Todas las emociones son necesarias en las personas. Ellas son las encargadas de hacernos entender cómo estamos y si hay algo en el alrededor que deberíamos cambiar para estar mejor. Un niño cuando es mentalmente fuerte sabrá cómo controlar sus emociones, pero es importante enseñarle a hacerlo porque ellos, de forma innata no lo sabrán gestionar. Deben aprender a controlar las emociones antes e que ellas les controlen a ellos.
Los niños no saben cómo regular sus emociones pero sí pueden controlar su comportamiento y mantener a raya los pensamientos o acciones negativas. Es necesario tener presente que no nacen con una comprensión de sus emociones y no saben cómo expresar sus emociones de forma apropiada.
Un niño que no sabe cómo manejar la ira tendrá un comportamiento agresivo consigo mismo o con los demás, o un niño que no sabe cómo canalizar su tristeza puede pasarse llorando horas. Cuando los niños no entienden sus emociones, también pueden evitar que les ocurra cualquier cosa que les pueda hacer tener emociones incómodas. Por ejemplo, un niño tímido evitará las situaciones sociales y será más difícil que tenga amigos, algo que le hará sentir triste y en soledad.
Enseñar a los niños a regular sus emociones les ayudará a reducir problemas de conducta en el futuro y que también, tengan éxito en su vida adulta. Un niño que comprende sus emociones estará mejor capacitado para enfrentar las situaciones incómodas y para resolver conflictos. Se necesita práctica diaria para que los niños poco a poco puedan aprender a tener un mejor control y gestión de sentimientos.
Responsabilidad personal
Las emociones son necesarias sentirlas, pero también es necesario que reconozcan que pueden tener cierto control sobre ellas. Por ejemplo, si un niño ha tenido un día complicado en la escuela, por la tarde puede escoger actividades que le aporten calma o que mejoren su estado de ánimo. Si un niño se enfada porque se ha peleado con su hermano, en lugar de hacer la pelea más grande, lo mejor es que sea capaz de encontrar formas de calmarse y sentirse mejor.
Es necesario que ayudes a tu hijo a comprender las emociones que puede sentir como mas intensas y que ellas no deben servir como excusa para justificar una mala conducta. Enfadarse es normal y tiene derecho, pero a lo que no tiene derecho es a pegar o insultar a otros.
Deberán aprender a ser responsables de sus propios comportamientos y no culpar a otros por los sentimientos que tienen. Si tu hijo le pega a su hermano y dice que lo ha hecho porque le hizo enfadar, corrige a tu hijo y dile que él es el único que debe controlar el comportamiento ante sus sentimientos. Aunque las circunstancias influyan en sus sentimientos, las acciones las escoge él.
Es importante que tanto adultos como niños sepan que las emociones de otras personas no deben influir en nosotros mismos porque no tenemos control sobre ello. Si por ejemplo un niño toma una buena decisión y otra persona se enfada, no tiene que sentirse culpable puesto que hizo lo correcto. Es necesario que esto se les quede bien grabado para resistir la presión de los compañeros y tomar decisiones saludables por sí mismos ahora y en el futuro. Inculcar buenos valores y un carácter fuerte le dará confianza a tu hijo en su capacidad para tomar buenas decisiones, a pesar de la desaprobación de otras personas.
Tolerancia de emociones incómodas
Las emociones incómodas siempre tienen que decirnos algo sobre nosotros o la situación que nos rodea. Por ejemplo, si estás al borde de un precipicio es normal que sientas ansiedad porque es un estado emocional que te advierte del peligro para tu vida y te ayuda a tomar decisiones para salvarte. En ocasiones, las personas pueden experimentar miedos y ansiedades de forma innecesaria y esto, puede afectarles a la salud.
También es importante enseñar a los niños que sentir nervios (que es una emoción incómoda) no necesariamente tiene que ser por algo malo. Por ejemplo, un niño puede sentir nervios por unirse a un grupo de baile porque no conoce a nadie, pero una vez que supera esos nervios y se apunta, se dará cuenta de que es una buena experiencia.Enfrentarse a sus miedos, cuando sea seguro hacerlo, le ayudará a ver que es capaz de hacer más de lo que cree.
A veces los niños se acostumbran tanto a evitar la incomodidad que empiezan a perder la confianza en sí mismos. Ellos piensan: " Nunca podría hacer eso", "No seré capaz de consegurilo". Como resultado, pierden muchas oportunidades en la vida y se retroalimentan pensando que no son capaces. Si ayudas a tu hijo a salir de su zona de confort y le elogias cada vez que lo hace, le dejarás claro que importa más su voluntad de conseguir las cosas que el resultado que obtenga. Enseña a los niños a usar los errores en su beneficio y que el fracaso y las situaciones incómodas sean las mejores oportunidades para aprender y ser una mejor versión de sí mismo.
El estado de ánimo, ¡puede mejorar!
Los estados de ánimo de los niños a menudo dependen en gran medida de las circunstancias externas. Un niño puede ser feliz mientras juega y triste momentos más tarde cuando es hora de irse a casa. Entonces, su estado de ánimo puede cambiar rápidamente de nuevo de la tristeza a la emoción cuando se entera de que se detendrá para tomar un helado de camino a casa.
Enseña a tu hijo que su estado de ánimo no tiene por qué depender por completo de las circunstancia externas, puesto que puede tener cierto control sobre lo que siente, independientemente de la situación. Permite que tu hijo tome medidas para mejorar su estado de ánimo. Esto no significa que tenga que reprimir sus emociones o ignorarlas, pero sí significa que puede tomar medidas para ayudarse a sí mismo a sentirse mejor para no quedarse atrapado de mal humor. Si tiene rabietas o se queja constantemente solo se sentirá peor.
Solo tendrá que conocer las opciones para calmarse cuando esté enfadado o para animarse si se siente mal. Identificar las actividades que pueden ayudarle a esto es primordial.