Pocas cosas nos enternecen tanto como la risa de un niño pequeño. Parece imposible no contagiarse cuando un bebé se ríe a carcajadas. Internet está lleno de vídeos de bebés riéndose sin parar, que acumulan millones de visitas. Por algo será, ¿no? Si parece que a todos nos pone de bueno humor escuchar las risas de un bebé desconocido, es lógico imaginar qué emociones sentirán unos padres cuando escuchan reír sin parar a su propio bebé.
Sin embargo, antes de que llegue este momento, deben darse una serie de pasos previos. Un bebé no comienza a reírse a carcajadas un buen día de repente, sino que primero deben haberse establecido unas bases en su desarrollo.
El reflejo de la sonrisa
Los bebés pueden sonreír desde el momento del nacimiento. Es más, hoy en día gracias a los avances en las técnicas de imagen, a la hora de hacer las ecografías es frecuente detectar al feto haciendo el gesto de sonreír, especialmente a partir de la semana número 30, durante las últimas semanas de gestación. Aunque ver estas sonrisas nos llene de emociones y de felicidad, debemos de tener claro que estas primeras sonrisas son reflejas. Es decir, no están provocadas por una causa en concreto ni responden a emociones ni a un acto social.
El hecho de que estas sonrisas sean un gesto reflejo no quiere decir que no sean importantes. Durante el primer mes de vida es probable que veamos al bebé sonreír cuando está tranquilo, a gusto, relajado o incluso dormido. También puede esbozar una sonrisa si le acariciamos la cara, especialmente si es cerca de las comisuras de la boca o también al despertarse. Esta sonrisa, aunque sea refleja, es una manifestación de que su sistema nervioso funciona y evoluciona de forma correcta.
Sin embargo, aunque estas primeras sonrisas ya sean del agrado de todos aquellos que las ven, es en torno a los dos meses cuando aparece lo que se conoce la sonrisa social.
La verdadera sonrisa social
En este caso, la sonrisa ya no es un gesto reflejo, si no que está motivada por una causa en concreto. Esta sonrisa social será, junto con el llanto, una de las primeras formas de comunicación del bebé. Sonreirá cuando se interaccione con él cara a cara, al hacerle muecas, caricias o simplemente al hablar con él mirándole a los ojos. Nuestro bebé entonces sonreirá como respuesta, ya de forma intencional. Es probable también que esta sonrisa social venga acompañada de gorjeos y otra serie de gestos.
La aparición de esta sonrisa es un hito básico en el desarrollo social y cognitivo de los bebés. Como decimos suele manifestarse en torno a los dos meses y será un indicativo de que su desarrollo evoluciona favorablemente. Más adelante los bebés comenzarán a sonreír en otras circunstancias, ante ciertos sonidos o imágenes, al balancearlo, al mostrarle un muñeco, etc.
El niño tarda mucho en empezar a sonreír
Como en todos los casos, cada bebé tiene sus ritmos y es posible que algunos bebés manifiesten esta sonrisa social un poco antes de los dos meses o un tiempo después. Sin embargo, si pasados los tres meses observamos que nuestro bebé no sonríe cuando interaccionamos con él o que le cuesta fijar la mirada y mirar a los ojos a los demás, deberíamos consultar con el pediatra y con el especialista en atención tempran. La ausencia de estos comportamientos pueden ser indicativos de la presencia de algún tipo de trastorno, como los Trastornos del Espectro Autista (autismo y síndrome de Asperger). Debemos interpretar esta ausencia de reciprocidad social como una señal de alarma.
A esas primeras sonrisas sociales, les seguirá un desarrollo progresivo de su comunicación y su lenguaje. Las carcajadas se harán esperar unos pocos meses más, generalmente aparecen a partir de los seis meses, pero mientras podemos disfrutar de sus sonrisas.