se complicará bastante, porque será demasiado pequeño como para decírnoslo.
En ese caso, lo mejor que se puede hacer es siempre acudir al médico, y que este sea el que nos diga exactamente qué tiene el niño. Ese debe ser siempre el primer paso, averiguar por qué está enfermo, y de qué enfermedad estamos hablando. No es lo mismo un catarro que una gripe o unas anginas, por ejemplo; el catarro será mucho más ligero, y el niño volverá a su dieta habitual rápidamente. No obstante, si se encuentra enfermo con anginas, tardará un tiempo en poder tragar como lo hacía antes; además, el dolor puede ser bastante agudo en estos casos.
No te preocupes si tu hijo o tu hija se encuentra en esta situación, puesto que siempre hay algunas alternativas que se pueden tener en cuenta a la hora de darle según qué alimentos. De esta forma, te será mucho más sencillo conseguir que, aún enfermo, lleve una dieta saludable y capaz de proporcionarle todos los nutrientes necesarios.
Sopa y puré, dos imprescindibles
Si el hecho de tragar supone un gran dolor para tu hijo, lo mejor que puedes hacer es optar por sopas calientes si es invierno, y por purés frescos si es verano; también hay purés que pueden tomarse calientes, y que serán muy nutritivos en invierno. La sopa, en sí, no aporta demasiados nutrientes, puesto que estamos hablando tan solo de un caldo; dependiendo del estado del niño, podrás plantearte si añadir fideos, o cualquier otro añadido que pueda tragar fácilmente. Por ejemplo, huevo cocido o trozos pequeños de carne que no le cueste tragar en ningún momento.
El puré es una alternativa mucho más positiva para los más pequeños, puesto que podrás añadir tanto verdura como carne o pescado, e incluso podrás hacer purés de fruta para merendar o desayunar, de tal forma que no se saltará ninguna comida. Todos los alimentos (o casi todos) pueden ser triturados para formar parte de un puré, así que la dieta que seguirá tu hijo podrá ser bastante saludable y completa.
A la sopa y los purés puedes ir añadiéndole distintas bebidas, como leche con miel, por ejemplo (y cualquier complemento de cacao, si tu hijo lo prefiere así). A ser posible, nada que esté frío, porque eso podría empeorar la situación general de la garganta; es mucho mejor optar por un contenido templado o incluso caliente, dependiendo de la época en la que nos encontremos.
Alimentos suaves
Además de la sopa y los purés, puedes probar a ver cómo tu hijo va introduciendo en su dieta temporal distintos alimentos suaves, como el pollo cocido o la merluza al vapor. Son alimentos que prácticamente se deshacen en la boca, con lo cual no tendrá mucho problema al masticarlo.
La fruta como la sandía, el melocotón, el melón o la pera, siempre son un buen comodín a la hora de dar una merienda, por ejemplo. Porque son alimentos que se tragan con facilidad, y que por muy enfermo que se encuentre el niño acabará tragando sin problema. Además, debido a la cantidad de azúcar que tienen, también favorecerán que los niños los coman con mucha más facilidad.