Cuando se tiene un hijo es normal que lleguen muchas experiencias nuevas a nuestras vidas. El cuidado del más pequeño y su posterior educación serán nuevas etapas que no habremos vivido antes, sí desde el punto de vista del niño, pero no desde el del adulto. Por lo que deberá ser, poco a poco, que comprendamos qué es lo que funciona mejor con tal de hacer que nuestro hijo se comporte de la manera que deseamos y que, a la vez, pueda ser feliz durante su aprendizaje.
La importancia de la felicidad en la educación
Son muchos los métodos educativos que existen tanto dentro como fuera del aula, por lo que es normal que tengas muchas dudas sobre cuál utilizar con tal de que tu hijo pueda aprender las normas de conducta y los conocimientos básicos de la vida, con tal de que puedan ayudarle de la manera más positiva en su futuro. Así pues, a la hora de escoger una escuela deberás dedicarte, junto a tu pareja si estáis juntos, el tiempo que sea necesario con tal de decidir cuál es el mejor tipo de educación que creéis que debéis dar a vuestro hijo, dependiendo del método y de las condiciones de cada colegio en particular.
En casa también deberéis poneros de acuerdo a la hora de educar a vuestro hijo. Es de vital importancia que acordéis un método educativo y que no toméis decisiones de manera individual. El hecho de que los padres no sean capaces de ponerse de acuerdo o que no coincidan en aquello que está bien o mal puede llegar a ser peyorativo en el aprendizaje del más pequeño, quien no sabrá discernir aquello que es correcto de lo que no, o utilizará esta falta de consenso a su favor, haciendo que uno de los padres se sienta con menor autoridad.
Antiguamente los métodos educativos eran muy distintos a como lo son en la actualidad, por eso es probable que a ti te educaran de una manera diferente a los que se considera más adecuada en nuestros días. Algunos de los métodos más innovadores y que, de momento, parece que obtienen mejores resultados son los que buscan la educación en positivo, es decir, intentar no gritar, amenazar o chantajear nunca al más pequeño cuando no está haciendo algo de la manera correcta o como deseamos.
Dentro de estas nuevas técnicas, bastante más efectivas y positivas para el crecimiento de tu hijo, que existen en la actualidad, una de las que está más de moda y se cree sumamente efectiva es la pedagogía blanca, utilizada por padres y educadores, y que tú también puedes intentar llevar a cabo en casa con tal de darle la mejor educación posible a tu hijo y que podáis ser felices en el hogar.
Qué es la pedagogía blanca y cómo se lleva a cabo
La pedagogía blanca es un tipo de enseñanza que se basa en tener una actitud positiva ante los conflictos. Es decir, si quizás anteriormente los padres hubiesen pegado un grito o haber amenazado o chantajeado al niño cuando era incapaz de aprender algo, por ejemplo haciendo los deberes o memorizando las tareas para un examen, la pedagogía blanca invita a los padres y educadores a entender que cada niño tiene unas capacidades distintas, por lo que la inteligencia es múltiple y cada uno de ellos debe encontrar qué es lo que se le da bien y potenciar ese aspecto de su carácter.
Por lo tanto, decirle a un niño que si no aprende la lección no podrá salir a jugar o chantajearlo con comprarle algo que desea si lo hace no será la manera más adecuada de educarlo, según la psicología blanca. Sin embargo, si los padres y educadores comprenden que cada niño tiene su ritmo y harán con más gusto aquello que realmente les gusta e interesa serán capaces de aprenderlo con más facilidad y sin necesidad de utilizar una actitud negativa.
La pedagogía blanca parte de la premisa de que todos los niños nacen con ganas de aprender. No obstante, no todos tienen los mismos intereses o aptitudes, por lo que debemos aprender a guiarlos hacia aquellas cosas que les interesen más. De este modo el niño pondrá más de su parte y su aprendizaje será más ameno. Recuerda que todas las personas somos diferentes y cada uno tiene sus intereses y ritmo de aprendizaje. Esto implica que los padres y educadores tengan que poner más de su parte a la hora de ayudar al niño a aprender, pero esta técnica basada en el refuerzo positivo hará que el niño pueda ganar mayor confianza en sí mismo y más ganas de aprender, algo que otros métodos educativos no ayudan a hacer, puesto que al hacer que el niño tenga que entrar dentro de un patrón y aprender cosas que quizás no le parecen tan interesantes, relacione el aprendizaje como algo negativo.
Usando la pedagogía blanca deberás tener mucha paciencia y convertirte en el mayor apoyo de tu hijo. Ayúdale a aprender sobre aquellos temas que realmente le interesan y ten en consideración que cada niño tiene un ritmo de aprendizaje distinto. Échale una mano también a la hora de descubrir nuevos temas que podrían interesarle y mantén vivas sus ganas de aprender cosas nuevas. El refuerzo positivo le ayudará a sentirse con más confianza y a no tener miedo a la hora de hacer preguntas o de equivocarse, ya que todo esto forma parte de su proceso de aprendizaje.