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3 claves para dejar de gritar a los hijos
3 claves para dejar de gritar a los hijos

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3 claves para dejar de gritar a los hijos

Si sueles gritar demasiado a tus hijos, ha llegado el momento de que conozcas estas 3 claves para dejar de hacerlo HOY mismo.

Normalmente cuando los padres gritan a los hijos es porque se sienten amenazados, porque tienen pobres habilidades de afrontamiento que deben controlar mejor o porque se sienten estrellados o tristes por el motivo que sea. Quizá cuando te acuestas por la noche te das cuenta que has gritado demasiado a tus hijos durante el día. Es momento que dejes de hacerlo, recuerda que si les gritas, te gritarán porque pensarán que es correcto hacerlo.

Cuando se grita a los hijos, ellos sienten mucho dolor emocional y además, se empieza a crear rencor en sus pequeños corazones. No les dañes, no se lo merecen. También debes tener presente que si gritas, es porque tú has perdido el control, nadie ha hecho que lo piedras, has sido únicamente tú quien se ha desbordado. A continuación encuentra algunas claves para dejar de gritar a tus hijos.

La peor reacción posible para un padre es ver cómo sus hijos reflejan su comportamientoLa peor reacción posible para un padre es ver cómo sus hijos reflejan su comportamiento

Claves para dejar de gritar a los hijos

La peor reacción posible para un padre es ver cómo sus hijos reflejan su comportamiento. Las cosas no van bien si le gritas a alguien que te está gritando.  La situación se intensifica cuando ambas personas se dedican a gritar.  Hay otras reacciones que pueden agravar la situación que también deberían evitarse como el hostigamiento, el desafío, actuar a la defensiva o criticar a la otra persona durante un enfrentamiento. Si quieres dejar de gritar a tus hijos sigue estas claves en tu vida diaria.

1- Mantén la calma y no alimentes tu ira

Recuerda que cuando una persona está gritando, tú no tienes el problema, lo tienen ellos. Si gritas estás demostrando que tienes unas habilidades de comunicación muy pobres y según cómo reacciones tus hijos harán lo mismo. Lo mejor es mantener la calma aunque estés hirviendo por dentro. No vale la pena alimentar tu ira con gritos porque además estás dañando a tus hijos y tu propia dignidad. Antes gritar, sal de la estancia, respira hondo y vuelve con calma para hablar a tus hijos con un tono de voz tranquilo.

2- Retrocede mentalmente para evaluar la situación

Antes de tomar cualquier medida o castigar a tus hijos de forma desproporcionada, es mejor que hagas una pausa mental para evaluar las cosas. Esto te permitirá saber si realmente esa lucha merece la pena o no. No tienes que intentar ganar siempre porque no es una batalla ni tampoco estás en el equipo contrario de tu hijo, sois el mismo equipo y debes buscar soluciones siempre juntos, no en contra del otro.

Hazle saber a tu hijo que no aceptarás el grito de ninguna maneraHazle saber a tu hijo que no aceptarás el grito de ninguna manera

3- Si tus hijos gritan, responde con calma

En muchas ocasiones los niños pueden gritar a los padres cuando se sienten frustrados, pero si le respondes de la misma manera estará aprendiendo que realmente la comunicación a gritos es normal y necesaria para una buena comunicación. No es así.

Reaccionar con gritos, críticas u otras respuestas negativas empeorará la situación, debes hacer todo lo que esté a tu alcance para transmitir tus pensamientos y sentimientos, de modo que puedas abordar el problema real, que es el grito.  Hazle saber a tu hijo que no aceptarás el grito de ninguna manera, pero tendrás que hacerlo de forma calmada. Si tu hijo tiene un nivel de frustración elevado quizá ni se haya dado cuenta de que está gritando.

Estas tres claves son esenciales para dejar de gritar a tus hijos. Pero cuando notes que te estás poniendo nervioso/a y que vas a gritar, entonces sal de la estancia, calma tus emociones y solo cuando puedas respirar tranquilamente vuelve a hablar con tus hijos. Solo en ese momento podrás retomar la situación que casi te hace estallar. Pero recuerda que eres dueño de tus pensamientos y de tus emociones, y si no quieres gritar, simplemente, no lo hagas.

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