El principal problema del autismo, del Trastorno del Espectro Autista, es la falta de comprensión que hay hacia las personas que lo padecen. Uno de los rasgos más característicos del autismo es que las personas que lo padecen, ya sean bien adultos o bien niños, tienen una forma de comunicarse totalmente diferente a la del resto del mundo. Esto no implica que su forma de relacionarse sea mejor o peor; simplemente estamos hablando de maneras distintas de hacerlo. El problema viene cuando se cree que la forma de comunicarse que tiene la mayoría es la única aceptada; es entonces cuando comienzan a aparecer todos los tabúes y los misterios que hay entorno al autismo.
Lo cierto es que si un niño o una niña padece autismo, las posibilidades de que lleve una vida dentro de la habitual son muy altas. Cuando hablamos del Trastorno del Espectro Autista, hay que saber desde el primer momento que este engloba a una multitud de subtipos de autismo (o asperger) totalmente diferentes, con gravedades distintas y con unas necesidades completamente diferentes. Esta es parte también de la problemática del autismo: aún no lo conocemos lo suficiente ni siquiera como para poder clasificarlo de la forma adecuada.
Lo que realmente preocupa a los padres es saber si su niño o su niña podrán tener una vida dentro de lo que ahora mismo entendemos por normalidad, si logrará relacionarse como hace la mayoría de la población y, sobre todo, cómo será su niña o su niño cuando vaya creciendo. Porque la parte médica, la relacionada con lo teórico, no tiene tanta repercusión en su vida como todo esto.
Cosas que debes saber sobre el niño con autismo
Cuando un niño o una niña tiene autismo, suele compartir una serie de rasgos comunes: problemas a la hora de comunicarse con los demás, problemas a la hora de mantener relaciones, y unas conductas que siguen un patrón muy marcado. Aún así, como hemos explicado antes, la "gravedad" de estos síntomas dependerá mucho del caso en particular, con lo cual lo mejor es que sea un especialista es el que te explique de forma pormenorizada el caso de tu hijo, para que así salgas completamente de dudas.
Hay muchos mitos relacionados con el autismo que deberían desaparecer. Si bien es cierto que hay datos que son reales, como que afecta más a los niños que a las niñas por regla general, también hay otros datos que circulan por internet y por el boca a boca que son completamente falsos. Como, por ejemplo, eso de que todas las personas que padezcan autismo tengan una inteligencia superior a la media; un niño con autismo puede tener una inteligencia baja, media o alta, sin que esto esté relacionado directamente con su trastorno. Con lo cual si bien es cierto que han existido muchas personas autistas con altas capacidades, esto no implica que todas las que lo padezcan las vayan a tener.
A la hora de la comunicación, no es cierto que una niña con autismo no entienda lo que se le está diciendo, ni mucho menos. Lo que sucede es que comprenden el lenguaje de forma literal; esto les dificulta mucho la labor de detectar sarcasmo, metáforas, exageraciones... Y es aquí precisamente donde se nota que haya problemas de comunicación, en el punto en el que entienden el lenguaje de forma distinta a como lo hace el resto. Hay que tener esto en cuenta cuando se tiene un hijo con autismo, puesto que sabiéndolo, el error sería nuestro por expresarnos de una forma que no termina de comprender, y no suyo por no poder captar los matices del lenguaje.
En cuanto a sus problemas con el lenguaje, habría que añadir que esto va más allá, y que afecta también a la comunicación no verbal. Captar las expresiones de la gente, o lo que estos quieren decir con sus movimientos, puede llegar a resultarles muy difícil porque no es algo que perciban de forma natural; mas sabiéndolo nosotros, como padres, podremos hacer que la comunicación sea mucho más fluida si nos vamos adaptando a sus necesidades. De otro modo, la relación con el niño o la niña será complicada, y veremos cómo ellos se sienten incapaces de formar parte de nuestro mundo.De nuevo, no es su responsabilidad sino la nuestra el poder ayudarles a encontrarse a gusto y cómodos.
Su vida puede ser muy larga y satisfactoria
La vida de una persona con autismo, a día de hoy, puede ser igual de larga y satisfactoria que la de una persona que no lo padezca. Porque somos nosotros los que tenemos que garantizar su inclusión dentro de la sociedad, adaptándonos a sus necesidades y haciéndoselo todo mucho más llevadero. De nada sirve que tengamos infinitos conocimientos sobre esta enfermedad, que hayamos ido aprendiendo mucho tras experimentos y pruebas a lo largo de los años, si luego no ponemos en práctica todo lo que hemos aprendido.
Si bien es cierto que depende mucho del niño o de la niña en general cómo vaya evolucionando el trastorno, es innegable que con un tratamiento en condiciones y un cuidado por parte de los padres, todo puede ser mucho más sencillo. Es la sociedad la que debe facilitarle a la persona con autismo su integración, comprendiendo que no todos nos comunicamos de la misma manera y que debemos aprender a hacernos entender.
Es importante, como padre o madre, saber que el niño probablemente no busque ayuda en momentos de consuelo, o sea incapaz de expresar sus emociones tal y como hacen el resto de niños. Hay que hacer un "esfuerzo" extra para comprender sus necesidades, y poder solucionarlas, exactamente igual que como se haría con cualquier otro niño de su edad. Porque que no sepan comunicarlas de la misma forma no significa que no tengan las mismas sensaciones o emociones; también pueden tener miedo ante ciertas situaciones, sentirse preocupados, o mostrarse ansiosos en según qué momento. No hay que olvidar jamás que un niño con autismo no deja de ser un niño, y, por tanto, tiene las mismas necesidades.