Si hay algo cierto en este mundo es que no hay nada más desagradable que un dolor de muelas, y eso lo puede asegurar cualquier persona que lo haya sufrido. No puedes comer con normalidad, y es un dolor constante que no te deja hacer tu vida de la forma habitual.
Este no es un dolor exclusivo de los adultos, ya que cualquier niño puede llegar a sufrirlo. Sobre todo cuando se producen caries; y el dolor de una caries es especialmente molesto, más aún si tienes cinco o seis años y no puedes tomar analgésicos fuertes. En ese caso, es mejor optar por remedios artesanales, aunque nunca está de más consultar a un especialista para ver si hay algún medicamento farmacológico que los niños puedan consumir sin problema.
Una caries es "la destrucción o necrosis que afecta a los tejidos duros del organismo, en especial a los dientes y a los huesos". También pueden conocerse como erosiones, y es muy importante que sean corregidas puesto que podría continuar extendiéndose y, en casos extremos, llegar al nervio del diente y provocar el dolor del que ya hemos hablado.
Las caries suelen generarse por el sarro, que está formado por gérmenes. Son estos gérmenes los causantes de las caries, puesto que fabrican unos ácidos que, si se quedan adheridos a los dientes durante mucho tiempo, pueden llegar a comerse el esmalte dental, que es la capa superficial de los dientes. Es importante ir al dentista conforme se detecta que el niño tiene una mancha en un diente, aunque aún no se hay aquejado del dolor, puesto que solo así se puede evitar el mismo. Si se trata a tiempo, no tiene por qué llegar al nervio.
Los niños suelen ser muy propensos a tener caries porque son bastante más descuidados con el cuidado de su higiene dental, ya que no tienen todavía hábito. Es responsabilidad de los padres encargarse de cepillarle los dientes pero, aún así, no siempre es sencillo que los niños se dejen hacer. Si vuestro hijo se ha quejado de dolor de dientes o muelas, puede que tenga una caries; en ese caso, os damos unos consejos que podrían aliviar su dolor, aunque es solo temporal. Es importante que acudáis al dentista para que este le trate la afección.
Remedios caseros y naturales para aliviar el dolor
En el caso de los adultos, hay muchos más remedios para tratar el dolor. Por ejemplo, se puede tomar un sorbo de licor, o cualquier otro tipo de alcohol fuerte, y dejarlo en la boca durante unos minutos; de esta forma, la zona se dormirá, y dejará de dolernos. Pero este método no se puede hacer con niños por motivos obvios.
Lo primero que se debe hacer cuando un niño se queja de dolor de muelas es observar atentamente para ver si hay algún tipo de caries; de haberla, se podrá apreciar a simple vista. Además de pedir cita al dentista lo más rápido posible, para que este le evite el dolor al niño, hay que tratar de cepillar bien los dientes afectados. De esta forma, eliminaremos las bacterias que todavía se puedan encontrar adheridas a la zona, pudiendo calmar levemente el dolor del niño.
Si el niño tiene una cierta edad, y sabe hacer gárgaras, también podemos preparar agua templada con sal y hacer que el niño la mueva en su boca durante un minuto o dos, asegurándonos de que luego la escupa. Lo positivo de esta mezcla es que no pasa nada si los niños se tragan un poco, aunque siempre es mejor intentar que no lo hagan. Esto pueden hacerlo dos o tres veces al día, y suele ser muy útil para bajar la infección y hacer que el dolor se calme poco a poco. No arreglará los dientes de los más pequeños, pero sí hará que su dolor sea más llevadero hasta que el dentista solucione el problema. Si por cualquier motivo el niño no sabe hacer gárgaras, bastará con que mantenga la mezcla en la boca y luego la expulse; aseguraos de explicarle bien, desde el principio, que tiene que escupirla y no tragársela.
El agua oxigenada puede llegar a limpiar un poco la zona, eliminando las bacterias, y puede funcionar también para reducir el dolor durante un tiempo al menos. En este caso, lo más práctico es untar un bastoncillo o un algodón con agua oxigenada, y aplicarla directamente en el diente o los dientes afectados. Haciendo esto, la inflamación se bajará, y veremos como el niño se relaja bastante.
Si lo que buscáis es un antibiótico lo más natural posible, debéis saber que el ajo siempre ha sido usado como tal, puesto que tiene un efecto antinflamatorio y consigue reducir el dolor. Podéis coger un diente de ajo y hacer que el niño lo sujete durante un momento dentro de la boca; esto puede ser bastante más complicado que las técnicas anteriores, puesto que el ajo tiene un sabor fuerte que podría provocar asco a los más pequeños. No obstante, si lo conseguís, o si a vuestros niños les gusta el ajo, es una técnica muy fiable.
Por último, podéis optar también por comprar una gelatina fría para golpes. Se venden en muchos establecimientos, entre ellos en cualquier farmacia, y suele ser una especie de tira que se mete en el congelador para enfriarla. Lo bueno de esta gelatina es que no produce quemaduras al estar en contacto directo con la piel, con lo cual los niños podrán usarla sin miedo a dañarse. Aún así, si podéis enrollarla en un trapo, mucho mejor.
Remedios farmacológicos
Puede que los remedios naturales no os parezcan la alternativa más adecuada, o que no se ajusten a lo que estáis buscando en este momento. En ese caso, siempre podéis optar por un remedio farmacológico; lo mejor, en este caso, es acudir directamente a un dentista o a un pediatra que puedan recetar uno específico para cada niño. Los más comunes son el paracetamol o Apirtal, y el ibuprofeno o Dalsy . Pero, como hemos señalado, lo mejor en este caso siempre es que acudáis a un especialista que pueda tratar específicamente al niño.
Esperamos que nuestros consejos os hayan servido de ayuda, y que los dientes de vuestros pequeños no les den muchos problemas.