Cuando una pareja decide tener un bebé a veces no es consciente de cuánto va a cambiar su vida y de qué adversidades y retos van a tener que afrontar a la hora de crear a su bebé. Hay teorías que creen que el tipo de enseñanza puede ser de diversas clases dependiendo de la filosofía que aporten los padres a la hora de emprender esta labor de educación.
Sin embargo, hay otras que consideran que no solamente depende del modo racional de educación que decidan emprender los progenitores, sino que también tienen relevancia los factores naturales, como la denominada crianza natural. En Bekia te contamos qué es la crianza natural y cómo podemos los padres vivir y educar a nuestros hijos según esta corriente.
Qué es la crianza natural
La corriente de la crianza natural proviene del inglés, en su traducción literal crianza de apego, y que describe las relaciones que tienen los padres con sus hijos. Particularmente la relación de la madre, quien ha llevado al bebé dentro de su interior durante meses y en los primeros años de su vida se siente incompleta si no se encuentra cerca de él.
La crianza natural fomenta la educación en los valores de la igualdad y el respeto entre los padres y con el hijo. Así pues, los padres entenderán los tiempos naturales del proceso de crecimiento del niño, como por ejemplo, cuando quiere dejar de tomar el pecho o dormir solo en su habitación. El vínculo que se genera entre padres e hijos durante este tipo de crianza es mucho más fuerte que aquel que tienen los padres que deciden educarlos de un modo más común o tradicional, en el cual ellos son la figura autoritaria y sus leyes o razones nunca pueden ser cuestionadas.
Con el modelo antiguo de educación el niño desarrolla una cierta desconfianza y miedo hacia los padres, haciendo más difícil que les cuenten sus necesidades y terminen haciendo ciertas cosas que no le son permitidas para poder llegar a comprobar el máximo de sus límites. No obstante, si los padres optan por seguir la corriente de la crianza natural crearán un vínculo muy estrecho con el hijo, ya que tendrán una relación de igualdad y confianza.
Según este modo de educación, la madre tiene una necesidad natural de complacer y hacer feliz al niño, por lo que éste cuando tenga hambre o dolor hará un gesto concreto o un llanto que ella fácilmente podrá detectar y remediar antes de que el mismo hijo tenga la necesidad de verbalizarlo.
Por qué es importante la crianza natural
Según esta corrienta, tanto el padre como la madre serán conscientes de que el llanto no es una táctica de manipulación por parte del niño para captar su atención y tenerles a su servicio, sino que responde a su necesidad natural porque no puede abastecerse de lo que necesita en ese momento por él mismo.
Esta corriente educativa también implica una práctica del contacto físico para demostrar el afecto, como los abrazos, las caricias y el reforzar este vínculo natural entre los padres y el bebé. Un niño que se sienta respetado y amado por sus progenitores es más probable que no discuta con ellos tan a menudo y tenga mucha más confianza a la hora de contarles las cosas buenas y las malas.
Los padres, por su parte, tendrán un enfoque natural de estos problemas que se le presenten a su hijo, porque tienen más años y experiencias y saben que les ha pasado a ellos antes o que les podría haber pasado. Lo que necesita el hijo en ese momento de confianza es que los padres le apoyen y le ayuden, quizás la lección moralizante la aprenda tras este disgusto o es mejor que la refuercen los progenitores más adelante.
Por lo tanto, la corriente de la crianza natural es relativamente moderna como concepto, pero muchos padres han sabido educar así sus hijos. Gracias a este modo de educación crecen niños más seguros de sí mismos, con un gran vínculo emocional con sus padres que les durará toda la vida. Tendrán, además, muchas más probabilidades de triunfar que otro que se sienta inferior e infravalorado por una educación demasiado estricta, autoritaria e inflexible, sin muestras de afecto, que le hacen sentirse menos que los niños que han tenido muestras de cariño e igualdad por parte de sus padres desde su nacimiento.