Si existe una relación íntima entre dos personas, ésta es la que se establece entre la madre y el hijo en el momento de la lactancia. Pero, como todo, esto ha de llegar a su fin. Y es la madre quien debe intentar que este fin se produzca de la manera menos traumática tanto para ella como para el niño.
No existe una edad idónea para el destete. Los especialistas tampoco se ponen de acuerdo en el tiempo mínimo que debe durar la lactancia, si bien tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la Asociación Española de Pediatría (AEP) colocan la barrera en los 2 años.
Por ello, lo más habitual es que los cánones sociales imperen en las directrices de cada ginecólogo o pediatra particular. En última instancia, es la madre quien debe tomar la decisión en el momento que considere oportuno: puede esperar a que el destete se realice de forma natural (que sea el propio niño el que rechace las tomas, algo que no se suele dar antes de los 4 años) o hacerlo de manera dirigida.
El destete debe ser un proceso gradual que garantize el bien de ambos
No olvides que el fin de la lactancia tampoco debe causarte trastornos a ti. Por ello, cuando comiences a espaciar más las tomas, no intentes exprimir la leche para aliviar la sensación de congestión de tu pecho, ya que el vaciado forzoso estimula la producción. De manera natural, tu leche será reabsorbida poco a poco por el organismo a lo largo de los siguientes días. En el ámbito emocional, es posible que necesites unas semanas de reajuste, en las que te sentirás más triste y sensible, debido a los cambios hormonales que supone el fin de la lactancia.
Un destete que cuide al bebé
En el caso de que seas tú quien decida poner fin al periodo de lactancia, los especialistas aconsejan un proceso gradual que respete las necesidades del bebé. Para ello puedes ofrecer a tu hijo sustitutos del pecho, como comida o agua, y compensar los momentos de intimidad perdida con más caricias, mimos y atenciones, para que el pequeño no sienta que ha perdido tu cariño.
Otro consejo saludable para el bebé es aprovechar el momento en el que inicias la alimentación complementaria para dar paso al destete gradual. La inclusión de estos nutrientes en la dieta debe producirse justo después de dar el pecho al niño, con cuchara (prescinde del biberón) y sin forzar al pequeño.
Si, en cualquier caso, optas por el destete total en vez del progresivo, debes sustituir de forma gradual las tomas de pecho por las de leche artificial, ahora sí con el biberón, por un periodo de dos semanas. No obstante, los pediatras aconsejan que las tomas de la mañana y de la noche se mantengan durante el máximo tiempo posible.
A veces, las mujeres deciden dejar de dar el pecho no porque sientan que el proceso ha concluido, que el bebé ya no lo necesita o por motivos de fuerza mayor, sino influidas por el entorno social o familiar, que considera que el niño tiene una edad suficiente para abandonar las tomas. La recomendación es clara: no les hagas caso, porque el niño puede no estar preparado. Pregunta al médico e infórmate antes de tomar una decisión que pueda perjudicarte a ti o a tu hijo.
La decisión de la madre
Cuando eres tú quien dictamina el fin de la lactancia y no tu hijo (destete natural), hablamos de un destete dirigido o forzado, que se denomina también precoz si el niño tiene menos de 2 años. Diversas causas pueden dar lugar a esta situación, además de la ya comentada presión social, que considera incorrecto prolongar la lactancia más allá de una edad determinada.
Un motivo puede ser el laboral, la vuelta al trabajo después de la baja maternal, que reduce el tiempo en el que madre y niño pueden estar juntos. En este caso, es aconsejable un destete parcial, que consiste en eliminar solo las tomas que coinciden con tu horario laboral y mantener el resto.
Un nuevo embarazo también suele ser motivo de abandono de la lactancia, si bien los especialistas consideran que este argumento carece de peso porque una gestación normal no interviene en el proceso. Sin embargo, los cambios fisiológicos en el pecho o en la leche pueden empujar al niño a rechazar por sí solo la leche materna, es decir, al destete natural.
La introducción de la alimentación complementaria tampoco justifica el total abandono de las tomas, ya que el bebé puede compaginar ambas. De hecho, lo ideal es que se dé esta simultaneidad, de manera que pueda irse produciendo el destete gradual variando el ritmo de unas y otras ingestas.
Otra causa de destete forzado es el consejo del especialista, debido a alguna enfermedad de la madre que podría transmitir al niño al dar el pecho, o porque el pequeño haya adquirido demasiado peso. En ese caso, la decisión es clara: debes seguir siempre las recomendaciones del médico, que es quien más sabe acerca del tema.
Ritmos distintos
Como hemos visto, el proceso de dejar de dar el pecho a tu hijo no es una ciencia y, por tanto, no se pueden establecer unos periodos concretos de tiempo. Y es que cada bebé tiene un ritmo propio, de manera que, si optas por el destete natural, no puedes saber con exactitud cuándo va a terminar. Si consideras que el destete comienza con la primera papilla, el proceso natural oscilará entre los dos años y los tres y medio desde ese momento.
No hay un tiempo estipulado que marque el fin del destete
Sigue una evolución natural si te lo puedes permitir por trabajo u otras obligaciones y, siempre, consulta y valora en su justa medida la opinión del especialista. Solo así lograrás un destete relajado sin malestar en el niño ni en ti, y pasarás a la siguiente fase de una maternidad saludable.