La paternidad es una de las experiencias más satisfactorias y realizadoras que puede vivir una pareja de padres, sin embargo, es innegable que jugar el rol de padre y madre no es un trabajo fácil, sobre todo porque siempre se quiere lo mejor para los hijos pero a veces sientes que fallas. Habrá muchas veces que te sientas un desastre o que sientas que has fallado como padre o madre, pero estos altibajos son simples gajes del oficio. Tus hijos irán creciendo e irán pasando cada vez por un reto nuevo, y será tu misión guiarles por el buen camino y hacia una satisfactoria resolución de los problemas que vayan surgiendo en su vida.
Para poder ejercer ese papel de guía vital para tus hijos, es significativamente importante que la relación que tengas con tu hijo o hija sea saludable y sana, porque esto determinará las acciones del retoño en el futuro. Si un niño tiene una buena relación con sus padres, está claro que él o ella creerá en ellos, los respetará y los obedecerá más que si la relación es tortuosa y llena de obstáculos.
Así que, cuando los retos del niño comienzan a ser más serios, como por ejemplo hacer que se comporte en eventos sociales, tienes que tener en cuenta que, para poder controlar a tu pequeña bestia en esos momentos, hay que haber pasado por etapas previas en su educación y en tu forma de ver a tu hijo.
¿Que de qué estamos hablando?
Muy sencillo. Hay unos cuantos consejos que pueden servirte de ayuda para tu propósito y algunas cosas que pueden serte de utilidad. Por ejemplo:
- Ten en mente que tu hijo tiene que ser la fuente de tu orgullo: Es imperativo que tu hijo sepa que te sientes orgulloso de él, que te sientes afortunado de ser su padre o madre y que no te avergüenzas ni censuras sus actitudes naturales ni su forma de ser. Obviamente tienes que corregir sus errores, pero hazlo siempre desde el respeto y con cuidado. Que el niño vea que solo quieres enseñarle otra forma de actuar o de comportarse en cierta situación, que no piense que le censuras o que te defrauda.
- Nunca jamás hagas comparaciones: Nunca compares a tu hijo con otros niños. Nunca. Ya sean amigos, primos o incluso hermanos. No lo hagas. Cada niño es único y especial y tiene sus propios sueños y ambiciones, y es el deber de cada padre respetar sus aspiraciones. Si un niño es tratado como inferior respecto a otro, pronto se convertirá en una víctima de complejo de inferioridad y perderá confianza en sí mismo. Es importante aceptar a tu hijo como es, comprendiendo que es un individuo, y educarlo para pulir sus errores sin querer cambiar su manera de ver el mundo.
- Recuerda cuántos años tiene tu hijo: Es esencial que tengas en cuenta que tu forma de educar a tu hijo tiene que evolucionar a medida que lo hace éste. Cumplir años no implica solo que el niño vaya a cambiar físicamente, si no que va a evolucionar como persona y su forma de razonar va a madurar también. Así que no es lo mismo llevarle a un evento social a los 5 años que a los 15, por lo que tu forma de actuar con él tiene que ser también diferente. Ve dándole espacio a medida que va creciendo, es natural que cuando más mayor sea más independencia busque. Respétalo.
- Escúchale siempre: Es la idea más importante de la maternidad y paternidad. Escuchar a tu hijo es esencial para comprenderse mutuamente y poder llegar a acuerdos que os beneficien a ambos. Incluso cuando el niño o niña comete un error, antes de reñirle o cabrearte, habla con él o ella y escucha lo que tiene que decir al respecto, quizá encuentres una razón por la que ha hecho lo que ha hecho y decidas que enfadarte y castigarle no es la mejor opción que se te plantea. Además, si quieres que te escuchen, algo básico cuando los llevas a algún tipo de reunión social en la que deben comportarse y obedecer, debes escucharles tú también. Así entenderán que la comunicación y la convivencia se trata de un toma y daca y que no todo se resume en quién tiene la autoridad, si no que sus opiniones cuentan.
- No busques respeto gratuito: El respeto es algo que viene y se da de forma natural. Es un sentimiento que no se puede imponer, porque si se intenta imponer dejará de ser respeto para ser simplemente miedo. Así que en vez de urgir a tu hijo a que te respete, hazte merecedor de su respeto y conviértete en su modelo de referencia, así querrá imitarte y se portará correctamente cuando tengas que guardar las maneras, porque te seguirá. Intenta ser la persona más atractiva para tu hijo y gánate su amor para conseguir su admiración.
- Encuentra la parte positiva de todas las cosas: La mayoría de los padres y madres se toman la responsabilidad de la paternidad de forma demasiado seria. Pero cuanto más serio te pones, más difícil se pone la tarea. Así que, aunque parezca un tópico, deja las cosas fluir y tómatelo con más calma. Intenta siempre encontrar la parte positiva de todo lo que ocurre o de todo lo que el niño tenga que afrontar. En este caso, por ejemplo, si vas a llevar a tu hijo a un evento social, intenta buscar las cosas buenas que le van a poder gustar de ello, el bien que le puede hacer vivir ciertos eventos o incluso refuerza su actitud con algún premio posterior. Siempre hay algo positivo que sacar de una situación, y si no, conviértete tu en esa parte positiva y premia a tu hijo por lo que hace bien.
Está claro que la educación de los niños no es fácil y, a veces, las situaciones sociales con un niño se complican y no sabemos cómo actuar, lo que nos saca de nuestras casillas o hace que nos enfademos con nuestros hijos. La clave está en ser un modelo para ellos y ganarnos previamente su respeto, no censurar nunca su opinión ni ignorar cuando tiene algo que decir.
Quizá en cierto momento no puedas escucharle, pero intenta hacerle ver que sabes que te necesita o que quiere decirte algo y atiéndelo en cuanto puedas, que no sienta que le ignoras o que no te interesa. Las muestras físicas de cariño son un gran aliado en situaciones así: Una caricia en el hombro o la cabeza, una palmadita o cualquier pequeño gesto que refuerce su comportamiento será recompensado por su parte y le dará confianza en si mismo, porque sabrá que te sientes orgulloso de él, y para los niños, sus padres lo son todo.