Todos los padres quieren que sus hijos sean cariñosos y amorosos, pero, no siempre se sabe cómo conseguirlo educándoles. Los adultos deberían hacer todo lo posible para ayudar a los niños pequeños a aprender a ser empáticos en base a todas las relaciones. Para que un niño se convierta en cariñoso, primero deberá aprender a ser empático y entender los sentimientos propios y los ajenos.
A través de las palabras
Los niños más pequeños puede que no tengan todas las palabras para expresar cómo se sienten y por eso es necesario que los padres les guíen en este proceso y les permitan entender sus emociones a través de las palabras. Hay que poner nombre a las emociones y cuando un niño la siente, serán los padres quienes le ayuden a reconocer estos sentimientos. Cuando un niño entiende sus emociones será más fácil que entienda las de los demás cuando las vea.
Sé su guía en el camino
Los niños aprenden de ti, mirándote aunque no te digan nada. Ver cómo interactúas con otras personas es una de las formas más poderosas en que tu hijo desarrolla la empatía. Usa cualquier oportunidad que ocurra para mostrar tu sensibilidad. Por ejemplo, pregunta a tu pareja cómo fue el día, a tu hijo si está contento en la escuela, a tu vecino cómo se encuentra de la operación que le hicieron hace poco, etc.
Cuando modelas la empatía, le muestras a tu niño cómo hacerlo también. De este modo, lo más probable es que tu hijo ya esté siguiendo tu ejemplo. ¿Alguna vez has notado que usa un tono agudo y cantarín cuando intentan consolar a otro niño? Cuando tu hijo pequeño consuela a otra persona, utiliza el tono de voz y el lenguaje corporal que sus padres utilizaron para consolarle a él en los momentos en que lo necesitaba. Los niños pequeños intentan ayudar de la forma en que fueron ayudados primero.
Da oportunidades de práctica
Cuando los niños son pequeños, es normal que los deseos de tus hijos y los tuyos no siempre estén sincronizados. Cuando tu bebé era un bebé y quería comer, tú querías alimentarlo. Ahora cuando tu hijo quiere comer, pero un gran helado, es posible que le digas que esa no es la mejor opción.
Dale a tu hijo la oportunidad de darse cuenta de que los sentimientos de los demás pueden no ser los mismos que los suyos. Esto se consigue fomentando la interacción con diferentes tipos de personas. Le enseñará que las personas piensan y sienten de manera diferente, comenzando con cosas básicas, como: 'A mi mamá le gusta el brócoli, pero a mi tía no'.
A medida que tu hijo crece, puedes potenciar otras formas prácticas de reconocer y satisfacer las necesidades de los demás. Permitirle que ayude a cuidar a una mascota de la familia, por ejemplo, le dará la oportunidad diaria de pensar más allá de sí mismo. Si nota tu hijo a un niño llorando en su grupo de juego, dile que algo está mal y ayúdale a ser empático diciéndole algo como; '¿le damos un juguete?'. Tal vez el gesto tranquilice al otro niño o tal vez no lo haga. De cualquier manera, tu hijo pequeño tendrá una práctica valiosa para aprender a responder a los sentimientos de otra persona.
Dale tu amor y tu cariño
Y por supuesto, para que un niño aprenda a ser cariñoso consigo mismo y con los demás, resulta fundamental que los demás sean cariñosos con él. Por eso, el amor incondicional de los padres es necesario para que los niños se sientan amados y queridos todo el tiempo. Enseña a tu hijo formas correctas de expresar su amor y el cariño por otras personas, ¡aprenderá a ser amado queriendo a los demás!