A lo largo de lo años y con la creciente revolución de las nuevas tecnologías, han aparecido casos aislados en los que un bebé quedaba ciego por haberle hecho fotos con el flash de la cámara activado, ya sea del móvil, digital, analógica o profesional. Muchas veces no somos conscientes de que esto puede molestar, y no solo hablamos de los más pequeños sino de todas las personas.
Los bulos crecen
El daño de muchos niños en la vista es irreparable, pero seguramente no sea por causa de un flash mal disparado. El acontecimiento más sonado ocurrió en China en el año 2015, cuando un bebé de apenas unos meses de vida perdió la vista tras acudir sus padres al hospital porque no dejaba de llorar después de que un familiar le hiciera una fotografía con esta luz encendida.
Pero los expertos lo desmienten: este y los casos parecidos no tienen fundamento médico. Así que ya podemos dejar de preocuparnos tanto por estas noticias y centrarnos en lo importante: retratar lo mejor posible a nuestro bebé.
El flash es molesto para todos
Sí que es cierto que podemos crear daño y molestias en sus ojos, aunque para ello se necesitaría estar constantemente y de manera diaria haciéndole fotos con el flash. Lo que también hay que tener en cuenta es que ese fogonazo de luz molesta a cualquiera si se pilla desprevenido -¿quién no ha visto puntos de luz tras hacerse una foto con el móvil?-.
Por eso, los expertos recomiendan hacer fotos, sí; con flash, también; pero a una distancia prudente. Lo mejor es evitar esta ayuda extra de las cámaras para así no hacer daño a sus delicados ojos, mediante la luz natural o puntos donde no incidan directamente en sus retinas. Que además ayudaran a que la fotografía quede con un aspecto más normal y menos preparada.
Lo que sí sería perjudicial para su vista es mirar mucho rato directamente al sol o que un puntero láser se posicionara sobre sus ojos. Estos últimos concentran toda su luz en un solo punto, haciendo más daño a la vista humana. Por eso el flash, que es lo contrario por expandir la luz, no perjudican tan gravemente como algunos piensan.
Palabra de experto
Solo hay que ver a los médicos y pediatras, que realizan pruebas y operaciones a los bebés con utensilios que tienen más potencia que el flash de nuestras cámaras. O a los propios profesionales de las instantáneas, que utilizan focos y fogonazos de luz fuertes para captar la mejor faceta de nuestros pequeños. Y no se han quedado ciegos por ello.
Durante las primeras semanas de vida, y a lo largo de los meses previos de desarrollo, sí que es recomendable no enfocar ningún tipo de luz que sea muy blanca o fuerte sobre sus ojos. Esto podría crear problemas a lo largo de su crecimiento, aunque no es el caso del flash que es más intermitente.
Aun así, los bebés tienden a cerrar los ojos o apartar la vista de aquellas luces que le molestan, como un acto reflejo. Una acción que repetimos siendo ya más mayores, porque el propio cuerpo entiende que hay ciertas luces que afectan a nuestra retina, ya que, a pesar de todas las pantallas que utilizamos de forma diaria -que resultan incluso más perjudiciales para los niños y los no tan niños-, nuestros ojos están hechos para resistir.
Por lo tanto, cabe recordar que las fotos que hagamos con flash se capturarán mejor con una distancia prudencial, para no molestar al pequeño ni para que quede demasiado iluminado en nuestras instantáneas. Lo mejor para estos casos es la luz indirecta y, sobre todo, la natural. Podremos utilizar el flash en las fotos de nuestro pequeño sin hacerle ningún daño, siempre y cuando no se utilice de manera perseverante.