Momentos después de dar a luz estás en tu cama del hospital, la enfermera acaba de entregarte a tu bebé por primera vez después de limpiarlo y asearlo, lo tienes en tus brazos... ¡es el momento de darle el pecho!
La mayoría de los bebés están dispuestos y con ganas de mamar desde la primera hora después del parto, y su instinto de succión ya es muy intenso. Así que no tengas miedo, estás haciendo lo correcto: amamantar precozmente facilita a tu bebé una correcta colocación al pezón y una mejor toma de la leche. Ambos tenéis que aprender, no te pongas nerviosa porque las primeras veces no lo consigas. Sé paciente y transmite a tu bebé tranquilidad con tus gestos.
Como buena mamá primeriza debes ofrecer el pecho a tu bebé bastante a menudo, tanto por el día como por la noche. Estas primeras semanas será una de tus principales tareas y pasarás mucho tiempo dando de mamar a tu hijo. Un recién nacido suele mamar entre 8 y 12 veces a lo largo del día, así que no esperes a que le toque. Simplemente ofrécele el pecho cada vez que busque o llore, para darle un buen suministro de leche y asegúrate que succiona correctamente y en una buena postura.
Consejos para mejorar la lactancia materna
Con los biberones de ayuda de leche artificial, el bebé dejará poco a poco de mamar pues succionará menos y, por consiguiente, tú dejarás de producir tanta leche. Si quieres seguir amamantando durante largo tiempo, debes plantearte alimentar exclusivamente a tu bebé con leche materna. A partir de los 6 meses el bebé ya estará preparado para empezar a tomar alimentos distintos a la leche materna que podrán empezar a comer poco a poco.
Para mejorar la succión evita el chupete durante las primeras semanas, hasta que la lactancia esté bien establecida. Un bebé recién nacido tiene que aprender bien cómo mamar del pecho, y las tetinas artificiales como el biberón o el chupete pueden dificultar este aprendizaje.
Un recién nacido suele mamar entre 8 y 12 veces al día
Consideraciones a la hora de dar el pecho al bebé
Según qué culturas, hay mitos sobre la lactancia materna que hacen preocupar excesivamente a muchas madres. Por ejemplo, no es verdad que no puedas amamantar a tu bebé si tienes los pechos o los pezones pequeños, o que la lactancia te deformará el pecho. Tampoco es cierto que una lactancia esclaviza a la madre, pues sólo en estos meses podrás dar de mamar a tu hijo donde y cuando quieras. Eso sí, si tienes que incorporarte al trabajo, viajar o ausentarte unas horas al día tendrás que plantearte sacarte leche y conservarla para que quien se quede a cargo del niño pueda dársela en esas horas que tú no estés.
La lactancia materna no deforma el pecho
En definitiva, la lactancia materna es la mejor forma de alimentar al bebé durante sus primeros meses de vida, además que refuerza más el vínculo afectivo madre-hijo de cara al resto de sus vidas. ¿Te lo vas a perder?