Junto con el perro, el gato es la mascota por excelencia. Nos aporta cariño, compañía y momentos divertidos. A pesar de que muchos los tachan de fríos los mininos desarrollan un gran cariño por sus dueños. Pero si los gatos son una compañía perfecta, ¿por qué hay tantas dudas sobre si los gatos y los bebés podrían convivir o no? Uno de los motivos es que existió hace tiempo el mito de que el gato puede transmitir la toxoplasmosis a las mujeres embarazadas. La toxoplasmosis es una enfermedad causada por una bacteria que se transmite de animales a humanos. El gato es uno de los pocos animales que pueden liberarla a través de las heces, por eso tuvieron tan mala fama en su momento entre las mujeres que pensaban tener un hijo.
Sin embargo, las probabilidades de contagio de esta enfermedad en el extraño caso de que tu gato la tuviera (para ello tendría que haber estado comiendo carne cruda en mal estado) son prácticamente nulas a no ser que tengas contacto muy directo con sus heces como comértelas o algo así. Bien, como seguro que ese no es el caso pasaremos a explicar porque la convivencia entre un gato y un bebé es perfectamente compatible.
La convivencia entre bebés y gatos
Los gatos y los bebés han estado prácticamente conviviendo juntos a lo largo de toda la historia y nunca han supuesto un peligro para los bebés si se toman unas sencillas medidas. Es más, esta simpática mascota puede ser beneficiosa para el bebé. Por ejemplo, hay un estudio publicado en la famosa revista médica Pediatrics que se realizó en la Universidad de Finlandia donde se demostraba que la convivencia entre los bebés y mascotas (en especial perros y gatos) reducía el número de estornudos y tos en el primer año del bebé. Si el bebé no nace con una alergia evidente al pelo de gato, el convivir con uno reducirá las posibilidades de que pueda desarrollar una en el futuro. Es porque al vivir con uno el sistema inmunológico del bebé va creando anticuerpos que fortalecerán sus defensas en el futuro, es como una vacuna a futuras alergias. Por eso, si tienes ya un gato en casa y te quedas embarazada ¡ni se te ocurra deshacerte de él!
Consejos para tener un gato y un bebé en el hogar
Dicho esto, a continuación veremos algunas medidas para facilitar la convivencia entre los gatos y los bebés. Siguiendo estas sencillas pautas no habrá ningún problema y todos saldremos beneficiados.
1. Prepara al gato para la llegada del recién nacido. Cuando el bebé haya nacido y esté todavía en el hospital deja en casa algo que haya estado en contacto con el bebé, unos calcetines, una mantita, etc. El objetivo es que el gato lo huela de antemano y se acostumbre a ese nuevo olor, de esta manera, cuando llegue el bebé el cambio no será tan brusco. Por otro lado, otra manera de ir acostumbrando al gato es ir poniéndole unos días antes grabaciones de bebés llorando para que poco a poco se habitúe a esos sonidos, ya que es probable que los oiga durante mucho tiempo y algunos gatos se estresan fácilmente con los ruidos. Empieza por unos pocos minutos y ve alargando la exposición poco a poco.
2. Vigila los primeros encuentros entre el gato y el bebé. El primer contacto es el más importante y por supuesto, tienes que estar delante. Lo más seguro es que si el gato es sociable simplemente se acerque a olfatearlo sin más drama. En ese momento aprovecha para darle algún premio y caricias al gato, será más fácil la adaptación.
3. Deja claros los límites. Es vital educar al gato para que sepa que no debe subir a la cuna o a nuestro regazo si estamos amamantando al pequeño. Tampoco debes permitirle estar en la misma habitación si tu no estás presente pero es tan sencillo cmo cerrar la puerta y no permitirle entrar en su habitación cuando esté el bebé durmiendo por ejemplo.
4. Debemos mantener siempre la calma. Sobre todo durante las primeras interacciones entre gatos y bebés es importante que nuestro gato nos vea calmados y tranquilos. Si nos nota nerviosos o a la defensiva ellos también activarán el sistema de alarma de que algo no va bien. Por eso, si tu gato siempre ha sido tranquilo confía en él y permite que poco a poco se le vaya acercando, de forma natural. Después recompénsale con caricias o algún premio. A su vez, estudia su lenguaje corporal para saber que actitud tiene el gato con el bebé. ¿Tiene la cola hacia arriba y no la mueve? Es una señal de alarma, significa que está nervioso por algo, atiéndele con el objetivo de tranquilizarle.
5. La higiene es fundamental. Cuando se tienen mascotas la limpieza es fundamental pero mucho más si tenemos un bebé bajo el mismo techo. Limpia frecuentemente y pon la arena del gato en un sitio al que el bebé no pueda acceder cuando comience a gatear. Por otro lado, corta regularmente las uñas al gato.
6. Compra una red para la cuna. Lo ideal es que el gato no pueda entrar a la habitación del bebé pero por si acaso y si te quedas más tranquilo compra una red para la cuna. Antiguamente había un mito que decía que los bebés y gatos no podían dormir en la misma habitación porque el gato absorben el aire que iría para los bebés, es totalmente falso, pueden dormir juntos si estás tu presente y tu gato es tranquilo y sociable, eso si, es mejor que no durante los primeros meses porque los gatos tienden a buscar el calor y de manera inconsciente pueden acercarse mucho al bebé y taparle la nariz con el pelo.
7. Enriquece su ambiente. A los gatos les gusta mucho interaccionar con los muebles y objetos, les gusta saltar, escalar, tumbarse en lugares altos... Por eso, podemos ofrecerle "lugares alternativos" en los que poder estar, por ejemplo, como les gustan los lugares mullidos y altos, podemos colgar alguna estantería volada con una mantita o cojín para que pueda quedarse ahí o una casita tipo iglú. También podemos ponerle varios puntos de comida por la casa para que sea más entretenido para él y se distraiga más fácilmente. Aun así no debemos olvidarnos de nuestro gato y tenemos que intentar encontrar al menos un ratito para jugar con él todos los días.