La adolescencia es una de las etapas de la vida en la que una persona experimenta más cambios, tanto físicos como emocionales y psicológicos. Muchos adolescentes abandonan la vida infantil para pasar a una vida adulta sin problemas, pero también está el caso de otros que, por imposición de la sociedad, viven esta transición con un poco más de dificultad pues anteponen la presión social y la aceptación de los demás ante sus propios intereses.
Es a lo largo de la adolescencia cuando una persona empieza a desarrollar y a ultimar los detalles de la personalidad que tendrá en su vida futura. Por este mismo proceso, los principios, valores y autoestima del adolescente todavía no están sólidos y cualquier influencia del entorno acaba por repercutir en sus acciones y comportamiento. La búsqueda de aceptación en los círculos de amistad y en la sociedad es muy común en la adolescencia y, aunque es algo normal y por lo que todo joven ha de pasar, existe un cierto límite ante el que este no debe sucumbir.
Las influencias de un círculo de amistades o del entorno en el que se mueva tu hijo siempre va a resultar positivo para él pues estas le servirán para aprender de errores propios o ajenos y para poder ir construyendo poco a poco su personalidad. No obstante, cuando estas influencias hagan que tu hijo actúe de forma poco cívica, irrespetuosa y autodestructiva, entonces deberás actuar y pararlo a tiempo.
Comunícate con tus hijos
Tener una buena relación padres-hijo facilitará mucho la comunicación entre ambos. Piensa que si construyes una buena relación familiar y tu hijo confía en ti como padre o madre a la hora de contarte sus preocupaciones o inquietudes, tendrás el camino mucho más fácil para poder ayudarle.
Si esta relación no existe, intenta acercarte a tu hijo sin presionarle ni forzar la situación para que poco a poco él vea que te interesas y que eres alguien que no va a juzgarle. Es de vital importancia que exista una comunicación fluída entre ambos para que los padres sepan qué clases de actividades realiza su hijo y con qué compañías se junta. Por supuesto, hablar de temas como las drogas, el alcohol o el bullying es algo que hay que tratar de forma abierta y sin tabúes para que el adolescente se vaya empapando de los valores y principios que existen en su núcleo familiar.
Ayúdale a conocerse a sí mismo
Algo que puede ayudar a que tu hijo poco a poco vaya diferenciando las influencias positivas de las influencias negativas y sepa cómo actuar acorde a sus propias convicciones, es ayudándole a conocer sus gustos e intereses. Si tu hijo adolescente sabe lo que quiere y tiene una buena autoestima, le resultará muy fácil discernir qué actos y comportamientos externos le vienen bien o no.
Como padre, puedes preguntarle qué aficiones tiene o, si esto todavía no lo tiene muy claro, animarlo a que descubra diferentes actividades o posibles hobbies para que así pueda decantarse por uno o varios. Además de esto, enseña a tu hijo que las influencias pueden ser buenas, pero siempre y cuando estas no entren en conflicto con sus opiniones propias y también con sus intereses.
Enséñale a escoger a sus amigos
Un adolescente puede caer ante la presión social y puede acabar comportándose de una manera contraria a sus propias convicciones solo porque sus amigos actúan de una u otra forma. En el momento en el que un acto o comportamiento entra en conflicto con el respeto y puede llegar a perjudicar seriamente a uno mismo o a un tercero, el adolescente ha de saber parar y alejarse de cualquier mala influencia y aquí es donde entra el papel de los padres. Si uno, como padre o madre, ve que su hijo sale con malas compañías o que tiene comportamientos problemáticos, lo ideal es abordar el problema desde la calma y sin reprochar al adolescente las actitudes de sus amigos.
Para estos casos en los que se quiere hacer ver al hijo que está rodeado de una mala influencia, usar la sutileza y tener clara la postura como padre son dos cosas que uno debe de tener muy en cuenta. Recriminar o juzgar a los amigos de tu hijo se volverá en tu contra así que intenta hacerle ver, de forma razonada y neutral, cómo la presión social y la búsqueda de aceptación del grupo de amigos le está haciendo actuar de forma incorrecta o contraria a la forma de ser que siempre le habéis inculcado en casa.
Crea un entorno familiar feliz
Muchas veces, los adolescentes quieren integrarse a toda costa en ciertos grupos sociales, así como buscar una aceptación externa puesto que pretenden refugiarse de una situación familiar que los estresa o que simplemente no los comprende. En todo grupo de amigos adolescentes existe un líder que es quien dicta las normas sociales dentro del propio grupo y al cual los demás deben complacer. Si el adolescente no cuenta con un apoyo familiar, esta figura del líder es donde muchos adolescentes buscan un referente de poder y complicidad.
Si este líder ejerce una influencia negativa sobre tu hijo, su relación de amistad puede convertirse en un problema. Para solucionar o evitar esto, es esencial que el joven tome como referente y ejemplo a la familia y, sobre todo, a sus padres. Para hacer esto posible, una buena relación y un entorno de confianza son aspectos imprescindibles para que tu hijo no tenga que buscar en el exterior algo que no encuentra en su propia casa. Lo más importante de todo es que le hagas ver a tu hijo adolescente que siempre que tenga un problema, tú vas a estar ahí para apoyarle y sin juzgarle.
Debes de inculcarle lo antes posible unos buenos valores y principios para que los interiorice y sepa distinguir qué cosas está bien hacer y qué no, así como fomentar que cree vínculos sanos de amistad que no interfieran negativamente con su actitud o comportamiento. Ayúdale a crear su propia identidad y a tener una autoestima lo suficientemente fuerte como para que, en una etapa tan delicada e influenciable por la presión social como la adolescencia, tu hijo sepa actuar en consonancia a sus principios e intereses.