La adolescencia es una de las etapas en las que más cambios, tanto a nivel físico como a nivel emocional, se sufren. Para un adolescente, la pubertad significa una época de cambios en donde la persona abandona su etapa infantil para pasar a la vida adulta. En la adolescencia, la personalidad y el carácter todavía no están consolidados y son los factores externos, y la manera de interactuar que tenga la persona en cuestión con ellos, son cruciales para la formación de la propia identidad.
Para un adolescente, es muy común preguntarse cuál es su lugar, dónde encaja mejor y qué es lo que quiere para su vida futura. Decantarse por una rama educativa u otra, diferenciar cuál es la mejor compañía que puede tener en cuanto a amistad o resolver los típicos conflictos y/o problemas de la edad son presiones ante las que muchos adolescentes se enfrentan en su día a día. Al no tener consolidada una personalidad y unos valores firmes, a menudo es normal que sufran momentos de cierta ansiedad, tristeza o confusión.
De todas formas, y aunque la adolescencia sea una etapa delicada de la vida, es muy importante no subestimar el comportamiento con el que un adolescente se enfrenta a estos problemas. Es importante que los padres, como tutores legales de su hijo, estén pendiente de la evolución de este y analicen cuál es su estado de ánimo o los actos y comportamientos que repite día tras día.
Señales de la depresión en adolescentes
Es de vital importancia no confundir los cambios de humor del adolescente con los posibles síntomas de una depresión. Normalmente, los cambios de humor del adolescente se desvanecen en cuestión de horas mientras que los síntomas depresivos son persistentes e incluso pasan más desapercibidos que los primeros. Prestar atención al comportamiento y a las actitudes del adolescente será lo que marque la diferencia.
Normalmente, y aunque no es nada fácil detectar los síntomas de una depresión, los más recurrentes o que más comunes resultan son la desesperanza, la irritabilidad y la pérdida del interés en todo. No ver la tristeza de forma explícita puede hacer que pasemos por alto los verdaderos síntomas y es que estar triste no siempre es el síntoma principal.
Las señales ante las que hay que prestar especial atención son las de irritabilidad u hostilidad, la pérdida de interés en actividades que antes interesaban mucho, llanto a escondidas, alejarse de las amistades o de la familia, desinterés por el colegio o instituto, cambios en el apetito y dormir pocas horas, aspecto de cansancio y fatiga constante, problemas para concentrarse y falta de motivación o alegría.
Cuando todos estos síntomas se producen a la vez y se prolongan a lo largo del tiempo, es bastante probable que el adolescente no esté pasando por una época "normal" dentro de la adolescencia, sino que seguramente esté empezando o ya haya desarrollado depresión. Si de todas formas, la familia sigue teniendo dudas, será más que recomendable que los padres del adolescente le lleven al médico para que este le haga un análisis más exhaustivo.
No ignorar las señales
Cuando la depresión del adolescente se prolonga en el tiempo, es posible que estos acaben desarrollando pensamientos suicidas. Pensar en el suicidio es una forma de aliviarse a sí mismos. El adolescente con depresión no piensa en el suicidio como una forma de dejar de sufrir sino que más bien piensa en ello como una forma de liberar a los demás, amigos o familiares, de su carga.
Si un padre ve todas las señales anteriormente mencionadas y cree que su hijo puede estar desarrollando o ya padece depresión, lo último que ayudará al adolescente será ignorar el problema y pensar que todo se arreglará por sí solo. La delicadeza será algo muy importante con lo que habrá que tratar para que el adolescente decida contar sus problemas.
Si existen sospechas de que un adolescente padece depresión, lo más importante, además de animarle a acudir al médico o psicólogo, es hablar con él y hacerle saber que su familia y amigos están ahí para todos los problemas de los que quiera hablar. Intentar abrir un diálogo y mostrarle al adolescente que realmente alguien está dispuesto a escucharle, hará mucho bien.
Cómo hablar con un adolescente con depresión
Este es otro de los grandes miedos a los que muchos familiares o amigos se enfrentan. La depresión es una enfermedad muy compleja y que no siempre da pistas sobre cómo tratarla. Siendo esto así, cada persona es un mundo y la depresión afecta en según qué debilidades de la persona. No obstante, y a pesar de que puede haber variaciones entre un adolescente u otro, lo más recomendable para dirigirse y ayudar a alguien con depresión es mostrarse abierto y dispuesto a dialogar.
No reñir y limitarse a escuchar es algo muy importante. Si el adolescente cree que sus padres o amigos le están sermoneando, hará todo lo posible por disimular el problema ya que no se esforzará en mostrar qué es lo que le ocurre. Juzgar o criticar no hará ningún bien al adolescente pues se limitará a quedarse callado y a autogenerar, todavía si cabe, más sentimiento de culpa.
Otro aspecto muy relevante a la hora de comunicarse con el adolescente con depresión es escuchar todos sus problemas. La parte más complicada es conseguir que una persona con esta enfermedad esté dispuesta a c ontar sus preocupaciones así que, si los padres o amigos consiguen esto, lo mejor es escuchar e intentar empatizar con el adolescente. De nada sirve hacerle ver a quien tiene depresión que sus problemas son tonterías o cosas sin importancia. Mostrarse comprensivo será el primer paso para comunicarse de forma exitosa con el adolescente.
En la adolescencia, muchas personas tienen miedo al qué dirán o a lo que otros puedan pensar de uno mismo. Esto no solo se extrapola a la familia y al círculo de amistades, sino que también puede afectar en las relaciones médico-paciente. Si un padre o amigo sospecha que un adolescente padece depresión, lo mejor es animarle a que pida ayuda a un profesional y a que interactúe con él para poder salir de la depresión. No juzgar, instigar y limitarse a escuchar a la persona afectada serán aspectos que servirán de gran ayuda para el adolescente.