Todo niño pasa por una serie de etapas de tipo madurativo desde que es totalmente dependiente de los padres hasta que logra o consigue la independencia. Dicha etapas suponen un proceso largo y complicado para el pequeño por lo que es muy importante el contar con la ayuda de sus propios padres. Acto seguido te hablamos desde Bekia del citado desarrollo madurativo y de sus etapas para que las conozcas y puedas llegar a detectar si tu hijo sigue un desarrollo dentro de lo normal.
En qué consisten las etapas del desarrollo madurativo
A la hora de hablar de dichas etapas hay que distinguir dos áreas de desarrollo bien diferenciadas:
- Adquisición de funciones adaptativas, que a su vez comprende cuatro grandes áreas como son la psicomotricidad, la inteligencia, el lenguaje y la socialización.
- La otra gran área es el desarrollo psicoafectivo, en la que el niño poco a poco va a conseguir la independencia tanto psicológica como afectiva de sus padres.
Ambas áreas se relacionan pero van por caminos separados y su evolución es diferente la una de la otra. A partir de aquí un niño puede tener un desarrollo normal o sufrir algún tipo de patología que no le permita desarrollarse como debería.
Etapas del desarrollo madurativo
- La primera etapa se produce hasta los 18 meses de edad. En esta primera etapa el bebé es totalmente dependiente de su madre y la necesita tanto a nivel físico como psíquico. A partir de los 10 meses, el bebé ya es capaz de distinguir entre su madre y otras personas como familiares o amigos. Con el paso de los meses el bebé es capaz de pedir algunas cosas y poder moverse de manera autónoma.
Durante esta primera etapa de desarrollo madurativo la labor de los padres es esencial ya que depende de ellos que el bebé pueda ir conociendo aspectos y elementos que le ayuden a crecer y a desarrollarse perfectamente. Al final de esta etapa el bebé ya empieza a seguir una dieta y alimentación adecuada además de adaptarse a un horario claro para dormir.
- La segunda etapa es la que comprende de los dos a los tres años. Durante este momento, el pequeño tiene una gran actividad psíquica que se traduce en un cambio importante en su conducta. El niño busca hacer cosas solo sin que nadie le ayude lo que sin lugar a dudas fomenta su autonomía e independencia. En esta segunda etapa el pequeño ya es consciente de la mayoría de cosas que hace por lo que debe tener una serie de normas que debe cumplir. Ello va a suponer también que aparezcan las primeras rabietas en la famosa etapa del "no".
- La tercera etapa es la relativa a los cuatro y cinco años. Esta etapa se caracteriza porque se fortalece el vínculo entre el niño y los padres. Además de ello, el niño empieza a socializar mucho más con los demás. El tema sexual también empieza a asomar y son muchas las preguntas que el menor se hace y que los padres deben responder. La labor de los mismos es importante a la hora de conseguir un buen desarrollo tanto físico como mental.
- De los 6 a los 10 años se da la conocida como etapa de latencia. Durante este momento en la vida del niño coge mucha importancia y fuerza la figura del amigo. Dicha figura puede llegar a sustituir a la de los padres y el menor se siente más seguro frente a sus propios amigos. Dicho aspecto no debe preocupar en absoluto a los padres ya que permite que el niño vaya fortaleciendo su autonomía.
- De los once a los dieciocho se produce la etapa de la pubertad y de la adolescencia. En la misma el niño sufre unos cambios bastante importantes tanto a nivel físico como psíquico. La infancia llega a su fin y se entra en la etapa de la adolescencia. Aparece las primeras experiencias sexuales y el joven se muestra inconformista frente a todo lo que le rodea. Se trata de una etapa complicada tanto para el mismo joven como para sus padres.