Es posible que sientas miedo solo de pensar en dejar a tu hijo en la guardería o al cuidado de un/a canguro. Prácticamente todos los padres han dejado a sus hijos alguna vez en la guardería o con un cuidador experimentados pero el llanto de sus hijos al verles marchar les ha desgarrado el corazón. No es para menos, pero es una respuesta normal de los niños pequeños cuando sus padres se alejan.
Cuando un niño pequeño ve como sus padres se marchan piensan que no volverán. Aprenderá con el tiempo y después de muchos llantos, que sus padres volverán cuando se vayan pero ahora mismo, cuando tiene ansiedad por separación, es porque aún le cuesta comprender esto del todo bien.
Quiere estar a tu lado
Los niños pequeños están diseñados para pasar el máximo de tiempo posible al lado de sus padres. Tienen un vínculo muy fuerte con sus padres y solo se sentirán bien a su lado, así como con el resto de la familia que tengan vínculo; hermanos, abuelos, tíos, etc.
Hasta que un niño pequeño no esté apegado a su cuidador y sepa que puede satisfacer sus necesidades, no se sentirá totalmente seguro. Por lo tanto, tu tarea será encontrar las formas en las que tu hijo se pueda vincular con el cuidador, ayudar al cuidador a entender a tu hijo y que pueda satisfacer sus necesidades.
Cómo ayudar a un niño con ansiedad por separación
Facilita el vínculo con su cuidador
Los niños pequeños tiene problemas para hacer las cosas por sí mismos, empiezan a sentirse seguros con otra persona, cuando tienen un buen vínculo afectivo. La única manera de ayudar a tu hijo pequeño a superar su malestar cuando te vayas es que desarrolle una excelente relación con su cuidador.
Cuando te vayas aún protestará, pero su cuidador deberá saber consolarle, así la protesta será breve. Si sigue llorando durante más de 15 minutos significa que no está dispuesta aún de aceptar la comodidad de la nueva persona. Entonces, ¿cómo conseguir una mejor relación?
Lo primero, deberás permitir que tu hijo tenga buenas experiencias con su cuidador en tu presencia. En segundo lugar, tendrás que relacionarte de forma cordial con su cuidador en presencia de tu hijo. Por último, puedes colocar una fotografía de su cuidador en la nevera y hablarle de él o ella de vez en cuando.
Que se sienta cómodo ante la nueva situación
Invierte tiempo en hacer que esta experiencia funcione con tu hijo pequeño. Para conseguirlo, pasa algunas mañanas o partes de la mañana en casa del cuidador o en la guardería, antes de dejar allí a tu hijo/a sin ti. Facilita el vínculo de tu hijo con otros niños, pero en especial con el del cuidador.
Cuando tu hijo/a se involucre en una actividad, siéntate atrás para estar presente pero sin involucrarte demasiado.
Empieza con separaciones cortas
Cuando tu hijo/a comience a sentirse cómodo ante esta nueva situación y empiece a desarrollar una relación más estrecha con su cuidador, empieza a dejarle por cortos períodos de tiempo, empieza por decir adiós e irte y después regresar tan pronto como deje de llorar.
Después sigue con ausencias más cortas, así tu hijo aprenderá a que regresarás siempre y podrá acostumbrarse a las separaciones a medida que amplías gradualmente tus ausencias. Pero lo importante es que no regreses mientras esté llorando, porque pensará que su llanto puede traerte de regreso y llorará mucho y durante mucho tiempo esperando a que regresarás con esa estrategia.
Las rutinas de despedidas son muy importantes
Es importante que tengas una rutina de despedida para que sepa que te marchas, no te vayas a hurtadillas cuando esté distraído/a porque entonces se sentirá abandonado/a. Darle un beso, un abrazo y decirle que le quieres y que volverás a recogerle a las 3 de la tarde es una buena forma de despedida. Resiste el impulso de alargar la despedida demasiado tiempo o de que sea demasiado corta. Así tu hijo sabrá qué esperar y que por supuesto, regresarás en su busca.