Es un caso muy habitual y normal que en las familias con dos o más hijos, puedan aparecer entre ellos pequeños problemas, celos, envidia, conductas egoístas, etc. Este tipo de comportamientos tiene mucho que ver con la edad de los hermanos, cuantos años tienen de diferencia entre sí, y en ocasiones también el género de ellos mismos, ya que se tiende a dar un distinto trato a hijos y a hijas.
La rivalidad entre hermanos es algo habitual, sobre todo cuando llega un nuevo miembro a la familia y sienten que se les da más atención al nuevo bebé o cuando sienten que los hermanos mayores tienen más libertad para hacer lo que quieran. Estos son problemas típicos que se ven desde siempre a lo largo de los años. La competencia es normal entre hermanos, aunque no debería serlo, y demasiada se convierte en un problema.
Lo más normal es que un hermano tenga celos de otro por las cosas que tiene, la atención que se le da, o los logros que obtiene. Cuanto más jóvenes son los hermanos es más habitual y lo que tenemos que hacer los padres es convertir esos celos en orgullo, tenemos que educar a nuestros hijos para que se alegren cuando su hermano o hermana consigue algún logro, que de alguna manera se sientan contentos de ser hermanos de él o ella.
Convertir la rivalidad en orgullo
Tenemos que intentar fomentar la amistad en nuestros hijos para que cuando realizan alguna actividad, competición, algún objetivo en su vida, se centren en sus propias marcas, es sus notas o en sus calificaciones y no busquen compararse a sí mismo con sus hermano o hermana.
Todos los niños quieren llamar la atención de sus padres, pero a veces esta atención no se puede dividir igualitariamente entre hermanos y habrá momentos de desigualdad de en ella. Si se sentimos que nuestro hijo o hija se siente ignorado o disgustado porque su hermano está siempre en el centro de atención, debemos hablar con él, intentar aclararle por qué le estamos haciendo más caso en ese momento, y ayudarle a que no se sienta excluido. Hay que buscar formas con las que llevarse bien y ayudarles a sentirse mejor y dejar de lado los celos por su hermano.
Cuando nuestros hijos están celosos y frustrados por sus hermanos es fácil que puedan perder los estribos y entonces tenemos que ayudarles para evitar peleas entre hermanos y hermanas para mejorar la amistad y el llevarse bien.
Resolver conflictos inmediatos
Para empezar, tenemos que decirles que cuando se sientan con tanta rabia, respiren profundamente e intenten pensar en lo que está sucediendo, si de verdad están enfadados con su hermana o hermano o de verdad solo están enfadados con la situación que se está desarrollando en el momento y como se sienten con ella. Hablándolo con ellos podemos llegar a conseguir que lo entiendan y aflore la amistad y tengamos una solución para un ataque de rabia y celos que puede desencadenar más problemas futuros y no ayude a llevarse bien.
Tenemos que transmitirles que ellos siguen valiendo mucho, es posible que su hermano o hermana haya ganado un concurso, sacado una calificación alta en exámenes o algún otro logro, y entonces le recordaremos que en otras materias por ejemplo debería mejorar, y que ellos mismos tienen sus propios logros y sus metas en las que están trabajando actualmente.
Debemos animar a nuestros hijos e hijas a que feliciten a sus hermanos por su logros y compartan su felicidad que puede ser el doble si están juntos. Si hacen esto, lo más probable es que entre hermanos esto sea recíproco, disminuyendo la rivalidad y mejorando el ambiente en la familia.
Vigilar nuestro trato hacia cada uno de los hijos e hijas
Nosotros mismos, como padres y madres, debemos habituar a la familia a llevarse bien y a tener en cuenta a todos nuestros hijos cuando tratamos con ellos, cuando hacemos alguna actividad con ellos, cuando les hacemos un regalo, una celebración... Tenemos que ser conscientes de que en estos casos los hermanos se van a sentir distanciados, por tanto hay que intentar tener una igualdad constante entre nuestros hijos para que, si hay alguna desigualdad con el trato con ellos, sea mínima y no pueda ser un origen de problemas. Si ya existe una rivalidad grande, tenemos que tener aún más en cuenta este punto y fijarnos más en los comportamientos de nuestros hijos.
Cuanto antes tengamos estas charlas con nuestros hijos, menos problemas tendremos en el futuro, ya que a menudo se llega a las situaciones más críticas por la ignorancia de los padres respecto a sus hijos. Esto hace que estas disputas, poco a poco, juntando los celos y envidias, vayan acrecentándose y provocando un posible ataque de rabia y peleas.
Es posible que estas situaciones de celos se vayan fuera de control y los hermanos peleen muy a menudo, llegando a golpes o peleas físicas. Si esto llega a suceder tendremos que tener una charla con nuestros hijos en las que les tendremos que transmitir que pierden mucho mas estando enfadados y peleando que llevándose bien y colaborando entre ellos. Les explicaremos que es posible que su hermano o hermana pueda llegar a ser su mejor amigo en algún día y una persona a la que recurrir cuando tengan problemas, y sería positivo hacerles entender que sus amigos pueden ir cambiando a lo largo del tiempo cuando van creciendo, pero su familia es para siempre y siempre van a estar ahí.
Si esto llegara más lejos, a un odio entre hermanos, quizás debamos recurrir a profesionales que puedan ayudarnos a solventar esta situación y poco a poco disminuir la rivalidad que existen entre ellos.