Sobre todo en los tiempos en los que vivimos, cuando 24 horas nunca son suficientes para realizar todas las actividades, trabajos o recados necesarios, es muy fácil que una familia se vea atrapada por el estrés. Este malestar interno es muchas veces responsable de posibles discusiones en familia que puedan surgir, pero es importante descubrir de qué manera podemos controlarnos para evitar así las discusiones en nuestra familia.
El estrés en el embarazo
Comenzamos desde el principio, con el estrés en los nueve meses de gestación. ¿Alguna vez te has preguntado de qué manera afecta a un bebé el estrés que se puede sentir durante el embarazo? Las preocupaciones, problemas para conciliar el sueño y dudas respecto al parto pueden provocar mucha ansiedad, y la recomendación número uno para ello es permanecer lo más tranquila posible a lo largo de todo el embarazo. Como todo en esta vida, es más fácil decirlo que hacerlo, pero siempre ayuda tener en cuenta las recomendaciones de los expertos.
Una embarazada tiene que pedir ayuda cuando lo necesite
Practica yoga. De hecho, después del parto también puedes seguir relajándote de esta manera e incluso tanto tú como el bebé podéis practicar estos ejercicios en el mismo centro y al mismo tiempo, para así disfrutar de una diversión multiplicada por dos.
Toma té y cualquier infusión que te relaje. No olvides que, sobre todo en verano, la natación tranquiliza muchísimo. Cuando te pongas nerviosa, recuerda respirar hondo.
Cómo el estrés de los padres afecta a los niños
Dicen que las discusiones no son en absoluto negativas para una pareja. De hecho, quien silencia sus sentimientos difícilmente puede tener una convivencia efectiva con su compañero. Pero cuando se trata de vivir bajo el mismo techo con niños, cuidar las formas resulta esencial. ¿Las peleas entre padres? ¿qué piensan los niños al respecto?
Cuando vivimos día tras día con las mismas personas, es normal que pequeños detalles tales como el desorden que provoca nuestra pareja en casa y la manera en la cual nunca jamás pone las cosas en su sitio, nos saquen de nuestras casillas. O la hora tardía en la que se va a dormir, y las molestias que nos provoca la luz de la lámpara que utiliza para leer el periódico cuando queremos dormir.
Pero los pequeños deben vivir en un ambiente positivo y relajado, y es por esta razón que debemos hablar en vez de gritar, y reflexionar y escuchar a nuestra pareja en vez de imponer nuestro punto de vista a toda costa.
No nos olvidemos de que un niño, cuando oye los gritos de sus padres y especialmente una mención a su persona, sentirá que tiene la culpa de la discusión, cuando realmente -y esto lo sabemos muy bien- es todo lo contrario.
Lo mejor que podemos hacer es respirar antes de dirigirnos a nuestro compañero cuando estamos enfadados, escuchar al otro para así fomentar la comunicación en pareja y, siempre que esté un hijo presente, ¡no gritar! Ellos lo agradecerán, y nosotros también.
Cuando un trabajador pasa pocas horas en casa
Es curioso pero, después de que el movimiento obrero finalmente consiguiese las 8 horas laborales para que los trabajadores en España disfrutaran de su merecido tiempo libre junto a sus seres queridos, ha surgido una adicción al trabajo capaz de eliminar radicalmente el tiempo de ocio.
Muchos hacen del trabajo su vida y, a pesar de que dedican horas extra con el objetivo de garantizar el bienestar de su familia y conseguir que nada les falte, lo que no comprenden es que muchas veces a su familia le es indiferente el dinero si lo que no recibe en casa es cariño.
Es un problema cuando un padre pasa más tiempo en su puesto de trabajo que en su propio hogar, y cuando llega a casa está demasiado estresado con sus responsabilidad laborales como para estar realmente presente en la cena.
Considerarlo un problema puede ser a veces difícil porque el trabajo en sí es positivo, al ser un compromiso necesario para triunfar en esta vida. Nadie duda, en cambio, de que un adicto al alcohol o un ludópata que sufre de una adicción al juego, necesitan ayuda. Pero la adicción a trabajar no es sólo un problema, sino un problema grave, pues los afectados se encuentran frecuentemente con reproches por parte de su familia y con estas críticas aseguran que esta persona trabaja demasiado. Se encuentra con que de repente pierde amigos, su vida entera gira en torno al trabajo, y dejar la empresa para llegar a casa con la familia puede resultar una agonía puesto que le invade la culpa. Incluso el tiempo libre le parecerá una pérdida de tiempo que no trae consigo nada bueno.
El trabajo es necesario, pero excederse hace que los hijos se sientan solos
¿El perfil del adicto al trabajo? Existen más casos de hombres que de mujeres, y suelen tener entre cuarenta y cincuenta años.
Es fácil comprender por qué siente infelicidad quien padece una adicción al trabajo . El estrés es un problema diario, y este individuo suele alejarse de su exterior para pensar y hablar únicamente del trabajo. Padece dolores intensos de cabeza y una mayor posibilidad de sufrir un ataque al corazón. Si el verano pasado las vacaciones supusieron para ti la cuenta atrás para el retorno a la oficina, y no sabes qué hacer con tu tiempo libre salvo pensar en el trabajo y planificar futuros proyectos laborales, debes comprender que el éxito profesional no lo es todo para ser feliz. Nadie tiene la obligación de ser perfecto, y en cambio todos nos merecemos disfrutar de nuestra familia y amigos, especialmente cuando se trata de los fines de semana y de las vacaciones veraniegas o navideñas. Tus hijos necesitarán dinero para sus estudios, pero más que eso necesitarán de tu apoyo y de tu presencia, porque sin ellos se sentirán solos, precisamente en la edad en la cual más necesitarán a su familia.
El primer paso es reconocer el problema como tal; después, buscar ayuda de quienes puedan ofrecérnosla, realizar actividades con nuestros seres queridos para reducir poco a poco las horas diarias que dedicamos al trabajo.