La cesárea es una técnica que se realiza en aquellos casos donde existen posibles complicaciones durante el embarazo o el parto natural. Se trata de una operación quirúrgica, en la que se extrae el feto y la placenta a través del abdomen.
En sus comienzos, sólo se practicaba en aquellos casos en los que la madre fallecía y el niño seguía vivo. Actualmente, su uso es muy frecuente, sobre todo en las sociedades occidentales, debido a la seguridad que presenta el procedimiento para mantener el bienestar, tanto de la madre como del feto. Podemos observar que hoy en día el número de cesáreas está aumentando, esto es debido a los avances de la ciencia que permiten la reducción de riesgo durante el proceso, además de que la primera cesárea implica que los partos posteriores tengan que ser también por cesárea.
Sin embargo, la OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda que la tasa sobre el número de cesáreas debe oscilar entre un 10 y 15 %, advirtiendo que esta práctica está aumentando cada vez más.
¿En qué situaciones o casos se debe practicar una cesárea?
Los motivos por los que se aconseja practicar la cesárea pueden afectar a la madre o al bebé. Algunas veces, esta práctica es la única opción que se plantea durante el último período de embarazo , porque se considera inviable que se practique el parto natural por vía vaginal, mientras que otras veces, los motivos tan sólo son factores de riesgo que indican a los médicos que lo más conveniente es realizar la cesárea.
A continuación, se van a señalar las circunstancias más frecuentes que implican la ejecución de la cesárea.
1. Bajo peso al nacer:
Si el bebé tiene un peso igual o inferior a 1,5 kg, es probable que no sea lo necesariamente fuerte para superar el parto natural por vía vaginal.
2. Una cesárea anterior:
En uno de cada cuatro casos en los que la madre ha sufrido una cesárea en un parto anterior, los médicos deciden practicar de nuevo esta cirugía. Sin embargo, es posible intentar un parto vaginal, a no ser que las complicaciones a las que puede estar expuestas la madre y el feto sean muy claras. Por ejemplo, si la cesárea anterior fue con corte horizontal, la madre no corre riesgos de tener un parto natural. Pero si la cesárea anterior fue con corte vertical o tuvo más de una cesárea, el riesgo de que el útero pueda romperse durante el parto natural aumenta considerablemente.
3. Gestación múltiple:
En este caso, lo que más se tiene en cuenta es la posición de los bebés y la madurez de cada feto. Es decisión del ginecólogo y de la madre la conveniencia de practicar la cesárea.
4. Posibles anomalías en el cuello uterino, vagina o vulva:
Como tumores, miomas, etc.
5. Pérdida del bienestar del feto:
Si el bebé no obtiene suficiente oxígeno y nutrientes, siento el útero un lugar inseguro e incómodo.
6. Inapropiada posición fetal en el útero:
El bebé puede estar en dos posiciones inadecuadas, o bien la transversal que implica una cesárea sin duda alguna, o bien cuando el bebé viene de nalgas (posición podálica) que puede dificultar el parto vaginal aunque es decisión tanto del médico como de la madre el practicar una cesárea, ya que si el bebé tiene un buen peso y está sano puede afrontar el parto natural perfectamente.
7. Posibles enfermedad maternas que dificulten el parto:
Como por ejemplo infecciones vaginales, VIH en la fase activa o el virus del papiloma humano, una cardiopatía o cualquier enfermedad que ponga en peligro la salud de la madre y del feto durante el proceso del parto.
8. Macrosomia fetal:
El exceso de tamaño de un feto durante el embarazo puede complicar el parto vaginal, sobre todo en aquellos casos en los que la madre sufra alguna enfermedad, como la diabetes.
9. Placenta previa:
En este caso, la placenta está situada en el útero de forma que cubre el cuello uterino e impide la salida del feto por el canal vaginal. Esto se suele diagnosticar en el último período del embarazo y puede ir acompañada de pérdidas de sangre.
10. Malformación fetal o muerte fetal previa:
través de la ecografía se detecta cualquiera de estas dos circunstancias. Si la malformación del feto detectada indica que puede complicar y poner en riesgo a la madre durante el parto natural, se aconseja la práctica de la cesárea.
¿Se realizan cesárea de emergencia?
Existen casos en los que aparecen complicaciones, mientras suceden las contracciones regulares o la rotura de aguas, que conllevan que el parto vaginal sea de riesgo. Por ejemplo:
- Cordón umbilical prolapsado : es decir, el cordón umbilical se sitúa en el canal del parto antes que el bebé. De esta forma, el cordón puede interrumpir el suministro de oxígeno al feto.
- Desprendimiento prematuro de la placenta : la placenta se desprende de la pared uterina, provocando una reducción de oxígeno.
- Aumento o disminución de la frecuencia cardíaca del bebé
- Cuando el bebé deja de bajar por el canal vaginal o cuando el cuello del útero no sigue dilatando. En estos casos, se trata de estimular contracciones y reanudar el proceso, pero si esto no es efectivo, se debe practicar la cesárea.
Estos ejemplos no son habituales, pero si se dan durante el comienzo del parto, la cesárea es la única opción para que se produzca el nacimiento del bebé.
En caso de cesárea, la recuperación lleva más tiempo y es más compleja, y la recuperación emocional puede ser, en algunos casos, más delicada. Aunque es una cirugía segura, sólo se recomiendo utilizar en aquellos casos en los que el parto natural por la vía vaginal sea imposible, ya que la práctica de la cesárea presenta más riesgos que el parto vaginal, además implica una estancia más larga en el hospital porque la recuperación, como se ha señalado anteriormente, es más prolongada.
En cualquier caso, no dudes en preguntar a tu médico para que te informe de forma más detallada y te asesore ante cualquier tipo de duda, proporcionándote información acerca de los beneficios y los riesgos que supone la práctica de una cesárea para ti y tu bebé.