La epidural es la anestesia más utilizada durante el parto para evitar el dolor que producen las contracciones y la expulsión del bebé, según la OMS (Organización Mundial de la Salud), especialmente en Estados Unidos, aunque cada vez son más los países del mundo que incorporan esta anestesia para evitar el dolor durante el parto. La epidural se inserta mediante un tubo fino, transparente y flexible que se introduce en el espacio epidural que se encuentra afuera de la membrana que rodea la espina dorsal. Esta zona es una parte muy delicada del cuerpo, por lo que el hecho de poner la anestesia epidural debe ser programado con anterioridad al parto y bajo unas prescripciones médicas muy específicas.
La epidural se puede ir administrando progresivamente según se van acentuando los dolores en las contracciones de la mujer o se inyecta la dosis completa antes de que la mujer esté demasiado dilatada. Primeramente se llevan a cabo una primera prueba para ver que la mujer acepta bien esta dosis y si todo está correcto, finalmente se le inyecta la dosis completa. El tubo flexible se quedará puesto en el cuerpo de la mujer sin que esto suponga ningún problema para la comodidad o movilidad de la mujer, únicamente de esta manera las enfermeras/os, matronas y/ médico, pueden disponer de el en caso de que sea necesario aumentar la dosis de epidural por el crecimiento del dolor de la mujer durante el parto.
Esta anestesia permite a la mujer no sufrir los fuertes dolores provocados en el parto en la parte inferior del cuerpo, pero siendo consciente en todo momento de los movimientos que debe hacer para la expulsión del bebé y siendo la propia mujer quien dirija estos movimientos. Esto está muy práctico y la solución más socorrida para el dolor en el parto, puesto que permite que la mujer disfrute del parto de su bebé sin sufrir los fuertes dolores que esto conlleva. Pero no en todos los casos se puede disponer de la epidural para paliar este dolor.
Casos en los que no se debe poner epidural
Como hemos mencionado anteriormente, la anestesia epidural, especialmente por la zona en la que se inyecta, es una anestesia que debe programarse con anterioridad para evitar problemas medulares y de espalda posteriores al parto. El médico especialista que esté llevando el embarazo de la mujer, debe valorar anterior al parto, algunas condiciones previas que deben darse para saber que la mujer puede aceptar de manera correcta esta anestesia y son contraindicaciones aparentes.
Existen casos específicos en los que la mujer no podrá disfrutar de esta anestesia, algunos de estos casos a destacar son:
- Cuando la mujer tiene problemas agudos de coagulación de la sangre y/o circulación, debido a que si se produce un hematoma en la zona que ha sido pinchada para la inyecta de la epidural, puede provocar que se comprima la médula espinal
- Si en la zona o cercana a la zona donde se a producir la punción de la anestesia está infectada, tiene heridas o similar, debido a que podría arrastrarse la infección por el tubo y llegar dentro del cuerpo y derivar en enfermedades o problemas graves, como la meningitis.
- Si la mujer tiene problemas cardíacos leves o agudos que provoque alguna anomalía en el corazón de la mujer, ya que la anestesia puede ser un riesgo para el funcionamiento del corazón.
- Si la mujer tiene problemas importantes de espalda: escoliosis aguda, deformación en los huesos,
hernias... será contraindicativo llevar a cabo este tipo de anestesia para el parto puesto que pone en riesgos efectos secundarios de estas dolencias.
- Cuando hay tatuajes realizados en la zona donde se va llevar la punción o alrededor de ella. Actúan negativamente del mismo modo que las infecciones, aunque a simple vista el tatuaje esté curado, pueden desprender tinta o tener heridas poco visibles.
Otros tipos de anestesia
Las mujeres que no puedan ponerse la anestesia epidural en el parto, no deben preocuparse ya que existen otro tipo de anestesias que ayudan a evitar el dolor antes durante del parto. Las anestesias de este tipo más utilizadas son:
- Anestesia en el pudendo : Se inyecta una anestesia local en la pared vaginal y está atraviesa el nervio llamado pudendo que provoca la ausencia de dolor en la zona vaginal de la mujer. Esta anestesia se suele poner cuando la mujer tiene un parto poco doloroso, quiere ser consciente en todo momento de su parto natural y colaborar con el mismo.
- Mascarilla de oxígeno : Se suelen utilizar esta técnica de anestesia cuando la mujer está nerviosa en exceso durante el parto. Es sencilla, rápida y puede ir administrándose según las necesidades del parto. Se trata de poner una mascarilla de oxígeno a la mujer que desprende calmantes y relajantes para paliar los nervios de la mujer y en consecuencia, el dolor del parto.