El ser humano es un animal social, y aprender a hablar sale de forma espontánea en los niños cuando intentan aprender formas mejores de relacionarse e interactuar con sus padres. Desde el principio, el bebé intenta comunicarse con los demás: en un primer momento sólo puede hacerlo con el llanto y la sonrisa, pero poco a poco irá adquiriendo tanto el vocabulario y como la facultad de razonamiento necesarios para mantener conversaciones.
El proceso de aprender a hablar es distinto en cada niño, y puede seguir pautas distintas. A continuación te ofrecemos un calendario orientativo y te ofrecemos algunos consejos y pautas para facilitar que tu niño aprenda a hablar y desarrolle sus facultades comunicativas de la mejor forma posible.
El calendario del aprendizaje del habla
Antes de los tres meses
El niño aún no es capaz de hablar ni de comunicarse verbalmente más que con el llanto, pero sí que es capaz de reaccionar ante los ruidos del mundo exterior. Así, cuando escucha un ruido repentino o fuerte, reacciona sobresaltándose o llorando, hace ruidos como gorjeos o arrullos para manifestar sus sentimientos, sonríe (la reacción más primitiva de simpatía del ser humano) como respuesta a las sonrisas y al discurso de quien le hable, y es capaz de vocalizar.
Para ellos, aprender a hablar es un juego
Los bebés empiezan a emitir una mayor variedad de sonidos ante su entorno. Si alguien habla cerca de él o emite un ruido fuerte, el niño gira la cabeza hacia el lugar de donde proviene el sonido. También es capaz de reírse, con pequeñas carcajadas.
Entre los seis y los nueve meses
El niño reconoce cuando le hablamos y se gira hacia nosotros. Aunque te pueda parecer que no, presta atención cuando dos adultos hablan cerca de él. Además, empieza a vocalizar cuando le hablas y a imitar pequeños gestos (despedidas, saludos).
Entre los nueve meses al año
Los niños son capaces de entender y responder órdenes simples ("sí", "no", "dame") y mover la cabeza. Imitan los sonidos que hacemos, dándoles la entonación de las palabras. Comprenden preguntas sencillas que les hacemos y mueven la cabeza de forma negativa. En esta época aprenderán sus primeras palabras, aunque, como hemos visto, depende de cada niño.
Entre el año y el año y medio
En esta etapa los niños, además de "papá" y "mamá", pueden aprender a decir un pequeño número de palabras diferentes. Son capaces de señalar partes de su propio cuerpo. Además de pedir algunas cosas a través de palabras, serán capaces de idenficar objetos si los nombra un adulto. En esta etapa, es importante introducirle vocabulario de esta forma y hablarle continuamente.
A los dos años suelen aprender a combinar palabras y realizar preguntas
Los bebés empiezan a escuchar con atención cuentos e historias, aunque no los comprendan del todo. Con un vocabulario ya más desarrollado, empiezan a dar dos pasos muy importantes: a combinar palabras y a realizar preguntas.
Entre los dos y los tres años
El niño puede empezar a participar en conversaciones simples y a dar respuestas a preguntas (responder a qué quiere comer, por ejemplo). Aunque no utiliza frases completas, sí combina dos palabras. Comprende el idioma mucho mejor de lo que lo habla: puede seguir instrucciones en dos etapas y relacionar los objetos con su uso (si le decimos "¿Con qué tomas agua?" podrá señalarnos un vaso).
La mayor parte de los niños empiezan a utilizar las palabras relativas a la ubicación en el espacio, responden a preguntas que incluyen dónde y quién y son capaces de vocalizar y utilizar las palabras de su vocabulario de forma comprensible para todos los adultos. A partir de aquí, irán aumentando el número de términos que conocen y podrán participar en conversaciones.
Cómo enseñar a hablar a los niños
Los niños desarrollan su lenguaje de forma lúdica: para ellos, aprender a hablar es un juego, lo que no quiere decir que no le cueste un esfuerzo. Lo primero que hay que hacer es mostrarle que estamos interesados en lo que está haciendo. Otro punto que tenemos que tener claro es que aprenden imitándonos y copiando lo que decimos.
Para reforzar positivamente sus logros en el habla, el paso primordial comunicarnos con él. Habla con tu hijo tanto como puedas, y a menudo. Mientras lo hagas, mírale de forma atenta, que sepa que estás centrado en él; ayudará tanto a que vea que te intentas comunicar con él como tu voz. Muestra tu interés cuando te conteste.
Al menos en un principio, no debemos centrarnos en si pronuncia bien o con claridad. Presta atención a lo que está tratando de decirte. El niño ha de sentirse seguro y cómo hablando contigo: así lo hará más a menudo. Si dice algo bien debes reforzarlo: "sí, así, muy bien, esto es una cuchara"
De los nueve meses al año los niños son capaces de entender y responder órdenes simples ("sí", "no", "dame")
Otro punto que debemos aprender es que debemos cambiar nuestras intervenciones a la hora de comunicarnos con él, modificando nuestro lenguaje para hacerte más accesible y comprensible. El objetivo es adaptarnos a lo que puede entender. Emplea frases cortas y fácilmente entendibles, y simplifica tu vocabulario cuando le hagas preguntas. Además, refuerza con la voz las palabras clave.
Algunos consejos adicionales para enseñar a tu hijo a hablar
En las primeras etapas, repite cualquier comunicación vocálica que hagan, incluso se trata de sílabas sin sentido. De esta froma alentaremos que la vuelvan a decir y que empiecen a relacionarse de forma sonora.
Si tu hijo no dice las palabras claramente, repite lo que ha dicho de forma clara, y alarga la frase para que le suene la gramática y la construcción de oraciones. Por ejemplo, puede decir "filla" cuando quiere papilla: dile "sí, quieres una papilla" y "aquí tienes la papilla". Esto "expande" su forma de comunicarse, al mismo tiempo que le refuerza constantemente con la pronunciación correcta de las palabras.
Cuida tu tono para no hacerle reproches de forma agresiva o intimidante cuando pronuncie mal las palabras o emplee mal los términos. Simplemente, reconvenlo mostrándole cómo se hace bien. Funciona mucho mejor reforzarlo positivamente cuando hace una cosa bien que reprocharle que haga las cosas mal, sobre todo en las etapas más tempranas.
Cuando quieras hablar con él, suprime los ruidos de fondo, como la radio o la televisión. Los niños tienen más dificultades para filtrar ese tipo de sonidos y distraen su atención de ti cuando hablas con él.
En un principio no debemos centrarnos en si pronuncia bien o con claridad
Respeta los turnos de palabra. Éste es un consejo válido incluso mucho antes de que el niño sea capaz de comunicarse o responder preguntas. Incluso cuando sólo es un bebé, sabe que para comunicarse hay alguien que le transmite un mensaje y él lo recibe para responder a él; dos personas no pueden comunicarse simultáneamente porque no se entienden. Espera a que el niño intervenga para reaccionar a lo que haga, aunque sea una sonrisa o un gorgoteo.
Una opción muy interesante es emplear juegos. Por ejemplo, jugar a hacer de "traductor". Cuando el pequeño aún no sabe discriminar los sonidos, podemos utilizar sonidos grabados, provocarlos y relacionarlos con la palabra que los provoca. Por ejemplo, hacer sonar un timbre y decir la palabra, hacerle escuchar el sonido de la lluvia o de animales...