Cuando se tienen niños pequeños es difícil que entre ellos exista la idea de que entre los hermanos hay que compartir. Los niños más pequeños, hablamos de entre 2 a 4 años, suelen jugar solos. Aunque a veces los llevemos al parque o estén en la guardería e interacciones de vez en cuando con otros niños, los juguetes siempre suelen ser algo personal, una posesión.
Compartir es una de las habilidades sociales más difíciles de enseñar a un hijo, y es que la idea de compartir no entra todavía en sus roles. Esto puede acrecentarse cuando además se tiene un hermano pequeño. Antes que compartir, los pequeños desarrollan el concepto de propiedad. De ahí la importancia de hacerles entender que es lo que les pertenece a todos en la familia y que les pertenece a cada uno, como pueden ser los juguetes.
Como la tarea de enseñar a compartir es muy complicada, aquí os dejamos algunos consejos para que los padres puedan guiar a sus hijos en la generosidad.
No hay que obligar a compartir a los hermanos
Aunque muchos padres se sientan mal porque sus hijos no compartan sus juguetes entre ellos, hay que tener en cuenta la percepción que tienen los más pequeños de la casa con sus pertenencias.
Por eso, el papel de los padres en este caso es ayudar a los hermanos a comprender la importancia de compartir. Nunca enseñaremos a compartir a nuestro hijo si siempre le quitamos algo con lo que está jugando para que se lo preste a su hermano o para que lo incluya en su juego. Al contrario, le tenemos que hacer comprender. De esta manera podemos preguntarle cuando el hermano quiera jugar con sus juguetes: ''¿Quieres dejarle cuando termines tus juguetes a tu hermano?''. Ante esto podemos tener una respuesta negativa o positiva, que los padres deberán aceptar.
La idea de obligar a compartir al niño no enseña ninguna lección, sino que para ellos significa interrumpir lo que están haciendo para dar algo a otro por obligación. Esto más que enseñar, convierte el acto de compartir en una competición.
Pídeles permiso antes de compartir sus cosas
Al igual que los adultos, los niños tendrán ciertos juguetes que no quieran prestar a nadie, incluso a sus hermanos. Esto debemos respetarlo. Si ofrecemos a su hermano algún juguete que el otro no quiera compartir crearemos una desconfianza en los padres y una posesión aún mayor.
Y si por algún casual algún hermano suyo quiere utilizarlo deberemos pedirle permiso antes de utilizarlo. Al igual que deberemos hacerlo al contrario cuando esto pase. Si le obligamos a compartir a la fuerza estaremos creando una competición innecesaria entre nuestros hijos.
Incluso, preguntándoles les ayudaremos a expresar sus sentimientos y a crear empatía entre los hermanos. De esta manera, los padres podrán conocer las razones por las que sus hijos no quieren compartir o por qué lo hacen.
Turnos para jugar
Puede que entre hermanos no se sientan muy seguros de cómo de suyas son sus posesiones, de ahí puede venir originada la negativa a compartir, para que no le roben nada.
Ante esto, lo mejor es crear turnos para compartir los juguetes. De esta manera, ayudaremos a nuestro hijo a que se dé cuenta de que hay otra persona esperando a jugar con su juguete y que sea capaz de controlar sus impulsos cuando le toca esperar.
De esta manera, no solo le demostramos lo bueno que es compartir, sino que las cosas no se consiguen las cosas a la fuerza y que no se consigue al momento todo lo que uno quiere. Además, no le obligaremos a compartir sus juguetes al momento sino en su turno. Esto consigue reforzar en los hermanos la capacidad de empatía y paciencia.
Dar ejemplo en casa
Como sucede en la vida de los más pequeños, su referente más importante e inmediato son los padres. Siempre hemos escuchado que el ejemplo hay que darlo primero en casa, y esto es muy cierto.
Por eso, cuando estemos en casa debemos encontrar cualquier excusa para enseñar a nuestros hijos a compartir. Les podemos enseñar con cosas cotidianas como repartiendo unos trozos de tarta para cada miembro de la familia o mostrarles lo bueno que es intercambiar en lugar de arrebatar.
Realizad juegos y actividades en grupo, en los que participe toda la familia y en la que haga falta la ayuda de los demás. También puedes compartir tus cosas con tus hijos y luego pedirles a ellos que te presten algo suyo, así todos formaréis parte del juego.
No les riñas por no compartir
Los grupos de juego y los encuentros para jugar con otros amigos son una manera muy buena para que los niños aprendan a compartir con otros niños, para que luego copien este ejemplo en casa. Pero a veces no sale tal y cómo los padres esperan. Ante la negativa de nuestros hijos a compartir los padres no deben desesperarse y mucho menos reñir a los hermanos.
Si reñimos a nuestro hijo por no compartir crearemos en él un comportamiento de resentimiento frente a su hermano. Lo mejor en estos casos es reforzar su comportamiento cuando comparta otro juguete con su hermano. De esta manera, en lugar de reñirle le premiaremos cuando comparta con su hermano.
Lo mejor es tener paciencia con nuestros hijos. La razón por la que no prestan sus juguetes no es porque no se quieran o porque sean egoístas. Con el tiempo comprobaréis cómo a partir de los cinco años no les importará compartir sus juguetes con su hermano y disfrutarán jugando en compañía.