Los padres muchas veces no se dan cuenta o no son conscientes del error que suelen cometer a la hora de etiquetar a sus propios hijos. El daño que puede provocar en el niño es inimaginable y con las mismas su autoestima y confianza resultan fuertemente minadas.
Los expertos en el tema desaconsejan el utilizar tanto etiquetas positivas como negativas ya que ambas acaban por perjudicar el buen desarrollo de los niños. Acto seguido te contamos por qué no deberías en ningún caso usar etiquetas con tu hijo.
Por qué no debes etiquetar a tu hijo
Desde que somos pequeños los padres cometen el gran error de etiquetar a sus hijos, sin tener en cuenta en ningún momento el daño a nivel emocional que se le hacen. Dicho daño no sólo se produce en el ámbito familiar sino que termina por trascender en el ámbito de la escuela o entre los propios amigos.
Las conocidas como etiquetas negativas se ponen a raíz de una conducta del niño que irrita los propios padres. De esta manera si al pequeño le cuesta hacer los deberes, el padre le etiqueta como torpe sin saber que ese adjetivo le puede ir minando su propia confianza y autoestima. Cada vez que el niño intente hacer los deberes o trabajos de la escuela, le vendrá a la cabeza la etiqueta de torpe y no será capaz de realizar dichos deberes provocando en su persona una gran frustración además de desgana.
Por el contrario las etiquetas positivas son aquellas que resaltan alguna cualidad o habilidad del niño. Aunque puede parecer lo contrario, son igual de dañinas que las negativas ya que el niño actúa de la manera que dice su padre con el fin de no defraudar a los demás. De esta manera si el padre considera que su hijo es una persona responsable y madura, el pequeño va a tener en todo momento la presión de tener en todo momento que ser responsable y de esta forma no terminar defraudando ni a su padre ni a los demás. Todos esperan mucho del niño y la ansiedad empieza a aparecer en el caso de que el pequeño no considere que ha hecho las cosas como la gente espera debido a la etiqueta impuesta por su padre.
Las etiquetas no son buenas
Como ya te hemos comentado más arriba las etiquetas no son nada buenas ya que aparte de minar la autoestima del niño se le termina por encasillar, algo que no es deseable en la vida de nadie.
En la mayoría de los casos, la etiqueta hace que el pequeño lleve en la espalda una gran carga que es difícil de dejar y le puede acompañar de por vida. Las etiquetas son malas para el niño pero también para el padre ya que se dirigirá a su propio hijo en base a la etiqueta impuesta sin tener en cuenta otra serie de cualidades que pueda tener.
Cómo evitar las etiquetas en los niños
Evitar las etiquetas no es una cuestión nada fácil ni sencilla ya que la mayoría de las familias acuden a las mismas de una manera habitual. Para ello el padre debe olvidarse en todo momento y reforzar el comportamiento del hijo aunque no le guste dicha conducta.
En tal caso, si el niño no hace bien los deberes, e s aconsejable el sentarse con él e intentar ayudarle a hacerlos. Una vez que los haga, es bueno el decirle que se ha esforzado mucho y que la próxima lo hará mucho mejor. Otro elemento importante consiste en evitar en todo momento apelativos cariñosos y halagos y escuchar al propio niño para que él mismo sea el que de acuerdo con sus emociones, se forje su propia personalidad.