Los niños, como seres humanos que son, no están exentos de sufrir ciertas enfermedades que en ocasiones relacionamos con los adultos debido al mal estilo de vida que a veces podemos llegar a llevar. Este, por ejemplo, es el caso de la acidez de estómago. Un síntoma que achacamos con un exceso de comida demasiado grasienta, o cuando a los adultos se nos va de las manos alguna fiesta con el alcohol, también puede estar presente en la vida de los niños.
En estos casos no tiene que deberse a llevar un mal estilo de vida o una mala alimentación, simplemente hay en algunos casos en los que los niños presentan acidez en el estómago porque el músculo encargado de cerrar el esófago, también conocido como esfínter, no cierra bien y por tanto el ácido estomacal, vuelve a subir por el esófago cuando nuestro hijo está haciendo la digestión.
Entre los tipos de reflujo o de acidez que se puede dar en niños, diferenciamos tres tipos diferentes: El fisiológico o aquel que ocurre en los bebés que todavía son lactantes, el ocasional o aquel que se da cuando el niño no ha cuidado lo que ha comido y por ello siente acidez, y el patológico que es aquel tipo de acidez que nos está informando de que algo no va bien, es un síntoma de que los niños padecen una enfermedad.
Remedios contra la acidez de estómago en los niños
Cuando queremos hacer frente a una situación en la que un niño sufre acidez de estómago, lo primero que debemos hacer es acudir al pediatra pero, aún así hay otros remedios que podemos tomar en esta situación que pueden aliviar de forma inmediata la sensación de ardentía.
Reducir los alimentos que contengan picante es una de las primeras medidas que debemos tomar en el momento en el que el niño se queje de acidez en el estómago, ya que esto solo podría empeorar la situación. Entre ellos también debemos incluir alimentos como por ejemplo el chocolate, la cafeína y las bebidas con gas.
Uno de los remedios caseros que llevamos viendo toda la vida en nuestras madres y abuelas es la de tomar un vasito de agua con una cucharada de limón y bicarbonato. Al tratarse de sustancias alcalinizantes van a contrarrestar la acidez de estómago de manera inmediata, aportando a los niños una sensación de alivio instantánea.
Evitar que el niño haga deporte justo después de comer es muy importante, ya que esto puede provocar que los alimentos que acaban de ingerir, con el movimiento del ejercicio, pase del estómago al esófago, por lo que van a sentir más el efecto de la acidez. Por otro lado, evitar que el niño se acueste justo después de comer también puede aumentar la sensación de acidez de estómago ya que el líquido puede pasar al esófago, creando así reflujo.
Aunque pueda parecer lo contrario, uno de los remedios más efectivos es el de masticar chicle justo después de comer, ya que gracias a este el niño producirá mayor nivel de saliva que aplacará la sensación de acidez de estómago.
Por último, adelantar la hora de la cena y realizar una ingesta de comida ligera, como una sopa o un puré de verduras, puede ser un remedio muy efectivo. Cenar, al menos, 3 horas antes de irse a la cama para evitar que el reflujo interrumpa en mitad de la noche es una buena forma de que este desaparezca. Lo ideal es que el niño haya hecho la digestión en el momento en el que se vaya a ir a dormir, para tener dulces sueños y descansar como es necesario.