Los expertos lo tienen claro, si un matrimonio tiene bajos conflictos y se tienen hijos, es mejor intentar solucionar esos pequeños problemas por el bien familiar. No se puede abandonar un compromiso tan grande a la primera de cambio, los niños necesitan ver cómo sus padres luchan por la estabilidad emocional de todos. Si a la mínima, los padres abandonan el barco... ¿qué sentirán los hijos?
Para algunos, el divorcio es un paso necesario. Para otros, aquellos en matrimonios de bajo conflicto, el divorcio no es necesario y en ocasiones, hay que pensar dos veces en las cosas antes de dar este paso tan complicado, sobre todo, para los hijos. Divorciarse sin intentar arreglar el matrimonio cuando perfectamente puede recomponerse, es un error que afectará gravemente a las emociones de los niños. En cambio, hay otras circunstancias donde el divorcio es necesario y los niños se benefician de él (cuando los padres se llevan muy mal y hay duras peleas cada día, por ejemplo).
Hay quienes piensan que el divorcio es cuando los adultos cogen todo lo que importa en un hogar: la familia, la seguridad, el sentimiento de ser amado, la protección... y lo destruyen todo, pensando únicamente en ellos mismos. Cada vez hay más información acerca de cómo el divorcio afecta a los niños. La felicidad que parece perdida se puede recuperar. A veces, intentar recuperar el amor a través de una terapia de pareja puede ser una buena idea. Invertir el dinero en terapia antes que en abogados... tanto por vosotros como pareja como por vuestros hijos.
Consecuencias del divorcio en tu hijos
Entre 3 y 5 años
Es probable que los niños a esta edad muestren una regresión del hito de desarrollo más reciente alcanzado. Además, los disturbios del sueño y un temor exacerbado de separación del padre con custodia son comunes. Por lo general, hay una gran cantidad de anhelo para el padre sin custodia.
Entre 6 y 8 años
A esta edad, pueden llorar cada vez que se separan de uno de los padres. Puede haber preocupación porque los niños se pueden inventar diferentes realidad para paliar su cojera emocional. Quizá los niños piensan que los padres pueden volver a estar juntos algún día. Pueden pasarlo mal en cuanto al concepto de la permanencia del divorcio.
Entre los 8 y los 11 años
A esta edad la ira y la sensación de impotencia es la respuesta emocional predominante en este tipo de situaciones. Al igual que las otras etapas de desarrollo, estos niños experimentan una reacción de dolor a la pérdida de su familia previamente intacta. Hay una mayor tendencia a etiquetar a un padre "bueno" y un padre "malo". Estos niños son muy susceptibles de tratar de cuidar o mantener 'contento' al padre o a la madre a expensas de sus propias necesidades.
Entre los 12 y los 18 años
Los adolescentes son propensos a responder al divorcio de sus padres con depresión, ideación suicida y, a veces, episodios violentos en su comportamiento. Estos niños tienden a centrarse en los problemas morales que rodean el divorcio y con frecuencia juzgarán las decisiones y acciones de sus padres.
Muchos adolescentes comienzan a tener problemas de ansiedad o a desarrollar miedos sobre sus relaciones futuras y las relaciones románticas. Aunque también pueden mostrar compasión por sus padres sin descuidar sus propias necesidades.
El divorcio puede tener efectos significativos y que alteran la vida del bienestar de los hijos. El divorcio de los padres afecta a casi todos los aspectos de la vida de un niño, incluyendo la relación padre-hijo, las emociones y el comportamiento, el desarrollo psicológico y las habilidades de afrontamiento. Antes de pensar en el divorcio hazte estas preguntas:
-¿Seguro que no se puede arreglar?
-¿Quieres a tu pareja?
-¿Es más importante tu 'felicidad' o luchar por la felicidad familiar?
¡El debate está servido!