El problema que se forma en ciertas ocasiones cuando tienes hijos y llevas bastantes años siendo padre o madre es el olvido de la vida antes de serlo. Es cierto que es importante saber qué nuevas responsabilidades emergen cuando entras en la paternidad y comienzas a formar una familia pero hay que tener claros otros conceptos que se alejan de los hijos. El verte atrapado en el mundo de la paternidad no tiene otra cosa que ver con el concepto de familia.
Muchas parejas comienzan a temprana edad, años después tienen los hijos y su vida se basa en la pareja o en los hijos. Para ambos integrantes de la pareja, tener una familia no quiere decir que tengas que pasar todo el tiempo con ellos. Ocurre a veces que cuando comienzas a tener pareja no existe otro mundo que no sea estar en pareja. Rápidamente os presentáis a las familias y comenzáis a pasar todo el tiempo juntos. Esto puede ocasionar un desapego con amigos que pasarán poco a poco a llamarse conocidos y luego pueden llegar a ser desconocidos. Incluso puedes tener un muy buen amigo o amiga y ambos os podéis alejar, no solo por la pareja sino por circunstancias de la vida. Es por eso muy importante que nos esforcemos por seguir quedando asiduamente, ya que podemos pensar que no representa un factor importante al principio, pero con el paso del tiempo te darás cuenta de que es esencial mantener relaciones amistosas además de tu pareja precisamente para evitar quedar enclaustrado en una relación familia.
La organización como clave
Cuando los hijos son pequeños, sí que te puede ser más difícil hacer algún hueco pero si te organizas bien, siempre podéis turnaros para quedar con los amigos e ir a tomar algo. Por ejemplo, un día vas a ocuparte tú de los niños mientras tu pareja sale con sus amigas a relajar y lo mismo hará ella por ti. Otra buena opción es la de hacer senderismo con los hijos porque te permite desconectar del día a día y puedes incluir en la actividad a cualquier amigos que te interese. Al final, pasas el día realizando algo nuevo y aunque no te desprendas cien por cien de las responsabilidades, al menos no es una actividad monótona.
A partir de los 12 años
El factor está a la edad de los once o doce años. Los hijos en esta etapa comienzan a ser más autónomos y ellos solos quieren quedar con otros amigos. Es aquí cuando es importante que entendamos la prioridad de estar bien comunicados con nuestros hijos vía teléfono por ejemplo pero la importancia de controlarnos y entender que no es buena la sobreprotección. En esas tardes en las que los hijos se van a jugar al parque o a la cancha de futbol, podemos aprovechar e ir al cine con los amigos, a tomar algo, incluso puedes retomar antiguas actividades como hacer deporte etc. Empieza a ver la vida de manera que no implique estar preocupado por lo niños constantemente. La vida en familia consiste de tener momentos juntos pero también de saber llevar las propias amistades de manera que uno no sature.
Un aspecto a tener en cuenta es por ejemplo, que el niño vaya por la tarde a casa de un amigo y se quede a dormir. Es una oportunidad para tener la tarde y la noche para ti solo. Puedes hablarlo con tu esposa y podéis tomaros el día para los dos y hacer algo especial. También puedes quedar con tus amigos y desconectar un poco.
Otra forma de sentirte menos atrapado en los roles de familia es apuntar a tu hijo a una actividad que le guste por lo que tendrás varios días por la tarde más libres que antes. Incluso puedes conocer nueva gente mediante los amigos de tus hijos y llevarte alguna sorpresa.
Control limitado
La paternidad es estar ahí para tu hijo pero entender que tampoco necesita estar cada segundo a tu lado y que te mereces también tu tiempo. Si comienzas a sentirte atrapado o atrapda, es bueno hablarlo con tu pareja, si la tienes. Es posible que se esté sintiendo de la misma manera pero igual no quiere hablarlo porque piense que sea algo extraño. Hay que tener en cuenta que cuando tienes hijos, todo el mundo piensa que después no quieres nada más. Tus hijos son y serán el amor de tu vida pero eso no quiere decir que a veces no nos apetezca pasar ratos a solas.
Uno de los últimos aspectos que voy a comentar es contratar a alguien que se encarge del niño si es muy pequeño. En este caso, recomendaría contratar a alguien de confianza, que viva cerca y en el caso de contratar a alguien que no conozcáis, puede sonar algo paranoico pero siempre es mejor prevenir que curar así que instalaría una cámara pequeña en las zonas que más frecuente el niñero o niñera para tener controlada la situación.
Cuando salgáis a tomar algo con amigos, siempre podéis comentarles a ellos sobre el sentimiento de atadura y preguntarles qué harían ellos en tu lugar. Es posible que alguno de ellos tenga hijos y te pueda comentar algunos consejos más. Otra posibilidad es que te ofrezan ellos mismos algún contacto de confianza para cuidar al niño o igual alguno de ellos lleva alguna actividad extraexcolar y te ofrece que se apunte ya que así aunque no esté en familia, estará vigilado por un amigo tuyo y encima estará realizando alguna acitivdad física que también viene bien.
Empoderamiento y autoestima
La cuestión de la paternidad y sentirse menos atrapado está siempre en organizar bien los horarios y una vez hayas apuntado al niño con un cuidador o en alguna actividad extraescolar, debes mirar los huecos libres de tu horario y llenarlo con otras actividades que contrarresten el sentimiento de atadura. Deja atrás el sentimiento de sobreprotección, de que tus hijos te necesitan cada segundo etc. Porque ellos saben entretenerse por sí mismo también y así puedes comenzar a trabajar más en ti mismo como la autoestima, la relajación y cualquier otra actividad que te siente bien.