Se trata de un trastorno en la articulación de los fonemas. Siendo el trastorno del habla más común en los niños, el más fácil de identificar. Una intervención a tiempo facilitará la cura de la misma. Suele aparecer entre los tres y los cinco años, y se caracteriza por dificultad para hablar correctamente.
Cuando un niño menor de cuatro años presenta errores en la pronunciación, está considerado como normal, pues está realizando una etapa de su desarrollo lingüístico. Esta situación, se denomina dislalia evolutiva y no requiere diagnóstico ni tratamiento, pues la adquisición del lenguaje está todavía en fase de maduración. Sin embargo, si los errores de pronunciación se mantienen más allá de los cuatro años, se debe consultar a un especialista en audición y lenguaje, un logopeda.
Cómo se desarrolla el lenguaje en el niño
La pronunciación de los sonidos del lenguaje, al igual que otros elementos del habla, es una habilidad que los niños deben adquirir a lo largo de su desarrollo. Durante su desarrollo infantil, el niño comenzará emitiendo sonidos más simples como la "m" o la "p", y a medida que sus habilidades mejoren comenzará a hablar con sonidos más complejos que requieran de más músculos y órganos fonadores.
Los primeros errores al hablar comenzarán con la producción de las primeras palabras, entre los doce y los dieciocho meses. Estos errores del habla son consecuencia de la inmadurez de su lenguaje. A medida que adquiera nuevas y mejores habilidades en la articulación y automatice los fonemas, se objetivará en su voz una mejora de pronunciación y fluidez. Siendo todo ello normal en el desarrollo infantil.
Entonces, qué es la dislalia infantil
Se trata de un trastorno del habla que consiste en la dificultad para pronunciar o formar correctamente ciertos fonemas o grupos de fonemas. Los niños que presentan este trastorno en la voz, poseen una incapacidad para pronunciar correctamente los sonidos del lenguaje que son esperables según su edad y desarrollo. El niño presentará errores en la producción de sonidos, como la sustitución de una letra por otra (el niño dice "tasa" en vez de "casa") o la omisión de consonantes ("lapi" en vez de "lápiz").
Aunque no sea grave, la dislalia puede llegar a provocar en los niños el aislamiento
Tipos de dislalia infantil
Las dislalias pueden ser de varios tipos:
- Fisiológicas : ocasionadas por la inmadurez de los órganos del habla cuando los niños todavía son pequeños. Tan sólo debe preocupar a los padres si continúa pasados los cuatro años, porque entonces podría haber una causa orgánica subyacente.
- Audiógenas : relacionadas con un defecto en la audición. Si su percepción auditiva es defectuosa, también lo será su pronunciación.
- Funcionales : consiste en un defecto en la articulación del lenguaje originado por un funcionamiento incorrecto de los órganos del habla. Este tipo de dislalia es la más común, y los niños afectados no presentan ningún defecto orgánico que la provoque.
- Orgánicas : también se las conoce con el nombre de disglosias. En ellas la dislalia está asociada a ciertos defectos de los órganos que intervienen en el habla. Se subdividen según la zona defectuosa en: labiales, linguales, dentales, palatinas, nasales y mandibulares
Es importante conocer cuáles son las posibles causas, para aplicar el tratamiento adecuado atendiendo al factor que está afectando al desarrollo infantil.
Diagnóstico y tratamiento de la dislalia infantil
Como ya se ha mencionado la dislalia suele presentarse entre los tres y los cinco años, siendo el trastorno del lenguaje más común en los niños. Suele ser detectado sin dificultad por padres y profesores, sin embargo en pocas ocasiones se realiza un adecuado diagnóstico e intervención especializa debido a la creencia errónea de que la dislalia infantil es un problema que desaparece con el tiempo sin intervención.
El habla mejorará con una terapia adecuada
Aunque el pronóstico va a depender del tipo de trastorno y su causa, normalmente el habla mejorará con una terapia adecuada .El tratamiento suele basarse en la realización de ejercicios para perfeccionar la musculatura utilizada en la producción de la voz. También se centra en mejorar la articulación de palabras, el uso de la respiración, el ritmo en la pronunciación, la expresión... Normalmente, los ejercicios se enfocarán a modo de juegos pedagógicos, para que la adquisición del lenguaje le sea más sencilla y amena. Es habitual realizar ejercicios delante de un espejo, se emplea mímica y gestos para favorecer la motilidad buco facial, actividades que impliquen movimientos con la lengua o ejercicios respiratorios que permitan al niño controlar la inspiración y la cantidad de aire expulsado.
Para que la terapia dé como resultado la cura de la dislalia, es importante la implicación de los padres en el proceso. Existen multitud de ejercicios que los padres pueden realizar con sus hijos en el ámbito familiar, tales como:
- Repartir chocolate alrededor de la boca del niño haciendo que lo limpie con la lengua.
- Jugar a ver quién le da el bocado más grande a la manzana.
- Hacer pompas o gárgaras.
- Beber con una pajita.
- Pedir al niño que salte cuando le digan palabras que empiezan por una determinada letra.
- Practicar el bostezo o jugar a soplar.
- Para mejorar el patrón respiratorio se pueden hacer algunos juegos como: concurso de aguantar sin respirar, inflar globos, silbar...
- Colocar un juguete en la barriga del niño y ver cómo sube y baja cuando toma aire y lo expulsa.
- Que el niño imite sonidos de animales.
- Cantar canciones o recitar poemas.
- Incitarle a describir lo que está haciendo o a nombra los objetos de la habitación.
- Fomentar la lectura.
Tras el diagnóstico y durante el tratamiento, existen una serie de consejos que conviene que el entorno del niño siga para favorecer la cura de la dislalia. Hablarle lentamente, con entonación normal y pronunciación clara. Si se pretende que el niño pronuncie bien las palabras el entorno también debe hacerlo. Los objetos deben ser nombrados correctamente, no se aconseja hablarle con "lenguaje de bebé". Si el niño persiste en pronunciar mal una palabra de forma incorrecta no hay que agobiarle, tan sólo recordarle como es correctamente repitiéndola, a esto se denomina corrección indirecta; por ejemplo, si él dice: "Me dele la tateta" se puede responder: "Ah; ¿te duele la cabeza?" El niño no debe entender que su mala articulación se da por buena. Se debe favorecer la conversación con el niño, estableciendo turnos de palabra y permitiéndole expresarse, no interrumpirle ni agobiarle con demasiadas preguntas. Pedirle las cosas por su nombre, huyendo de apelativos como: eso, trasto, cosa... Es importante darle confianza y que sienta que está siendo escuchado. No debemos mostrarnos impacientes o que observe expresiones de desaprobación. Intentar no corregir constantemente sus errores, pues sólo se conseguirá que el niño sienta miedo a comunicarse. Y nunca castigar o llamar la atención al niño por su forma de hablar.