Durante muchos años el Síndrome de Asperger y el Autismo típico no tenían ningún diagnóstico diferente. Recientemente se han ido desarrollando los estudios sobre el tema que han hecho entender que aunque el Síndrome de Asperger pudiera definirse como un tipo de autismo, existen muchas diferencias entre ambos, y aunque durante mucho tiempo fue llamado "autismo de alto rendimiento" y aún mucha gente lo considera así por los rasgos comunes, no tiene nada que ver.
Lo que suele ocurrir en niños diagnosticados con algunas de estos trastornos de desarrollo, es que en un primer momento se le diagnostica de autismo. No es hasta pasados unos años en los que se puede ir estudiando el desarrollo real de la persona, cuando se obtiene un examen mucho más concreto hacia el síndrome que puede padecer dentro del trastorno del espectro autista, entre ellos el Síndrome de Asperger. Todos estos grupos o síndromes compartes rasgos comunes dentro del autismo, pero entre ellos depende el grado de severidad en el que se encuentran.
Tanto el Autismo (TEA), como por tanto el Síndrome de Asperger son discapacidades en el desarrollo de la base cerebral que provocan problemas en algunas áreas del comportamiento y pensamiento de aquellos que lo padecen. Es un trastorno de tipo neuro-biológico que, según el grado de severidad del trastorno, afecta en mayor o menor medida a unas u otras áreas de la vida y el desarrollo de la persona.
Similitudes entre el autismo y el Síndrome de Asperger
Como hemos explicado anteriormente, el Síndrome de Asperger es en muchos casos diagnosticado como autismo típico en un primer momento, ya que en los primeros años de vida comparten los síntomas relativos a algunas discapacidades en el desarrollo cerebral. Con el paso de los años, las diferencias se harán más notables, pero aún mantendrán algunos rasgos comunes. Entre ellos se encuentra la dificultad a la hora de manejar o entender algunas pautas llevadas a cabo por comunicación no verbal, es decir, la que no se da por el habla sino por ejemplo a través de gestos.
De igual forma, tanto los niños autistas como los aspergerianos tendrán problemas para mantener una conversación con feedback, es decir, donde haya un trato recíproco entre los hablantes. A la hora de jugar no tendrán dificultades, pero siempre lo harán repitiendo las mismas acciones una y otra vez y por supuesto en solitario, ya que aunque en diferente grado, son difíciles en las relaciones sociales.
Diferencias entre el autismo y el Síndrome de Asperger
Sin embargo y aunque hace años esto se creyera improbable, son muchos los rasgos que diferencian el Síndrome de Asperger con un Autismo común, e l principal de ellos es que en la vida adulta el aspergeriano puede llevar una vida normal con muy pocas limitaciones, siempre y cuando se dedique a aquello que realmente le apasiona, algo que casi siempre ocurre.
- Lenguaje:
Una de las diferencias más evidentes es el desarrollo del lenguaje. Los niños autistas tienen una carencia en este sentido, lo que hace que apenas hable y que su vocabulario sea muy escaso, sin embargo el aspergeriano tiene en la mayoría de los casos un vocabulario muy amplio que puede llegar incluso a ser pedante, sobre todo si se trata del tema que a él le interesa. También en este sentido el aspergeriano tiende a reunir mucha información sobre el tema que realmente le causa interés, hasta poder llegar a convertirlo en su profesión en la edad adulta.
- Relaciones sociales:
Con respecto a las relaciones sociales, el autista no muestra interés por conocer a otros niños o crear relaciones sociales, mientras que en niños con Síndrome de Asperger sí puede apreciarse ese interés por relacionarse, aunque a veces no llegue a producirse por la dificultad a la hora de mantener conversaciones recíprocas. Sin embargo, en otras áreas como las deportivas, el Autismo se desarrolla como un trastorno que sí está interesado tanto a nivel físico a través de actividades como en otras de tipo manipulativo, algo que no se aprecia en los aspergerianos, con más torpeza en estas áreas.
- Diferencias cognitivas:
A nivel cognoscitivo es donde pueden mostrarse las diferencias más evidentes, ya que el Autismo puede llegar a provocar en algunos niños cierto retraso mental. Todo lo contrario que en aquellos afectados de Síndrome de Asperger, donde no se conoce ningún tipo de retraso ni problema cognoscitivo sino todo lo contrario, son característicos por ser muy inteligentes, incluso por encima del promedio normal del resto de personas.
Siempre hay que tener en cuenta que todos estos rasgos dependerán mucho de cada persona de manera individualizada y dependiendo del nivel en el que se encuentre el trastorno, por lo que estos rasgos desiguales son meramente orientativos y generalizados.
Pese a todas estas diferencias el diagnóstico general de niños autistas se realiza normalmente antes de los 3 años de edad, mientras que el Síndrome de Asperger es mucho después, pero esto no es algo que deba preocuparnos ya que los tratamientos y seguimientos de ambos trastornos son los mismos en un principio.