La vuelta al cole es uno de los momentos más importantes del año para un niño. Después de dos meses de vacaciones tiene que volver a sus rutinas, incluso aceptar otras nuevas, reincorporarse al colegio, acostumbrarse a los madrugones y a volver a estudiar. También es época de cambios para los padres, que tienen que adaptarse de nuevo a los horarios escolares y laborales y combinar ambos de la mejor manera posible.
Es importante que los padres no se quejen de la vuelta al cole
Con la vuelta al cole lo que hacemos es preparar lo que será el próximo curso académico, que consta de nueve meses. Hay que comprar libros de texto, ropa nueva, elegir las que serán las actividades extraescolares en que se matricule el menor, cuadrar ese horario y que a su vez sea compatible con el de sus padres, planificar comidas, etcétera. Todo ello conlleva un estrés que afecta a menores y a adultos y que puede repercutir en diversos aspectos, no sólo en aquellos que atañen al colegio.
El síndrome postvacacional
El síndrome postvacacional es conocido entre los adultos, pero también puede afectar a los niños. Tanto en uno como en otro caso viene derivado de que se pasa de un tiempo de libertad, sin horarios ni responsabilidades a unas rutinas en las que está prácticamente todo calculado y se exigen ciertos compromisos. Esto provoca una serie de cambios emocionales que pueden traducirse de diferentes maneras, en función de cada persona.
Adapta tus rutinas para dar ejemplo a tus hijos
No son síntomas excesivamente preocupantes, porque al cabo de una semana tienden a desaparecer por sí solos. En caso de que no sea así es conveniente estudiar el caso con los profesores del niño y consultar a un médico por si hubiera algo más de lo que preocuparse. Hay que tener en cuenta que tampoco a todos los niños les afecta por igual el regreso a las rutinas y los hay que no tienen ningún problema con la vuelta al cole.
Aspectos que dificultan el regreso al colegio
La vuelta al cole no es igual todos los años y en alguno de ellos hay que estar más pendiente de los hijos. Es el caso en que se produzca un cambio de colegio, por haberse cambiado de residencia o porque sencillamente cambia de ciclo académico. Suelen llevar parejo enfrentarse a un sitio diferente, a nuevas personas, distintos profesores y un incremento de responsabilidades según se va ascendiendo de curso.
El caso más claro es cuando se pasa del colegio al instituto, cuando se suelen producir también cambios de horario y se añade el hecho de que los hijos entran en la adolescencia. El niño abandona sus rutinas escolares previas y debe adaptarse a una nueva que viene acompañada de unas modificaciones que pueden resultar complejas. Por ello es importante estar pendiente de él, implicarse en las nuevas tareas y comprobar que está centrado en sus obligaciones. Hay que procurar no cargarle en exceso de tareas y comprobar que tiene un sueño reparador para que cumpla con sus deberes del modo adecuado.
La falta de sueño
Conseguir el descanso adecuado por las noches puede llegar a suponer un problema para los niños. Por ello es recomendable implantar unas rutinas para ir a la cama días antes de la vuelta al cole, para que el primer día el madrugón no resulte tan fuerte y vayan con sueño a clase. El horario a establecer debe mantenerse durante el curso, no permitiendo que se acuesten entre semana más tarde de lo debido.
Bastará si días antes se empieza a fijar una hora para ir a la cama, que puede irse adelantando de manera progresiva. Hay que proceder de la misma manera con la hora de levantarse, haciendo que cada vez madrugue más y favoreciendo un sueño reparador. De esa manera cuando llegue el primer día de colegio se habrá adaptado al horario y el cambio no será tan grande. También es importante que los padres den ejemplo y empiecen a amoldarse poco a poco a las rutinas de descanso.
Emanar positivismo
Los niños se fijan en el comportamiento de los mayores, mas aún si se trata de sus padres. Por eso es recomendable darles buen ejemplo y no levantarse con el tiempo justo, tomar un desayuno adecuado, llegar puntual al trabajo,... Deben ver que sus progenitores afrontan su particular vuelta al cole con positivismo.
Hacer comentarios sobre las pocas ganas que se tiene de volver a la oficina, mostrarse ansioso a la espera de las vacaciones de Navidad o dejarse ver decaído pueden ser comportamientos que el niño adapte con relación al colegio. Lo mismo ocurre con las quejas sobre lo cara que resulta la vuelta al cole, ya que acabarán afectando a los niños. Es más recomendable resaltar los aspectos positivos, como el hecho de volver a ver a los compañeros.
Hacer los deberes
Una vez en casa tras la jornada escolar se han de mantener también unas rutinas de cara a que el menor pueda conciliar los deberes con el tiempo de ocio. Lo ideal es planificar un horario para que pueda compatibilizar las dos cosas. También hay que tener un poco de manga ancha e ir incrementando las horas dedicadas a estudiar poco a poco. No se le puede exigir que dé el cien por cien el primer día de colegio.
Una manera de que no le resulte tan difícil ponerse a estudiar es haber realizado lecturas y ejercicios de repaso durante las vacaciones de verano. También es importante que, de cara a mentalizarse de la vuelta al cole, se prepare unos días antes con los niños el que será su material escolar, se elija la mochila, se compre el uniforme,... Lo que se busca es una adecuación progresiva a la rutina escolar.
Programar y organizar las comidas
Las rutinas también afectan a otros aspectos del día a día de los hijos, como son las comidas. Si el niño come en el colegio es importante hacerse con los menús que le sirven y estudiar las cenas a preparar para que no resulten repetitivas y se les dé una alimentación saludable. Es importante establecer un horario para las comidas a fin de que no afecten al resto de rutinas.
Si las dificultades persisten, habla con los profesores
La vuelta al cole de los padres
El organizar la vuelta al cole de los hijos, sobre todo si coincide con la vuelta al trabajo de los progenitores, puede acabar por ser agotador para los padres. No sólo tienen que enfrentarse a su propio síndrome postvacacional, sino también lidiar con las rutinas escolares y cómo esta vuelta a la normalidad puede afectar a sus hijos. En los primeros días pueden llegar a sentirse sobrecogidos por al cantidad de tareas a realizar.
La recomendación: aplicar los mismos consejos que en el caso de los niños. Realizar una vuelta progresiva a la rutina sería algo que ayudaría, al igual que mantener el tono optimista que se pretende trasladar a los menores y evitar caer en la desidia. Organizarse y establecer un planning también es útil, especialmente cuando se tiene más de un hijo y sus horarios y actividades cambian de un día a otro de la semana. Una agenda actualizada puede ahorrar muchos quebraderos de cabeza.