A lo largo del mundo existen muchos mitos que hablan de seres mágicos que traerán a los niños regalos y felicidad en fechas destacadas.
Papá Noel, por ejemplo, un personaje mítico en gran parte del mundo que reparte regalos a los niños para llevar el espíritu de la Navidad a los hogares y traer la felicidad a todas las casas. El mito de Papá Noel cuenta que éste hombre en particular vive y trabaja en el Polo Norte, fabricando durante todo el año los juguetes y regalos que ha de repartir a todos los niños el día de Navidad. Pero no lo hace solo. Todos los niños que hayan crecido con Papá Noel saben que le ayudan un montón de duendes con los que trabaja en su fábrica, así se agiliza su proceso. Además, la figura de Papá Noel siempre viene acompañada por un trineo enorme tirado por renos, siendo Rudolph el que más calado social tiene y del que más se sabe.
Podemos hablar de los Reyes Magos en España, tres personajes bíblicos que le llevaron cada uno un regalo al niño Jesús, regalos que, según la leyenda, eran mirra, incienso y oro, y que el día 6 de Enero ofrecieron al niño en el pesebre como regalo por su nacimiento. Después de éste evento, la tradición es que "los Reyes" repartan en Enero regalos a todos los niños y cumpla la misma función que Papá Noel hace en el resto del mundo: deja regalos en las casas cuando los niños duermen.
Siguiendo con el repaso de los mitos, también podemos encontrar figuras como la del Ratoncito Pérez en España, o el Hada de los Dientes en el resto del mundo. Y se trata de una figura que premia a los niños cuando se les caen los dientes. La leyenda dice que si pones el diente bajo tu cama, el Ratoncito Pérez (o un Hada de los Dientes) vendrá y cambiará tu diente por dinero o por un regalito.
En otras culturas podemos encontrar también al Conejo de Pascua en Semana Santa, que trae chocolatinas y regalos a los niños en esas fechas y que es muy típico en Estados Unidos, aunque de ésta tarea en España se encarguen directamente los padrinos y madrinas.
¿Cómo les decimos la verdad?
Lo que tienen en común todas estas figuras mágicas que llenan de alegría a los niños es, naturalmente, que no son de verdad. Los encargados de la sonrisa y los gritos de alegría en Navidad son íntegramente los padres, y es un concepto difícil de explicar a los más pequeños que han creído desde su nacimiento en éstos personajes. Y no solo que han creído, si no que han sido los padres los que les han hablado de ellos, reforzando la idea en sus cabezas y dejándoles creer en la magia del mundo y de la Navidad. Aunque fuera una mentira.
Así que el problema aquí es, ¿cómo le digo a mi hijo que, por ejemplo, los Reyes Magos no existen? ¿Cómo le cuento la verdad? ¿Pensará que le he mentido todos éstos años? ¿Y si empieza a preguntarme?
Pues bien, que no cunda el pánico. Cada niño es diferente, y no hay una edad apropiada para contárselo, sino que sus pequeñas mentes van desarrollándose a diferente ritmo, y ellos mismos harán sus investigaciones al respecto antes de acudir a ti. Influyen los amigos, el colegio, y lo que oyen por la calle, por supuesto, pero habrá un momento en que tu hijo empiece a cuestionarse la magia en toda su extensión. De todas formas, hay unas cuantas pautas que puedes seguir para tratar el tema con tus hijos e hijas.
Pautas para desvelarles la verdad
Espera a que sean ellos los que te pregunten: No hace falta que seas tú el que aborde el tema y quizá esto sea de lo más importante. No le contestes directamente y respóndele con otra pregunta "¿Qué crees tú?" Así, según su respuesta, podrás tantear el terreno y saber por dónde tienes que pisar y por donde no, sin arriesgarte a contarle más de lo que pueda asumir. Tenemos que tener en cuenta que hay niños más sensibles que otros y no todos se lo pueden tomar de la misma manera.
Si te plantea una duda sobre el Ratoncito Pérez o Papá Noel es natural esperar también que empiece a plantearse la veracidad del cuento de los Reyes Magos y te pregunte directamente. En este caso puede que se toque también el tema de la religión, pero reincidimos en que no todos los niños reaccionan de la misma manera.
Es esencial contárselo con un lenguaje que puedan entender
Cuando aún son pequeños, puedes inventarte un cuento para explicar el cuento, por ejemplo que los Reyes tienen demasiada carga de trabajo para una noche y que entonces les piden a los padres ayuda para poder llegar a todos los niños. Así, no solo le estás haciendo a la idea de que los Reyes realmente no tienen presencia real en la navidad, si no que te estás haciendo partícipe de la magia en mayor o menor medida, lo que puede ayudar a ablandar el golpe que les puede suponer. Si el niño es más mayor y aún no ha descubierto la verdad, siempre puedes contarle que lo que le decías no era una mentira, si no que forma parte de la tradición de la navidad contarles ese cuento a los niños para darle vida a las fechas y que se sientan felices.
Si tu hijo tiene claras sus dudas, no le mientas
No pienses eso de "es que va a perder la ilusión" y quieras alargar el cuento una navidad más por seguir viviendo esa ilusión casi mágica del pequeño la noche antes de los regalos. Cuéntale la verdad, porque si te expresa sus serias dudas significará que ya está preparado para tu sinceridad. Además, si no se lo cuentas en ese momento, más adelante es posible que se sienta engañado y frustrado y pensar que puedes estar engañándolo en otros ámbitos de su vida, y eso es algo que queremos evitar a toda costa.
Por último, no dejes que la magia navideña se vaya con el cuento de los Reyes Magos y sigue haciendo de la fecha algo especial que compartir con tus hijos, hazlos partícipes de ella y procura que se sientan igual de ilusionados y felices que tu cuando compras sus regalos.