Una persona tiene mal genio cuando pierde los estribos en momentos en los que con calma, se podrían arreglar las cosas. Esto puede ocurrir a personas de cualquier edad, desde niños hasta ancianos. Es necesario entender por qué ocurre este mal genio y trabajar el entendimiento y reconducción de las emociones para que esto no se convierta en un problema mayor.
Las rabietas es algo normal y saludable en el crecimiento de los niños, sobre todo cuando tienen alrededor de dos años. Aunque puede ser frustrante para ellos y para los padres, en realidad pueden resolverse con un poco de paciencia y persistencia por padre de las madres y los padres. También, puede ocurrir que si un niño tiene habitualmente mal genio, sus rabietas sean bastante intensas y habituales día a día. Es importante que tu hijo se dé cuenta de lo que haga, su mal genio o las rabietas no le ayudarán a conseguir lo que quiere.
Si no te sientes capaz de hacerlo... ¡es hora de que cambies el chip! A partir de ahora, podrás reconducir el mal genio de tu hijo para vivir en un hogar con más armonía entre todos los miembros.
Descubre las razones de su mal genio
Un niño no suele tener mal genio porque sí, siempre habrán causas subyacentes que le estén haciendo comportarse de ese modo concreto. Normalmente los niños pueden tener rabietas por dos causas principales: no son capaces de controlar ni entender sus emociones o están intentando a la desesperada de controlar la situación y se desbordan emocionalmente.
Cuando un niño es capaz de controlar lo que les sucede emocionalmente mostrarán su frustración a través del comportamiento. Un niño que no está seguro de cómo lidiar con emociones incómodas como la ira, la tristeza o la decepción, puede sacar su mal genio o tener una fuerte rabieta... es su forma de decirte: "Ayúdame porque estoy fuera de control".
La otra razón por la que los niños tienen rabietas es porque quieren salirse con la suya teniendo control de la situación. El objetivo es que piensan que si gritan, podrán hacer lo que quieran y conseguir que cedas a sus pretensiones.
Puedes prevenir el mal comportamiento
Aunque no todas las rabietas se pueden prevenir, existen algunos pasos para evitar que ocurran... desde antes que comiencen. Tendrás que observar cuándo es más probable durante el día que tu hijo tenga rabietas. Por eso, tendrás que planificar con antelación las tareas. Por ejemplo, no salgas a pasear si crees que tu hijo puede pasar hambre y estar más irritable que de costumbre.
Expectativas inapropiadas
En ocasiones, las rabietas son el resultado de las expectativas inapropiadas de un niño. Por ejemplo, si tu hijo siempre recibe un juguete cuando va a una tienda con su abuela, quizá quiera lo mismo cuando va contigo. La enseñanza previa puede ser una forma de ayudar a los niños a que tengan expectativas más realistas. Antes de entrar a la tienda tendrás que decirle lo que va a ocurrir, como por ejemplo: "Vamos a comprar algunas cosas en la tienda y luego nos vamos. No estamos aquí para comprar ningún juguete".
Establece reglas y consecuencias
Establece reglas antes de entrar en nuevas situaciones y explica a tu hijo lo que esperas de su comportamiento: "Camina a mi lado y no toques las cosas en la tienda". Advierte a tu hijo también de las consecuencias que tendrá en caso de que no siga las reglas.
Es importante que también enseñes a tu hijo formas saludables de controlar sus sentimientos incómodos para que sepa qué hacer en lugar de tener una rabieta. Enseña a tu hijo acerca de sus sentimientos y esto le ayudará a aprender formas socialmente apropiadas para lidiar con ellos.
Permite que comprenda y exprese sus emociones
Puedes decirle que repita frases como: "estoy enfadado" y mostrarle cómo respirar profundamente para calmarse. Hazle saber que no hay emociones buenas o malas, todas las emociones son necesarias para saber cómo nos sentimientos en cada momento y actuar conforme las circunstancias para sentirnos mejor.
No te rindas
Tienes que asegurarte las rabietas no son una estrategia efectiva para tu hijo. Si tu hijo tiene una rabieta porque no le has comprado un juguete nunca le compres uno para calmar esa rabieta. En caso de que lo hicieras, sólo conseguirías en un futuro que tuviera una rabieta aún mayor.
Ceder ante una rabieta sólo puede hacer que las cosas sean más fáciles a corto plazo porque la rabieta se detendrá, pero a largo plazo, sólo refuerza rabietas de mayor magnitud cuando tu hijo quiera conseguir algo.
Recompensa por el buen comportamiento
Las consecuencias positivas cuando tu hijo se comporta bien y son también muy eficaces. Esto significa recompensar el buen comportamiento. Los elogios son una buena manera de recompensar a los niños les gusta mucho y les motiva para hacer las cosas mejor después.
Si se comporta bien también puedes ofrecerle otro tipo de recompensa como por ejemplo, una pegatina. Si tu hijo es muy impulsivo y le cuesta esperar hasta el final del día para obtener su recompensa, puedes ofrecer pequeñas pegatinas o recompensas en diferentes momentos del día. De esta manera motivarás a su buen comportamiento de manera continuada. Estas estrategias de disciplina positiva requieren esfuerzo por adelantado para prevenir problemas de comportamiento el futuro.
Las rabietas también tienen consecuencias negativas
La rabieta necesitan consecuencias negativas para que tu hijo aprenda que no están bien. En ocasiones, ignorar el comportamiento puede ser una buena estrategia para reducir las rabietas, pero en la gran mayoría de los casos los niños deben comprender las emociones subyacentes Y a a actuar en consecuencia a ellas.
Sólo ignora aquellas conductas que comporten un mal comportamiento leve. Al principio la conducta puede empeorar pero después, se dará cuenta de que su mal comportamiento no tiene razón de ser ni tampoco, le ayudará a conseguir sus propósitos.
Lo que resulta imprescindible es que aunque tu hijo tenga un mal comportamiento leve o algo más grave, tú seas su guía y sepa que estarás a su lado para ofrecerle orientación y apoyo emocional. Y por supuesto, tú serás su mayor ejemplo a seguir.