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Epilepsia: síntomas y tratamiento
Epilepsia: síntomas y tratamiento

EPILEPSIA EN NIÑOS

Epilepsia: síntomas y tratamiento

Mucha gente conoce de la existencia de el trastorno de la epilepsia, pero no por qué se genera ni qué hay que hacer cuando le da un ataque de epilepsia a un niño o adolescente.

El electroencefalograma es la prueba principal para el diagnóstico y seguimiento de la epilepsia El electroencefalograma es la prueba principal para el diagnóstico y seguimiento de la epilepsia

La epilepsia es uno de los trastornos más extendidos dentro de la población infantil. Se trata de una enfermedad del sistema nervioso originado por una descarga eléctrica anormal de las células del cerebro. Se caracteriza por la aparición de forma repentina e inesperada de crisis convulsivas y de una marcada tendencia a la repetición. Un niño es epiléptico cuando sufre varias crisis espontáneas.

Las crisis se manifiestan por episodios más o menos llamativos o bruscos, de breve duración, generalmente no más de dos minutos, que se acompañan de síntomas motores, sensitivos, sensoriales o psíquicos. Cerca de la mitad de las crisis se producen durante el día, mientras que en un 20% de los casos aparecen durante la noche. Son múltiples los factores que pueden provocar una crisis epiléptica, como por ejemplo: ausencia de sueño, demasiada estimulación sensorial, factores hormonales, estrés, hiperventilación, hipoglucemia, hipoxia...

La principal prueba que existe para el diagnóstico y seguimiento de la epilepsia es el electroencefalograma. En la actualidad, la mayoría de los niños epilépticos pueden hacer una vida completamente normal, gracias a la existencia de fármacos eficaces capaces de controlar las crisis. Descubre cómo puede afectar la epilepsia a niños y adolescentes

¿Qué ocasiona las crisis epilépticas en Niños y Adolescentes?

La epilepsia es una alteración del sistema nervioso que afecta a 1% de los niños y que se caracteriza por crisis o convulsiones. En la mayoría de los casos de epilepsia infantil o juvenil la respuesta al tratamiento suele ser muy positiva, por lo que son capaces de llevar una vida normal.

En menos de la mitad de los casos existe un problema cerebral, el resto se debe a causas desconocidasEn menos de la mitad de los casos existe un problema cerebral, el resto se debe a causas desconocidas

Se trata de una enfermedad de carácter neurológico causada por descargas anormales de los impulsos eléctricos que permiten la interacción y comunicación de las neuronas entre sí. Las neuronas pueden pertenecer a una zona del cerebro o de toda la corteza cerebral. Estas descargas disfuncionales que se producen dentro del cerebro provocan como síntomas en el niño, las denominas crisis o convulsiones. No obstante, conviene recordar que sufrir un o incluso varias convulsiones no se considera necesariamente epilepsia. Los niños epilépticos suelen sufrir crisis múltiples durante un periodo más extenso de tiempo de meses o años.

En menos de la mitad de los casos de epilepsia, existe un problema cerebral que justifica las convulsiones. Como puede ser: enfermedades infecciosas como la meningitis o la encefalitis, malformaciones durante el embarazo, tumores o traumatismos cerebrales, factores hereditarios... Sin embargo, el resto de casos de epilepsia infantojuvenil se debe a causas idiopáticas (desconocidas).

¿Cómo saber si mi hijo es epiléptico?

Para identificar correctamente la epilepsia infantil, conviene tener claro cuáles son sus síntomas y características. Un niño tiene epilepsia cuando:

- Sufre dos o más crisis convulsivas sin factores desencadenantes, como la fiebre.

- Cuando aparece un episodio, pierde el conocimiento y presenta ausencias breves.

- Aparecen contracciones musculares violentas, con sacudidas de uno o varios músculos.

- Las crisis pueden acompañarse de alteraciones bucales, náuseas o sudoración excesiva, acompañadas de movimientos anormales.

Durante las crisis el niño puede perder el conocimiento Durante las crisis el niño puede perder el conocimiento

Las convulsiones son los síntomas más característicos de esta enfermedad. Éstas varían en función de la gravedad, la frecuencia y la duración, que generalmente se extiende desde pocos segundos hasta varios minutos. Existen varios tipos diferentes de convulsiones que varían según el lugar del cerebro en el cual se generan las descargas eléctricas. Principalmente diferenciamos entre convulsiones generalizadas, que afectan a todo el cerebro a la vez y convulsiones parciales, donde sólo se afecta una parte del cerebro. Algunas niños pueden experimentan ambas clases.

Además, la descarga eléctrica que desencadena la convulsión parcial puede propagarse y ocasionar una generalizada. Durante las crisis el niño puede perder el conocimiento y/o retorcerse con más o menos violencia. También puede sufrir dificultad para respirar. Cuando las convulsiones son leves, el niño tal vez presente ausencias, queda momentáneamente confundido o ignora el entorno.

¿Cómo se trata la epilepsia?

Los medicamentos para evitar convulsiones generalmente constituyen el primer paso en el tratamiento. En la mayoría de los niños la respuesta es satisfactoria con un medicamento, pero sin el primero no funciona, el médico probará con un segundo, o incluso un tercer medicamento antes de recurrir a combinaciones de medicamentos. Incluso los niños que responden satisfactoriamente a los medicamentos a veces sufre convulsiones, se denominan "convulsiones de recaída", esto no significa que se deben cambiar los fármacos.

La mayor parte de medicamentos antiepilépticos se comercializan en forma de comprimidos, jarabes o cápsulas. El neurólogo elegirá el medicamento según la edad y el tipo de epilepsia. Las dosis varían en función del peso y se reparten en dos o tres tomas al día. Es importante conocer los posibles efectos secundarios y las interacciones con otros medicamentos. Durante el tiempo que el niño tome el medicamento se realizarán controles de sangre para valorar la tolerancia y los niveles del fármaco en sangre. Las dosis se ajustan progresivamente según los resultados y la respuesta al tratamiento.

Es fundamental dar los medicamentos antiepilépticos regularmente Es fundamental dar los medicamentos antiepilépticos regularmente

Es fundamental dar los medicamentos regularmente, sin olvidar ninguna toma de los mismos. Si se pasa por alto una dosis, debe tomarse tan pronto como se pueda. Si ya es hora de la próxima dosis, se omite la dosis olvidada, nunca doblar la dosis indicada. Para facilitar su administración se recomienda que la toma del fármaco coincida con las comidas. Es indiferente tomarlo antes, durante o después de las mismas.

¿Qué conducta hay que seguir ante una crisis epiléptica?

Aunque la mayor parte de las crisis duran solo unos segundos o minutos, no está demás conocer cómo responder ante una. A continuación te explicamos algunos consejos de lo que debe o no hacerse, en tales circunstancias:

Qué hacer:

- Permanecer junto al niño hasta que concluya la crisis.

- Mantener en todo momento la calma. En algunas ocasiones las convulsiones pueden ser muy aparatosas y crear ansiedad en personas que no están acostumbradas, mantener la calma se convierte en algo fundamental para actuar correctamente y minimizar cualquier daño.

- Protegerle de cualquier lesión. Para ello, se recomienda retirar cualquier objeto duro o cortante que puede haber a su alrededor, y alejarlo de peligros potenciales como escaleras, estufas, agua...

- Siempre que sea posible intentar colocar algo plano y no excesivamente blando bajo la cabeza, por ejemplo, una chaqueta doblada. De este modo evitaremos golpes o hematomas en la cabeza.

- Como hemos mencionado, el niño puede presentar dificultad para respirar en estos momentos, para facilitarle la respiración, girar al niño al niño suavemente hacia un lado para que tenga libres las vías respiratorias.

- Por último, desabrochar o aflojar la ropa, especialmente en zona de cuello y pecho.

- Cuando termine la crisis, conviene tranquilizar al niño, en la mayoría de los casos están confusos y asustados. El niño puede estar desorientado durante unos minutos, recuérdale donde se encuentra. Es una buena idea llevar un diario o cuaderno de notas donde apuntar cuándo comenzó la crisis y cuando terminó, así como lo que sucedió antes y después de la crisis. Puede ser una información valiosa para su médico.

Hay que tranquilizar al niño, confuso y asustado, después de la crisis Hay que tranquilizar al niño, confuso y asustado, después de la crisis

Qué no hacer

- Nunca se debe tratar de contener al niño o de detener sus movimientos convulsivos. Contrario a lo que pueda parecer, no le hacemos ningún bien y podemos dificultar su respiración. Por tanto, no se debe sujetarle ni tratar de inmovilizarlo, salvo que corra un peligro inmediato.

- No administrar bebida ni medicamentos, ni siquiera los anticonvulsivos (siempre que éstos sean por boca), hasta que esté despierto y consciente para tragar correctamente.

- Importante, no abrir la boca ni introducir nada en ella, es un falso mito pensar que las personas puedan tragarse la lengua cuando sufren una crisis epiléptica.

- No realizar la reanimación cardiopulmonar a menos que el niño no respire una vez terminada la crisis.

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