El diagnóstico de cáncer siempre supone un gran impacto tanto para la persona que lo padece como para todo su entorno más cercano. Esta situación aún es más complicada cuando se trata de una mujer embarazada.
Las complicaciones son mayores tanto a nivel emocional como a nivel médico, ya que los profesionales ya no se enfrentan a abordar la complicada enfermedad en un paciente sino que pasan a ser dos.
A continuación os contaremos las particularidades del diagnóstico de cáncer de mama en el embarazo.
¿Es frecuente el diagnóstico durante el embarazo?
Lo primero que hay que destacar es que el embarazo en sí mismo no constituye un factor de riesgo para la aparición de cáncer de mama. Los innumerables cambios fisiológicos y hormonales que se dan en el embarazo no suponen un aumento de la susceptibilidad a la enfermedad.
Echando un vistazo a la epidemiología se puede comprobar que el cáncer de mama es relativamente infrecuente durante el periodo de gestación. Se estima que se diagnostican entre 1 y 3 casos por cada 1.000 embarazos.
Las peculiaridades del diagnóstico
Uno de los cambios más destacables durante el embarazo es el aumento de los senos. Los previsibles cambios en las glándulas mamarias pueden hacer que pase desapercibida la aparición de cualquier masa.
Este hecho hace que, con frecuencia, de existir un cáncer de mama se proceda a su diagnóstico de forma tardía. Por ello, es muy importante que durante el embarazo se realicen correctos exámenes mamarios para discernir los cambios esperables de aquellos que puedan significar alguna patología.
Debe quedar claro que, de detectar el ginecólogo alguna anomalía, las pruebas diagnósticas deben hacerse de forma inmediata. La prioridad para un bebé sano es que la madre obtenga la mejor atención posible.
¿Puedes llevarse a cabo las mismas pruebas?
Las principales pruebas diagnósticas para el cáncer de mama son la mamografía, la ecografía y la biopsia.
La más empleada durante el embarazo es la ecografía ya que permite el estudio de cualquier masa y no emite ningún tipo de radiación. Es la misma que se utiliza para la ver al niño durante el embarazo.
La biopsia suele ser la siguiente prueba en llevarse a cabo. Se trata del diagnóstico definitivo de la masa tumoral. Se sigue el procedimiento idéntico al que se lleva a cabo en una mujer no embarazada o en otros tipos de tumores.
La única prueba que no debe realizarse de forma rutinaria en embarazadas es la mamografía ya que, aunque se utilice la protección adecuada, el bebé sano se verá expuesto a una mínima cantidad de radiación.
¿Cómo es el tratamiento del cáncer durante el embarazo?
Como ocurre durante el diagnóstico, el tratamiento del cáncer de mama no varía en demasía con respecto al que se lleva a cabo en mujeres no embarazadas. En este caso también existen diferentes opciones en función de múltiples factores.
Para la elección del tratamiento el equipo médico va a tener en cuenta el estadio del cáncer y su localización, su tamaño y el tipo, el tiempo de gestación y, por supuesto, estado de salud y sintomatología general de la paciente principal.
El primer tratamiento que se suele tener en cuenta, sobre todo si nos encontramos ante una masa localizada, es la cirugía. Es la intervención de elección en la mayoría de ocasiones. La anestesia no supone ningún problema para el bebé porque la madre estará asistida en todo momento por un anestesista.
Sí es más común el empleo de mastectomía radical y no de cirugías conservadores (que intentan conservar el tejido sano de la mama) ya que con esa opción sería necesaria la radioterapia.
La radioterapia, por la posibilidad de que el bebé reciba radiación dispersa durante la sesión de tratamiento debe evitarse durante el embarazo.
En cuanto a la quimioterapia, podrá ser administrada si es necesario solo después del primer trimestre de gestación. De todas formas, la investigación es limitada.
Respuestas a algunas dudas frecuentes
- La influencia del embarazo sobre el diagnóstico: podría pensarse que la interrupción del embarazo podría favorecer el afrontamiento de la enfermedad pero no es así. Interrumpir el embarazo no conlleva un mejor pronóstico de la enfermedad y el equipo médico solo entrará a valorarlo en caso de que la radioterapia sea necesaria (por su incompatibilidad con dar a luz un bebé sano ).
- Las células tumorales no se transfieren al feto: la investigación no ha encontrado efectos secundarios dañinos sobre los bebés.
- La interrupción de la lactancia: como en el primer punto, este hecho no mejora el pronóstico de la enfermedad pero sí puede ser necesario a nivel médico. Al planificar la cirugía se suprimirá la producción del leche para reducir la vascularización de la mama. Deberá ser necesario prescindir de la lactancia también cuando se esté bajo tratamiento de quimioterapia u hormonal ya una vez dado a luz.
El diagnóstico de cáncer de mama durante el embarazo es una situación muy difícil de afrontar pero, los avances médicos junto a una detección temprana pueden garantizar una madre y un bebé sano.