Aprender a reconocer y controlar las propias emociones es un esfuerzo que dura toda la vida, pero que si se trabaja desde que los niños son pequeños después tiene grandes recompensas. La Inteligencia Emocional debe formar parte de la vida de todos los niños del mundo. Es posible que te estés preguntando; '¿Cómo puedo ayudar a mis hijos a ser emocionalmente inteligentes?
Es necesario que para ayudar a tus hijos a ser emocionalmente inteligentes tengas en cuenta algunas cosas para ayudarles a que desarrollen su conciencia y el control de sus propias emociones, así como para entender las emociones de los demás.
El juego auto dirigido
El juego auto dirigido significa que el niño elige a qué jugar y a cómo jugarlo. Los niños deben inventar sus propias reglas a medida que avanzan. No hay un adulto que le diga cómo tiene que jugar o que le dirija la actividad, es un juego libre donde el niño es el absoluto protagonista de su desarrollo.
Esto es realmente bueno para los niños porque les permite usar su creatividad e imaginación, contribuye al desarrollo saludable en el cerebro. Además esto tiene grandes beneficios para su desarrollo ya que desarrollan habilidades de liderazgo, tomarán mejores decisiones en el futuro y tendrás mejores habilidades para resolver los problemas que se les vaya presentando.
Los padres al mismo tiempo, deben sentirse libres de intervenir en el juego cuando los niños busquen ayuda o quieran participación. Pero en lugar de dar todas las respuestas en el juego es mejor hacerles preguntas del tipo: '¿Qué opinas?' O '¿Dónde podemos encontrar la respuesta a eso que planteas?'. Es importante recordar que esta es la actividad de tu hijo, y su curiosidad debe ser la fuerza motriz.
Valida siempre sus sentimientos
Cuando los niños muestran sus sentimientos y emociones, como sus miedos, su enfado o su tristeza, es necesario y vital para ellos que les escuches desde la empatía y el respeto, comprendiendo que todos sus sentimientos son válidos. Nunca te rías de sus sentimientos o les restes importancia porque para tu hijo en ese momento, sí son importantes.
Si no validas sus emociones y sentimientos estarás alejando a tu hijo emocionalmente de ti, además sentirá tu hijo que está equivocado y que no debe tener esos sentimientos. Minimizar sus sentimientos puede hacer que tu hijo se acerque a ti porque ya no se siente escuchado o entendido. Por supuesto, esto no siempre es fácil. En el curso de la crianza diaria, la frustración a veces nos beneficia.
Utiliza la pausa
Es comprensible que un padre ocasionalmente actúe o hable sin pensar. Pero respuestas aparentemente inofensivas como "¿Qué estabas pensando?" o "Eso no es nada de qué tener miedo" puede hacer que un niño se sienta pequeño, insignificante e indigno. Cuando un niño experimenta esta reacción de forma regular, puede provocar efectos negativos a largo plazo: puede crecer o sentirse temeroso o inhibido para expresar sus emociones, o puede experimentar depresión o ira reprimida que le cause tener un comportamiento iracundo.
Entonces, cuando tu hijo haya hecho algo que sabe que está mal, no reacciones de forma exagerada. Pon todo en pausa, respira profundo y mantén la calma. Esta es la mejor estrategia de crianza que debes mantener siempre contigo.
Escucha atentamente a tu hijo
Pregunta a tu hijo cuando tenga un mal comportamiento por qué hizo lo que hizo. Algunos niños simplemente son traviesos porque están aburridos o tratando de llamar la atención. Cuando escuchas a tus hijos con empatía un niño podrá abrirse y decirte por qué se ha comportado así, pero si le atacas, entonces tu hijo tendrá miedo y no querrá decirte lo que le ocurre. Todavía puede ser necesario que haya consecuencias, pero eso es muy diferente aplicar consecuencias que castigar emocionalmente al niño.
Trata a tu hijo con RESPETO
Cuando miras a tu teléfono y tu hijo te está reclamando pero no le haces caso, en ese instante estás faltando al respeto a tu hijo. Si no le haces caso tu hijo llorará. Un padre se siente enfadado si el niño es irrespetuoso, entonces, ¿por qué es válido al revés? ¿Llamas a la puerta antes de entrar a la habitación de tu hijo? ¿Les permites que tenga su propia privacidad? Los niños a menudo modelan el comportamiento de quienes los rodean. Si muestras respeto por las personas en tu vida, tu hijo aprenderá a hacer lo mismo.
Ponlo en práctica
Es necesario que una vez que has llegado a este punto seas consciente de la importancia que tienen las emociones en la vida de los niños, pero también en la tuya. Tú eres el máximo ejemplo de comportamiento para tus hijos y ellos te necesitan a ti también emocionalmente inteligente para aprender a serlo ellos también.
Es fundamental que en tu día a día seas consciente de cómo te comportas contigo mismo, con tus hijos y con las personas que te rodean. Tus hijos pueden estar callados a tu lado sin decir nada a lo que hagas, porque para ellos todo lo que haces es lo que se debe hacer, porque eres su ejemplo. Pero recuerda que está aprendiendo de ti, todo lo que haces o dices después lo repetirán tus hijos.
En este sentido, si algún día te sorprendes porque tus hijos te han contestado mal, te han insultado, te han gritado o incluso te han levantado la mano (sobre todo en la adolescencia), reflexiona sobre cómo ha sido tu educación y tu crianza desde que ellos son pequeños. Recuerda cómo te has comportado contigo mismo, con ellos y con tu entorno y busca la conexión de su comportamiento con el tuyo pasado y actual.
Si quieres que tus hijos crezcan siendo emocionalmente inteligentes y que tengan una buena salud emocional, entonces sé consciente que dependerá mucho de ti y de cómo tú seas de inteligente emocionalmente. Trabaja primero en tu propia educación emocional para poder enseñarla después a tus hijos, porque la educación emocional es como intentar enseñar un idioma sin saber nada de éste... es imposible. Por eso, sé tú el primero/a en aprender sobre emociones e Inteligencia Emocional y así podrás educar a tus hijos dentro de estos valores tan importantes para su desarrollo.