El cordón umbilical tarda aproximadamente unos quince días en desprenderse tras el parto, siendo común que el hecho se produzca entre el séptimo y décimo día. Es frecuente que se forme una banda de tejido fibroso que retarde el desprendimiento unos dos o tres días más, pero igualmente la caída se produce de forma espontánea en el niño.
A pesar de que estas son las cifras habituales, no es extraño que la caída no tenga lugar hasta la tercera semana, no siendo motivo de alarma. Existen algunos factores que aceleran o retrasan el proceso habitual de desprendimiento, tales como: la sequedad de la piel de la zona, los granulocitos, células de la sangre encargadas de la cicatrización de la piel, la falta de irrigación de sangre a la zona y la necrosis, entre otros. No alarmarse si el proceso se prolonga en el tiempo. Una correcta limpieza y secado de la zona con clorhexidina para evitar las infecciones son la clave. Aun así, si la caída del cordón umbilical no se produce pasadas de tres semanas debes consultar al pediatra.
¿Cuándo es normal que se produzca la caída del cordón umbilical?
El cordón umbilical está formado por dos arterias y una vena que son las encargadas de llevar alimento y oxígeno al bebé dentro de la placenta hasta el nacimiento. Cuando se produce el parto, el cordón umbilical deja de ser necesario por lo que se corta y se sujeta con una pinza cauterizante que permite su correcta cicatrización y evita el sangrado que se produce cuando las arterias y las venas se cortan.
Cuando se corta el cordón al momento del nacimiento, éste presenta un aspecto blanquecino debido a la gelatina de Wharton que protege los vasos sanguíneos. El mecanismo fisiológico normal que lleva a la caída del cordón comienza tras las primeras horas de vida. El proceso sigue los siguientes pasos: primeramente se produce una contracción de los vasos umbilicales, y progresivamente se oscurece y seca, el proceso de deshidratación lleva a un aspecto conocido como momificación al que le sigue el paso de putrefacción previo a la caída y el de cicatrización de la zona una vez producido el desprendimiento. Todo este proceso tiene lugar entre los primeros diez o veinte días de vida del recién nacido. A lo que hay que sumar que el proceso completo de cicatrización tras la caída es de tres a seis días más.
Importante cuidarlo bien
Se considera normal que la caída del cordón se produzca en las primeras dos semanas de vida, incluso puede retrasarse sin ser motivo de alarma hasta la tercera semana, dependiendo del tipo de parto, el proceso es más lento si el nacimiento del bebé se produzco por cesárea, el grosor del cordón, que habitualmente es de unos tres centímetros, y del antiséptico usado en los cuidados.
Hasta que se produzca la caída total y el ombligo cicatrice correctamente se deben seguir los cuidados de higiene que el pediatra recomiende. Esto permite que la desecación y la eliminación del cordón se completen satisfactoriamente y evita la aparición de complicaciones e infecciones que retrasan el proceso. Una vez producida la caída del cordón, incluso si no han existido complicaciones y se ha producido dentro del tiempo normal, se deben continuar la limpieza y desinfección del ombligo una semana más. Pues si tarda en cicatrizar la zona, pueden aparecer granulomas o un pequeño bulto en el ombligo.
En ocasiones, a pesar de seguir todas las recomendaciones médicas correctamente, el proceso de desprendimiento se retrasa, no sigue el curso normal o la cicatrización se complica. Si el cordón no se ha caído más allá de la tercera semana de vida del bebé, se debe acudir al pediatra.
Caída tardía del cordón, ¿por qué sucede?
Si la caída del cordón umbilical sobrepasa la tercera o cuarta semana de vida del bebé, hablamos de caída tardía o persistencia del cordón umbilical. Las causas son en la mayoría de los casos banales y fácilmente corregibles, como: exceso de humedad en la zona, infecciones, cuidados higiénicos inadecuados... En otros casos, la caída tardía puede tener relación con patologías inmunitarias, alteraciones celulares y anomalías.
Es muy importante cuidar bien la zona para que caiga sin problema
Si ninguna de éstas son las razones, es lógico comenzar a pensar en otras patologías como causantes del retraso. Las principales causas son inmunodeficiencias, alteraciones en la fagocitosis, anomalías del uraco e hipotiroidismo congénito.
Si la razón son alteraciones en la inmunidad el diagnóstico se realiza mediante un estudio de sangre en el que se analizan estás células. La causa más común es un déficit en la adhesión de los neutrófilos, son un tipo de glóbulos blancos encargados de actuar en primer lugar en caso de infección.
La anomalía del uraco, otra de las causas, se trata de un defecto umbilical anatómico, un tipo poco frecuente de anomalía congénita. El uraco es un ligamento que se extiende entre el ombligo y la parte superior de la vejiga. Existen cuatro tipos desde el uraco permeable, el más banal y fácil de diagnosticar, hasta el más infrecuente, el divertículo urovesical. Todos los tipos requieren tratamiento quirúrgico.
El hipotiroidismo congénito se ha relacionado también con un retraso en la caída del cordón umbilical. Durante años era la primera causa de sospecha si el cordón no se caída después de tres semanas, hoy en día la detección precoz de esta enfermedad a través de la prueba del talón, que se realiza de manera sistemática todos los bebés a los pocos días de vida, descarta esta opción.