La varicela es una de las enfermedades más comunes de la infancia; es fácil ver a un niño de menos de diez años con varicela, puesto que además el contagio es algo muy rápido. Estamos hablando de una enfermedad benigna, cuya mortalidad no llega siquiera a los dos casos por cada cien mil habitantes en todo el mundo; las complicaciones pueden aparecer solo cuando hay una inmunodepresión en el paciente, pero aún así tampoco existe una tasa de mortalidad alta.
Es una infección bastante habitual, cuya característica principal es la aparición de granos rosas en la piel que, poco a poco, se transforman en vesículas (ampollas con líquido en su interior) que acaban provocando un intenso malestar, porque producen un picor que a la persona que lo padece se le antoja totalmente insoportable.
Normalmente, a los cuatro o cinco días, estas ampollas ya están totalmente secas y lo único que quedan son costras, que jamás deben arrancarse puesto que podrían dejar cicatrices. La varicela se suele prolongar durante una o dos semanas, por regla general, y puede causar también fiebre y malestar a nivel general. Más allá de eso, es una enfermedad que tampoco presenta secuelas graves siempre y cuando se pase en la infancia. Eso sí: en adolescentes y adultos puede ser preocupante.
Es una enfermedad altamente contagiosa
La varicela es muy contagiosa; el virus varicela zóster, que es el que causa esta enfermedad, se puede transmitir con mucha facilidad desde una persona contagiada hacia una que aún no la ha padecido. Una vez que se pase la varicela, lo habitual es que el cuerpo sea inmune y ya no vuelve a aparecer jamás. Estadísticamente, la AEPD ha señalado que si un miembro de la familia se contagia de varicela, lo habitual es que el 96% de las personas de esa familia que sean susceptibles de contraerl a acaben desarrollándola en menos de un mes. Así pues hay que tener mucho cuidado, y prevenir el contagio de la mejor forma posible.
Pero, ¿cómo se transmite la varicela? Se puede transmitir de tres formas diferentes, y este contagio se suele dar siempre dos o tres días antes de que la persona afectada tenga el sarpullido, y hasta que se formen las costras. Las tres formas de contagio que hay son: por contacto directo, por medio de las secreciones y de la madre al feto, cuando la mujer se encuentra embarazada.
Las más habituales son las dos primeras, puesto que hay pocas personas adultas que se contagien la varicela; no obstante, si la madre tiene varicela durante los dos primeros trimestres, el feto puede llegar a tener lo que se conoce como varicela congénita. Este tipo de varicela es muy preocupante, y puede provocar malformaciones, cicatrices, alteraciones del sistema nervioso e incluso puede ser mortal. Si estás embarazada y alguno de tus hijos tienen varicela, lo mejor que puedes hacer es acudir rápidamente al médico para que te explique qué hacer.
Volviendo a las formas más habituales de contagio, la primera de ellas es mediante el contacto directo. Es decir, tocando directamente las ampollas, puesto que estas son las que contienen el virus. No es la más habitual, aunque en caso de niños pequeños podría llegar a suceder fácilmente. Lo más normal es que se transmita mediante las secreciones que se expulsan al hablar o al respirar, cuando alguien que se encuentra sano las aspira sin darse cuenta. También se puede contagiar a través de objetos que estén contaminados por estas secreciones, aunque esta forma es muy poco habitual.
¿Se puede prevenir?
Hace unos años, la única forma de que un niño fuera inmune a la varicela era que la pasara durante su infancia. Actualmente, se ha inventado una vacuna que, desde el año 2016 ya está presente en el calendario vacunal de todos los niños. Es importante que la población que aún no es inmune a la varicela se vacune, porque así podrá evitar pasar por esta enfermedad.
Aunque la vacuna no se hace solo pensando en los niños que están completamente sanos, y que sin duda podrían superar la varicela sin problemas; se hace pensando en que cuantos menos casos haya de varicela, menos probabilidades hay de que una persona que forme parte de un grupo de riesgo caiga enferma. Si alguien que se encuentre dentro de un grupo de riesgo enferma de varicela, las consecuencias pueden ser bastante más graves, y no hay nada mejor para evitar esto que intentar erradicar esta enfermedad mediante las vacunas.
Si ese es tu caso, y formas parte de alguno de los grupos de riesgo, deberías consultar con tu médico la posibilidad de vacunarte de la varicela, sobre todo si planeas tener niños o ya los tienes. Porque el contagio es tan rápido y tan silencioso que cuando te quieras dar cuenta, puede que ya sea demasiado tarde; y lo que para tu hijo puede ser un picor molesto, para ti podría ser ligeramente más conflictivo.