En los últimos años se han hecho estudios que demuestran que a la hora de malcriar a un niño, no es tan importante el tener hermanos o ser hijo único como la forma en que le eduquen los padres desde pequeño. Actualmente los padres están más "concienciados" e informados sobre como deben educar a sus hijos. Hay más acceso a la información y por tanto están más "formados": hay programas exclusivos sobre como educar niños, hay miles de artículos en internet que hablan sobre el tema, hay libros de psicología, etc. Entonces, ¿es un mito que el hijo único sea siempre un malcriado? Sí, es un mito. Sin embargo, tiene parte de verdad porque cuando tenemos un hijo único es muy fácil caer en la sobreprotección a la hora de educar. Es nuestro primer hijo y no tenemos que repartir nuestro amor con nadie más. Está muy bien asegurarnos de que no le falta de nada y que todas sus necesidades están cubiertas. Sin embargo, hay una delgada línea entre satisfacer sus necesidades básicas y sobreprotegerle y desgraciadamente hay padres que no ven la diferencia.
¿Qué es sobreproteger?
Suele ser más típico en las madres. Muchas se preocupan en demasía por las dificultades que va teniendo el pequeño a medida que se desarrollan. No lo ven lo suficientemente maduro como para enfrentarse a los retos o dificultades que el resto de los niños si pueden, y poco a poco, sin ellos quererlo, van limitando el aprendizaje de su hijo porque les va volviendo inútiles o incapaces. Por ejemplo, cuando llevan a los niños al parque están continuamente detrás de ellos o avisando de los peligros de los columpios o el tobogán. El adulto dice: "¡¡bájate de ahí que te vas a caer!!" y el niño entiende "el mundo es peligroso". Estos niños tardan más tiemo en hacer los aprendizajes que el resto de los niños, se acostumbran a que los padres les ayuden con todo y se vuelven inseguros y dubitativos.
¿Qué es malcriar?
Malcriar es la costumbre o la tendencia de dar a los niños algo que no han pedido, conceder caprichos o permitirles hacer lo que ellos quieran sin ponerles unos límites adecuados a su edad y madurez. Malcriar es diferente a sobreproteger, aunque muchas veces van cogidos de la mano. Los padres sobreprotectores no tienen porque malcriar al niño, no siempre al menos, lo mismo ocurre al revés. Los padres pueden malcriar a un hijo dándole todo tipo de cosas que pida pero ser un poco negligentes en su cuidado. Ambos extremos son peligrosos.
Cuando pensamos en un niño malcriado, la tendencia es imaginarnos a un niño rodeado de montañas de juguetes, pero no más lejos de la reallidad, se malcría a un hijo cuando se cede continuamente a sus chantajes o peticiones, porque poco a poco va a aprendiendo que puede conseguir lo que quiera con poco de esfuerzo, o ni eso.
Medidas para no malcriar a un hijo único
Si queremos llevar a cabo una crianza con un hijo o hija únicos sin caer en la malcrianza, debemos tener en cuenta lo siguiente:
1. Pon límites a tu hijo o hija
Importantísimo. No ponerle límites o hacerlo a destiempo da lugar a que el niño se vuelva impaciente, caprichoso y que pierda el respeto por los demás. Es una de las normas más importantes. Piensa que estás ayudándole a ser una persona cívica y que los lloros y enfados que tiene en este momento son la forma que tiene de expresar su frustración porque es la única forma que conocen para hacerlo. Es bueno que expresen sus emociones. Llorar es bueno y les va a venir bien para aprender que no todo va a salirnos bien en la vida.
2. Ten cuidado con las normas ambiguas
Es igual de peligroso que la anterior. Poner normas contradictorias hará que el niño termine haciendo lo que le da la gana y no lo que debería hacer. Por ejemplo, si obligas a tu hijo de 8 años a comer la verdura pero tu mujer o marido come otra cosa envías una señal contradictoria.
3. No ceder ante los lloros y rabietas
Es de vital importancia que el niño aprenda que llorar y patalear no sirve para obtener lo que quiere si no que incluso es contraproducente. Ceder es malcriar. Es muy fácil de decir pero difícil de cumplir porque los padres muchas veces ceden ante sus demandas por no escucharles, pero piensa que pan para hoy es hambre para mañana. Una vez que das que te has decidido a algo no debes ceder y menos si se pone a pedir las cosas de malas maneras. Estarás reforzando su mala conducta.
4. Enséñale la utilidad del diálogo
Cuando estés dudando en si dejar a tu hijo hacer una cosa que él quiera puedes decirle que te de uno o dos motivos por los que dejar que lo haga. Si por ejemplo quiere jugar un rato a la consola pregúntale por qué deberías hacerlo. Que se las ingenie para buscar motivos, para convencerte. Si te dice que ya ha terminado sus deberes y ha recogido su habitación, ¿qué problema hay en dejarle un poco? Así, le estaremos enseñando que dar argumentos lógicos y razonar tiene sus ventajas.
5. Importancia de la socialización
Los niños que se crían como un hijo único pueden tener problemas a la hora de socializar si no se les enseña a ser empático y generoso con los demás. Los que tienen hermanos aprenden desde muy temprana edad que las cosas hay que compartirlas. Los niños que no tienen hermanos también lo aprenden, pero un poquito más tarde, normalmente hasta que no van al parvulario y toman relación otros niños de su edad. Si tu hijo tiene especial dificultad para establecer relaciones con otros niños sácalo más al parque y apúntalo a actividades extraescolares, no desistas hasta que notes que al menos tiene dos o tres amigos importantes para él.
Por otra parte, trabaja con él la empatía y enséñale lo importante que es ponerse en el lugar de la otra persona. También es recomendable que trabajes las habilidades sociales.
6. No intentemos compensar su soledad
Los padres a menudo intentan compensar la soledad de su hijo con juguetes o cediendo a sus deseos. Algunos pueden sentirse culpables porque no han tenido más niños y su hijo crece como único, esta culpabilidad se acrecenta si además ambos son trabajadores y no pueden pasar mucho tiempo con él. El mejor regalo que puedes hacer a un niño es pasar tiempo con él, si eso no es posible nunca intentes arreglarlo con regalos porque lo único que consigues es volverlo materialista y caprichoso.