Si alguna vez tuvisteis que superar la muerte de una mascota a la que teníais mucho cariño, seguramente recordaréis lo mal que lo pasasteis en su momento. Sobre todo una mascota que haya estado con nosotros un tiempo considerable como un perro o un gato, aunque también nos pueda ocurrir con un hámster o un pez.
La muerte es ley de vida, sabemos que tarde o temprano nos llega, aun así nos cuesta asumirlo llegado el momento. Cuando se nos va un ser querido normalmente nos pilla por sorpresa y al principio no sabemos como reaccionar. Si esto nos ocurre siendo adultos... tenemos que pensar que lo mismo pasará con los niños pero por multiplicado por dos. Para un niño la mascota puede desarrollar un papel muy importante dentro de la familia, piensa que cuando el niño se siente solo muchas veces buscan consuelo en ellas porque las mascotas no riñen, no castigan y no juzgan. Nos escuchan y nos dan cariño incondicional. Pueden llegar a ser incluso los mejores amigos de niños solitarios, por eso, nos tenemos que poner en la piel de nuestro hijo para entender sus sentimientos y ayudarle a superar el duelo.
A continuación os dejamos con algunos consejos para apoyar a vuestro hijo durante el proceso de duelo:
1. Tener en cuenta el tipo de mascota
Como decíamos antes, el tipo de mascota es importante porque determinará el tiempo que haya estado en la familia. El cariño que el niño le tenga normalmente es proporcional a los años que haya estado con ella. No da tiempo a coger cariño a un animal que dura como mucho uno o dos años, sin embargo si a uno que haya vivido 10 como un perro o un gato. Por otro lado, los animales que emocionalmente se implican más con los humanos son los que más huella nos van a dejar. Por eso, superar la muerte de perros y gatos son las más difíciles y llevará más tiempo superar el duelo. Da tiempo al pequeño y no le presiones.
2. Prepara el terreno
Si sospechas que a vuestra mascota no le queda mucho tiempo de vida (tal vez por una enfermedad o porque debido a la edad empieza a tener problemas) es preferible que vayáis allanando el terreno. Conviene que habléis con vuestro hijo en un ambiente tranquilo y en el que él se sienta seguro, con el objetivo de que él reflexione y la noticia no le llegue por sorpresa, el impacto será menor.
Por otra parte, tienes que adaptar el tipo de lenguaje que utilizarás acorde a su edad, puedes utilizar alguna metáfora para ilustrarlo y que lo entienda mejor si es pequeño. Por el contrario, si hablamos de niños mayores es preferible no disfrazar la realidad y decirles que todos los seres vivos tenemos una esperanza de vida y la de los animales suele ser menor que la de las personas. Hay que ser honesto para que no sufran para que no sufran a largo plazo. Por ejemplo, es típica la mentira de que se ha dejado al perro en la granja de un amigo porque el campo le sienta bien. Tarde o temprano descubrirá la verdad y solo conseguiréis que un futuro desconfíe de vosotros y le cueste más creeros, puede hasta guardaros cierto rencor. Aunque calméis su dolor temporalmente, con el tiempo es contraproducente.
3. Sacrificio del animal
Hay veces que cuando la enfermedad de un perro o un gato ya no tiene solución los veterinarios dan la opción de sacrificarlo. Es triste pero es mejor que dejarlo sufrir. Lo que hagamos a continuación dependerá de la edad y madurez del niño. Si es muy pequeño, menos de 8 años, no debe de estar delante cuando se tome la decisión y es mejor que piense que ha muerto de manera natural a que se le ha hizo la eutanasia. Es un concepto complicado de entender para un niño tan pequeño. Si es mayor, a partir de 9 o 10 años tenéis que ser claros con el niño y explicarle que aunque el veterinario ha intentado curar al perro o al gato, no había nada que se pudiese hacer y que por tanto la mejor solución es quitarle el sufrimiento.
4. Permite al niño despedirse con un acto simbólico
Cuando se muere un ser querido nos despedimos de esa persona con un entierro, una incineración, dedicando unas palabras, etc. Si dejamos que el niño se despida de una manera similar conseguiremos que pase más deprisa el duelo porque se hace antes a la idea y además dejará al niño más tranquilo, le ayudará a cerrar el capítulo.
5. No le compres un sustituto
No funcionará porque no va a ser el mismo animal, con el anterior compartió parte de su vida, le quería y pasó muy buenos momentos con él. La nueva mascota por mucho que se le parezca no será el mismo y lo único que conseguiréis es que sienta que le tomáis por tonto y que le queréis engañar. Puede parecer una obviedad pero no está de más recordarlo.
Otra mascota puede ser una buena idea una vez que el niño ya ha superado el duelo y siempre dejando claro que este animal es otro ser diferente e individual y que no se pretende sustituir al antiguo.
6. Dale tiempo para superar el duelo
Los primeros días vuestro hijo se va a sentir triste pero es normal y no debéis preocuparos, si le dais más importancia de la que tiene no vais a ayudar a superar la muerte de su amigo peludo. Si crees que tu hijo es un exagerado porque lleva muchos días deprimido no le agobies ni le riñas, cada uno lleva la pérdida a su manera. Tampoco podéis tratarlo de diferente manera, ni la muerte de la mascota puede ser una excusa para no castigar comportamientos que si lo merecen o levantar los anteriores. Lo mejor es que seais con él un poco más comprensivos y luego le tratéis normal.
Hablad con él y explicarle que puede hablar del tema cuando quiera, que estáis ahí para escucharle y apoyarle, pero que eso no quita que en casa hay unas normas y que todo el mundo tiene que cumplirlas aunque se esté triste.