Por desgracia a día de hoy es bastante más común de lo que puedas pensar, las relaciones tóxicas de los padres hacia sus hijos. Un padre tóxico puede hacer que su hijo se vuelva dependiente e infeliz en un futuro. A pesar de ser un problema bastante serio y grave, se suele tratar poco pasando totalmente desapercibido.
El comportamiento de un padre tóxico
A pesar de que el comportamiento de un padre toxico es bastante evidente para cualquiera, en la mayoría de las ocasiones los hijos no son capaces de identificar dicha toxicidad repercutiendo de una manera muy negativa en su persona. Con el paso de los años el niño se va haciendo mayor y se va percatando de las terribles consecuencias que tiene para él el haber tenido un padre o madre con altas dosis de toxicidad.
En muchas ocasiones el padre o madre destacan por su autoridad, obligando al pequeño a hacer todo lo que se le dice sin atender a razones. Las consecuencias a la larga de dicho poder autoritario es que el niño se vuelve sumiso, dependiente y con muy poca confianza en su persona.
Otro tipo de padre tóxico suele ser el sobreprotector. Aunque el niño no se dé cuenta, a largo plazo dicha sobreprotección puede provocar que no tenga iniciativa y tenga temor a la hora de conseguir sus propios objetivos. El meterse en la vida del pequeño y no dejarle libertad a la hora de tomar sus propias decisiones tiene fatales consecuencias como es el caso de la mentira o la sumisión.
El comportamiento de una madre tóxica
Uno de los comportamientos más habituales de una madre tóxica suele ser el del sacrificio. La madre usa a menuda un chantaje emocional frente al niño al hacerle saber que ha tenido que sacrificar muchas cosas a lo largo de su vida con el fin de dedicarse a la crianza de su hijo. Conforme el niño va cumpliendo años y se va haciendo le hace sentir culpable en el caso de que quiera irse de casa y formar su propia familia.
La madre sufrida no actúa con maldad aunque manipula a su hijo con la finalidad de hacerle creer en todo momento de que ella debe ser la persona más importante de su vida. Cuando el niño sea haga mayor y pueda crear una familia, la relación tóxica sigue estando presente ya que la madre le seguirá manipulando a su gusto, haciéndole creer en todo momento que la auténtica prioridad debe ser ella.
Consecuencias de tener una madre tóxica
El hijo que tiene una relación tóxica con su madre sufrida va a seguir sufriendo las consecuencias de la misma a pesar del paso de los años. El niño ya adulto sigue pensando que se debe a ella porque se ha sacrificado por él durante toda su vida. Se va a sentir atado de por vida a su madre y en el caso de intentar alejarse de ella se va a sentir bastante culpable por el dolor que pueda causarle. Un niño que tiene un tipo de madre como la sufrida va a ser sumiso, muy complaciente y educado.
Consecuencias de tener un padre tóxico
En el caso de los niños que han tenido una relación tóxica con su padre, en sus edad adulta se vuelven amargados y con una baja autoestima por los suelos. A nivel emocional son bastante inestables y tienen problemas a la hora de poder relacionarse con otras personas. En el caso extremo, pueden llegar a ser bastante rebeldes y convertirse en futuros delincuentes.
Como has podido comprobar, las relaciones tóxicas son altamente dañinas para el menor y en un futuro pueden llegar a tener serios problemas a nivel personal.