En ocasiones, muchas personas han recibido por parte de un familiar o ser querido palabras que venían a decir que en la vida es bueno fracasar y cometer errores, ya que de ellos también se aprende. Pues estas palabras son de lo más adecuadas ya que una persona está constantemente expuesta a la toma de decisiones y ello implica hacer elecciones que tienen muchas posibilidades de salir bien pero muchas otras de fracasar.
Por ello, es importante ser conscientes de que día a día estamos expuestos al fracaso y que el mundo no termina con este, sino que sigue. No es viable pensar que por miedo a perder no se debe de tomar la iniciativa en la vida ya que de ser así, tampoco se llegará nunca al éxito. Lo importante es arriesgarse, pensar con cabeza y levantarse en caso de haberse caído. Dicho de otro modo, ver la parte positiva de los errores y tomarlos como un aprendizaje es el mejor de los consejos que se les puede dar a los hijos, que son más inexpertos en esto del errar debido a su corto recorrido vital.
No obstante, suele ser común ver el miedo en las personas a fracasar o errar. Y no es para menos, ya que es algo natural el hecho de que puedan surgir temores en este sentido. No obstante, es importante ser consciente de la existencia del fracaso y aprender a asumirlo como algo que puede darse ya que sólo así se podrá avanzar y mejorar. De nada vale dramatizar la situación y mucho menos, alentar a los hijos a que así lo hagan. Por ello, la actitud de los padres ante los errores de sus hijos es clave puesto que estos se verán influenciados en cierta parte por la reacción de sus referentes.
Por lo tanto, algunos consejos a tener en cuenta para que los hijos aprender que errar en la vida también puede ser bueno son:
- Ver el vaso medio lleno: O dicho de otra forma, pensar siempre de manera positiva. Como se ha comentado antes, de lo malo siempre puede sacarse la mejor parte. Es decir, ese aprendizaje que te permite aprender de los errores.
- Dejarles caer: Los hijos tienen derecho a errar y a caerse una y otra vez para aprender la lección. Por ello, es importante que los padres no les corten las alas y les den una protección excesiva ya que de esa manera nunca conocerán el fracaso y cuando lo vivan por primera vez será un auténtico drama para ellos. Por lo tanto, es fundamental no prestarles ayuda siempre para que ellos sepan que no les van a dar todo sin esfuerzo.
- Tomarse las cosas con filosofía: Hay que ayudar a los hijos a no frustrarse después de cada error. Para ello se recomienda darle a los fracasos la importancia que se merecen, ni más ni menos.
- Predicar con el ejemplo: Para los hijos, los padres son un ejemplo a seguir o lo que es lo mismo, un espejo sobre el que mirarse. Por lo tanto, será de verdadera importancia que los padres predicen con el ejemplo y sepan aprender de los errores y darse cuenta de que equivocarse también es bueno en la vida.
- No crear falsas ilusiones: Los padres, aunque a veces les parezca difícil, deben de ser realistas con sus hijos. No deben de asegurarles el éxito ni crearles falsas esperanzas. Simplemente deberán de limitarse a decirles que sólo a través del trabajo podrán conseguirlo, pero nunca asegurarse de que van a ganar. Para ello es bueno incentivarles al proceso y no al resultado. De no ser así, el errar para ellos será un auténtico drama.
- Ayudarles a creer en sí mismos: La confianza en uno mismo es de lo más relevante no sólo para la vida en general sino también para aprender a valorarse tal y como son, con sus errores y sus aciertos.
- Ser capaz de verbalizar el fracaso: Hablar de los errores es de lo más recomendable para poder asumirlos y hacer una reflexión que permita a los hijos quedarse con la parte positiva. No hacerlo y tratarlo como un tema tabú no llevará a nada positivo.
- No llevar el fracaso a lo más personal: Los hijos no deben de sentirse fracasados por el hecho de haber errado. Es decir, tienen que asumir el fracaso en cuestión pero no pensar que por eso son personas destinadas al fracaso y sin ningún tipo de valor o talento.
- No entender un fracaso como una victoria: Aunque de un error haya que quedarse con el aprendizaje, no hay que pensar que es algo positivo haberlo cometido. Se debe de aprender a entender el fracaso como tal y no a transformarlo en una victoria que no existe.
En conclusión, son muchas las maneras mediante las que se puede hacer comprender a los hijos que errar no tiene por qué ser necesariamente algo negativo.