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La educación sexual en niños, ¿a qué edad debe comenzar?
La educación sexual en niños, ¿a qué edad debe comenzar?

SEXUALIDAD

La educación sexual en niños, ¿a qué edad debe comenzar?

La educación sexual debería empezar a tratarse con los niños y niñas desde la edad escolar, e ir poco a poco adaptándola a su edad,

Llega un momento en la vida de todo padre en la que no queda más remedio que comenzar a plantearse cómo explicarle a sus hijos cómo funciona la reproducción humana. La educación sexual es fundamental, y una fuente primordial de sabiduría que hace que los niños no cometan ningún error garrafal en sus relaciones afectivas posteriores. Eso no quita que, debido a los tabúes que impone la sociedad, pueda llegar a ser un momento bastante incómodo para los padres en más de una ocasión. No es agradable tener que explicarle a un hijo cómo funciona la reproducción humana, pese a que sea lo más natural del mundo.

Esto se debe, principalmente, a la cultura en la que nos hemos criado, a los valores que nos impone nuestra sociedad. Creemos que el sexo es algo que los niños deben obviar, algo que es sucio e impúdico. Por nuestra cultura, asociamos sexo con perversión, y eso nos lleva a pensar que cuanta más educación sexual tenga un niño, más probable será que comience a mantener relaciones antes. Y nada más lejos de la verdad: cuanta más educación sexual tenga un niño, o una niña, más fácil será que comprenda la importancia de que todas sus relaciones estén basadas en la seguridad, el placer y la confianza. Los tabúes y los miedos ante el sexo solo llevan al secretismo, y cuantos más secretos haya en torno a un tema, más probable será que los niños lo vean como algo curioso que se debe probar a escondidas.

Pero, ¿en qué momento debería comenzar la educación sexual? ¿Cuándo se considera que un niño está lo suficientemente preparado como para tener las nociones básicas de la reproducción humana? Pese a que la respuesta exacta dependerá mucho tanto del niño en cuestión como de sus padres, y del ambiente educativo en el que se esté criando, lo cierto es que lo mejor es comenzar cuanto antes. Y tratando de normalizar siempre, en todo momento, la situación.

Los tabúes y los miedos hacia el sexo lo convierten en algo digno de complejo, a la vez que de curiosidadLos tabúes y los miedos hacia el sexo lo convierten en algo digno de complejo, a la vez que de curiosidad

Nada de explicaciones incómodas: naturalidad ante todo

Las relaciones afectivas de los niños son muy importantes desde el propio momento en el que nacen; no solo las que trazan con los padres, sino también las que van trazando con otros niños, o con otros adultos. Y en algún momento de sus vidas, alrededor de los tres o cuatro años, comenzarán a tontear levemente con los otros niños. Hay que aclarar algo: este tonteo, o este juego, no tiene ningún contenido de índole sexual, sino más bien curiosidad. Esto no implica que haya llegado el momento de comenzar a explicarle a los niños cómo se mantiene las relaciones sexuales; todavía no es el momento de la educación sexual.

Lo que sí que es importante es que no les gritéis ni comencéis a reñirles de forma desaforada si esto sucede; si lo hacéis, podréis crearles algún tipo de trauma o complejo que, posteriormente, afectará de forma directa a su vida. Si les encontráis haciendo algo que vosotros consideréis sexual o impropio (lo consideraréis vosotros; para ellos será tan normal como examinar su cuerpo ), lo único que tenéis que hacer es distraerlos, o hacer que hagan cualquier otra cosa. Así conseguiréis que se despisten sin que afecte de forma negativa a su futuro.

No será hasta la pubertad que los niños comiencen a establecer relaciones afectivas lo suficientemente fuertes como para que estas acaben conduciéndoles al sexo. Pero si esperamos hasta ese momento para darles una educación sexual adecuada, será ya demasiado tarde; probablemente ya hayan forjado sus propias ideas sobre el sexo, ya hayan decidido qué es lo que está bien y lo que está mal, y eso les llevará a cometer bastantes errores. Sí, habrán recibido educación sexual en el colegio o en el instituto, pero esta no será suficiente.

El momento idóneo es alrededor de los diez años

El mejor momento para comenzar a darle lecciones sobre educación sexual a un niño es en torno a los diez años, más o menos. Sus relaciones afectivas serán fuertes, pero tratarán, sobre todo, de amistad; ya habrán comenzado a decir que les atrae alguna que otra persona de su clase, pero no sabrán lo que es realmente la atracción sexual, puesto que sus cuerpos no se encuentran preparados. Habrá niños más o menos precoces, pero a los diez años continúan siendo niños. Lo ideal sería que en las escuelas los niños recibieran este tipo de conocimientos, como hacen de más mayores, pero también de una manera más reducida y tardía. Sin embargo, hoy por hoy es aún una tarea de los padres.

No les des detalles exactos desde pequeños, hay que ir adaptándose a su edad y necesidadesNo les des detalles exactos desde pequeños, hay que ir adaptándose a su edad y necesidades

Aprovechando que en clase comienza a hablarse sobre el proceso reproductivo, como padres podéis aprovechar para comenzar a introducir el tema en casa. Tratad de hacerlo con suavidad y naturalidad, explicando que es algo totalmente normal, algo que no debe causar ningún tipo de vergüenza. No es necesario entrar en más detalles, puesto que no debemos olvidar que son niños; ahora mismo, lo único que debemos hacer es ir estableciendo unas bases que, posteriormente, nos permitirán hablar de esto con nuestro hijo sin ningún tipo de tabú o cortapisa. Si nos equivocamos, o si lo tratamos como algo malo que ellos jamás deben hacer, probablemente nos encontremos luego con una pubertad de secretos. No querrán confiar en nosotros, porque creerán que vamos a reñirles, o a castigarles.

Hay padres que deciden que esta educación sexual debe comenzar antes, y es totalmente válido. Si se van introduciendo los conceptos fundamentales durante toda la vida, durante la infancia, el niño será capaz de verlo como algo normal, algo biológico. Lo más importante es tratar de hacerlo lo más natural posible, de hacérselo llegar al niño como un proceso por el cual pasará y que debería disfrutar. Algo bueno, algo positivo, y que nunca debe hacerse bajo coacción. Solo así podremos garantizar que, en un futuro, su comportamiento sexual sea el más adecuado posible.

Sentar unas buenas bases, usar la educación sexual como algo que lleve a nuestros hijos a entender el sexo como algo humano y no como algo sucio o que deba esconderse es muy importante. Garantizará que no se escondan en un futuro, que accedan a compartir con nosotros sus miedos y, sobre todo, que tomen las protecciones necesarias para no contraer ningún tipo de enfermedad sexual. Solo con educación y con conocimiento podremos llegar a erradicar enfermedades como el VIH, o cualquier otra de infección sexual.

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